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lunes, 18 de septiembre de 2017

Tor es una trampa, una herramienta de la inteligencia estadounidense? Hay algo en Internet libre de la CIA y NSA?

Yasha Levine: “En 2013 Tor recibió el 90% de su financiación del gobierno estadounidense”

El periodista de origen ruso señala que Tor podría ser “una trampa, una herramienta de la inteligencia estadounidense y una herramienta del ‘soft-power’”

BERLÍN // 
Cuando a Ramón Barnils le preguntaban por el periodismo de investigación siempre respondía lo mismo: “¿Es que hay otro?”. Yasha Levine podría dar exactamente la misma respuesta. 
Este periodista de origen ruso, cofundador en Moscú de the eXile, una publicación que puso el listón del periodismo ‘gonzo’ muy alto, Levine ha publicado varios sonados artículos de investigación en EE.UU. sobre la influencia política de los hermanos Koch o la fabricación de drones. 
Su cobertura del movimiento ‘Occupy’ en Los Ángeles le llevó a ser arrestado por la policía. 
Tras su paso por NSFWCORP (No Suitable for Work Corporation), Levine colabora hoy regularmente con el digital Pando Daily, principalmente con artículos de investigación sobre las empresas de software estadounidenses. Uno de sus últimos artículos, sobre Tor, ha dado mucho de qué hablar.
Antes de comenzar la entrevista, quizá deberíamos explicar a los lectores que nunca oyeron hablar de Tor de qué se trata…
Tor es una herramienta que supuestamente permite ocultar tu identidad en Internet, imposibilitando a otros saber quién eres y qué estás haciendo en la red. Es muy fácil de utilizar. 
Todo lo que hay que hacer es descargarse una aplicación que se instala en Firefox y después activarla y navegar por la red. Tor tiene muchísimos seguidores entre los activistas políticos y los periodistas, y ha recibido el apoyo de Edward Snowden, Glenn Greenwald y la Electronic Frontier Foundation. 
Quienes la apoyan la ven como una capa mágica que consigue hacer invisible a la gente mientras navega por la red y dicen que es vital para los disidentes políticos en regímenes totalitarios como el de China o Irán, pero también lo promueven como solución contra el espionaje de la NSA y del Estado estadounidense.
Hace unos meses escribiste un polémico artículo sobre Tor. ¿Quiénes son los desarrolladores detrás de este programa?
Hay un pequeño núcleo de desarrolladores que trabaja a tiempo completo para The Tor Network, una organización sin ánimo de lucro creada en el año 2005. 
Es un proyecto de código abierto, los voluntarios pueden contribuir a su desarrollo. Según parece, incluso la NSA envía periódicamente informes para resolver errores (‘bugs‘).
De acuerdo con tu investigación, los desarrolladores de Tor han tenido vínculos con las agencias gubernamentales, entre ellas la NSA.
Bueno, no es sólo que algunos de los desarrolladores tuviesen vínculos con agencias gubernamentales, es que todo el proyecto estuvo desarrollado y continúa siendo subvencionado por las agencias de seguridad estadounidenses, el Pentágono, el Departamento de Estado, USAID y otras agencias del gobierno federal dedicadas a expandir el poder de EE.UU. por todo el mundo.
Los orígenes de Tor se remontan a 1995, cuando científicos militares del Laboratorio de Investigación de la Marina estadounidense (Naval Research Laboratory) recibieron el encargo de desarrollar una tecnología que permitiese a los oficiales de inteligencia y militares emplear Internet en secreto sin miedo a ser desenmascarados por alguien que monitorice su actividad en la red. 
Pongamos por caso, un operativo de la CIA accediendo a su correo electrónico desde Siria o tratando de infiltrarse en una comunidad de usuarios yihadista o grupos militantes de defensa de los animales. Cualquiera que estuviese vigilando la conexión podría revelar su identidad.
Así que los científicos dieron con una idea: el llamado enrutamiento de cebolla (onion routing), un método que redirige el tráfico a una red peer-to-peer paralela y lo rebota aleatoriamente antes de enviarlo a su destino final. 
La idea era desplazar la dirección de IP para confundir y desconectar la información entre el origen y el destino de una conexión, haciendo imposible a un observador externo saber quién eres o qué estás haciendo en Internet.
Esta investigación estuvo financiada por la Oficina de Investigación de la Marina estadounidense y DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency), y estaba dirigida por un equipo de científicos (Paul Syverson, Michael Reed y David Goldschlag) en nómina del Laboratorio de Investigación de la Marina estadounidense, que tiene su sede en la base militar de Anacostia-Bolling, al sureste de Washington D.C. 
Lograron crear un sistema de onion routing que funcionaba, pero rápidamente se dieron cuenta de que anonimizar el tráfico era insuficiente si el sistema lo utilizaban exclusivamente espías y militares. 
Para ocultar mejor a sus agentes, Tor necesitaba ser utilizado por un grupo diverso de personas, y cuanto más diverso mejor:
 activistas, estudiantes, analistas de mercado, periodistas, narcotraficantes, hackers, consumidores de pornografía infantil, espías extranjeros, terroristas… el grupo tenía que ser lo más diverso posible, de ese modo los espías podrían ocultarse a plena luz del día entre la multitud, por así decirlo.
Por ese motivo Tor se desvinculó de su patronazgo institucional y se estableció como un proyecto de código abierto, comenzando a distanciarse de sus vínculos con los servicios secretos y el ejército.
La mayoría de la gente piensa que Tor es de algún modo hostil a EE.UU., pero de hecho continúa recibiendo la mayor parte de sus fondos de las mismas agencias militares y de inteligencia que lo crearon. 
En 2013 Tor recibió el 90% de su financiación del gobierno estadounidense, y la mayor parte la recibió del Pentágono.
Tor es, básicamente, un contratista privado del ejército. Es un contratista privado que opera sin beneficios, pero no por eso deja de ser un contratista del gobierno. 
El co-fundador de Tor, Roger Dingledine, incluso describió su trabajó de ese modo, diciendo en una conferencia de seguridad en 2004:
 “Trabajé para el gobierno estadounidense desarrollando tecnología de anonimización y poniéndola en marcha.”
Jacob Appelbaum, un antiguo colaborador de Wikileaks, también trabajó para Tor.
Sí, Jacob Appelbaum estuvo trabajando para Tor una temporada, primero como voluntario y luego, en 2008, como desarrollador en nómina.
Jacob es un hacker famoso y un conocido investigador de temas de seguridad cibernética. Uno “de los buenos”. Su conexión con Tor y Wikileaks es muy interesante. 
En 2010 ganaba cerca de 100.000 dólares anuales trabajando para Tor, cuya financiación procedía sobre todo el Departamento de Estado estadounidense y otras fuentes relacionadas. 
Justo entonces, Jacob apareció públicamente como un importante voluntario de Wikileaks. Utilizó su fama en el mundillo de los ‘hackers’ para promocionar la organización, ayudó a proteger los servidores de Wikileaks con Tor e incluso a que Assange pudiera escaparse de algunas conferencias cuando las autoridades estadounidenses le iban pisando los talones. 
Aquel mismo año, Rolling Stone publicó un reportaje sobre Jacob Appelbaum donde lo presentaba como un brillante rebelde tecno-anarquista que combatía valientemente el malvado aparato de vigilancia estadounidense, y lo llamaba “el hacker estadounidense de Wikileaks”.
Appelbaum también es una figura central en las filtraciones de la NSA de Edward Snowden. Si lo recuerdas bien, Edward Snowden primero contactó a Glenn Greenwald, pero Greenwald se desentendió tras considerarle un chiflado. 
Así que Snowden acudió a Laura Poitras. A diferencia de Greenwald, ella se tomó en serio a Snowden y decidió dedicarle algún tiempo para comprobar la veracidad de su historia. Snowden todavía no había revelado su identidad. 
Así que Poitras acudió a Appelbaum para que, con su experiencia, le asesorase.
Así que, como si tal cosa, tienes a un tipo que se pasó los últimos cinco años trabajando como asesor de seguridad para una iniciativa sufragada por las agencias de seguridad de EE.UU. pasando a colaborar estrechamente con Snowden.
Para hacer el caso aún más extraño, Edward Snowden operó varios nodos de Tor de alta velocidad mientas trabaja como contratista para la NSA y contactó y se reunió con otro desarrollador de Tor semanas antes de ponerse en contacto por primera vez con Glenn Greenwald.
¿Cuál es entonces, en tu opinión, el objetivo de Tor?
Bueno… hay varias posibilidades. 
En su forma más simple, Tor cumple la función para la cual fue originalmente creado por la Marina estadounidense y DARPA, esto es, una herramienta que permite ocultar la identidad de los agentes del gobierno en Internet mientras están operando. 
Todo lo demás –la protección de activistas, disidentes, periodistas, criminales, etc., en Internet– no es más que una tapadera para atraer a un grupo de usuarios tan diverso como sea posible, incrementando el potencial de Tor como herramienta de las agencias de inteligencia.
Teniendo en cuenta las recientes noticias de usuarios de Tor descubiertos por las agencias de inteligencia estadounidenses, el programa podría muy bien ser una gigantesca trampa, atrayendo a gente que tiene algo que ocultar para, luego, seleccionarlos y vigilarlos más de cerca.
Tor es también una herramienta del soft-power del Imperio, una herramienta contra países como China e Irán para dificultar su control de la red.
Tor podría ser todas esas cosas: una trampa, una herramienta de la inteligencia estadounidense y una herramienta del soft-power. No creo que estas funciones sean mutuamente excluyentes. De hecho, podrían muy bien ser perfectamente complementarias.
¿Cómo fue recibido tu artículo por los desarrolladores de Tor y la comunidad de usuarios?
No fue bien recibido. De hecho, no fue nada bien recibido. 
En lugar de saludarlo como un primer paso hacia un debate sobre los aspectos más problemáticos de Tor, mi investigación se encontró con una campaña de desprestigio liderada por algunos de los activistas anti-vigilancia y pro-privacidad más importantes del país, personas destacadas de la ACLU (American Civil Liberties Union), la Electronic Frontier Foundation, la Freedom of the Press Foundation y First Look Media, el medio financiado por Pierre Omidyar. 
Ninguno de ellos disputó los hechos, sino que recorrieron al tipo de tácticas para desprestigiar a periodistas utilizadas por los departamentos de relaciones públicas de las empresas petrolíferasEn otras palabras: trataron de desacreditar mi investigación calumniándome. Me llamaron agente de la CIA, violador, misógino, acosador, teórico de la conspiración, loco. 
Un desarrollador de Tor dijo que no merecía vivir, mientras que el principal experto en tecnología y privacidad de la ACLU comparó mi reportaje con los Protocolos de los Sabios de Sion. 
The Guardian publicó un artículo difamatorio de un partidario de Tor que me acusaba de ser un acosador sexual y por el cual el diario tuvo que retractarse y disculparse después. 
Incluso Anonymous se sumó a la campaña, utilizando su cuenta de Twitter principal para pedir mi muerte.
Se conoce poco la ideología neoliberal de activistas generalmente descritos como “anarquistas digitales”. ¿Cómo crees que influye en su actividad?
Sí, la ideología libertariana está estrechamente conectada con Tor y la mitología de Tor y otras tecnologías de privacidad de Internet. Puede haber usuarios legítimos de Tor. Por ejemplo, Tor puede proporcionar a algunas personas en otros países una buena herramienta para evitar la censura en Internet. 
A esta gente quizá no le importe si Tor está subvencionado y comprometido por el gobierno estadounidense, porque no están ocultándose del gobierno estadounidense. 
Están tratando de ocultarse de su propio gobierno. Pero los partidarios de Tor van más allá. Muchos de los más ardientes partidarios de Tor son libertarianos radicales, incluyendo desarrolladores de Tor como Jacob Appelbaum, que se ha creado una imagen de rebelde antigubernamental que se refugia en Berlín huyendo de sus perseguidores de la NSA. 
Están en contra de adoptar medidas políticas contra la vigilancia, se empecinan en creer que la solución es puramente tecnológica e individualista.
Y aquí es donde entra Tor en juego: no lo ven como una herramienta limitada, sino como una suerte de capa mágica, un objeto casi salido del mundo de Harry Potter, que puede protegerles del Gran Hermano. 
Por supuesto, los partidarios de Tor se enfadan cuando esta arma antigubernamental se revela como una herramienta del mismo gobierno que están combatiendo. 
Y en cuanto a desarrolladores de Tor como Appelbaum, no me cuesta entender por qué se enfadaron tanto. 
Han vendido una imagen pública de sí mismos como rebeldes que luchan contra la NSA, cuando en realidad han estado viviendo gracias a la generosidad de su némesis. Y a nadie le gusta ser descubierto como un fraude.

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