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miércoles, 27 de septiembre de 2017

La "Crisis" de los Rohingya : El Legado de Estados Unidos y su política actual en el Sudeste de Asia

Los acontecimientos sectarios en Myanmar, un intento norteamericano para cercar y desestabilizar a China

Además de esta gran estrategia del “CERCO”, Estados Unidos pretende rodear a China con una serie de crisis que le quitan fuerza, tranquilidad y seguridad para con su entorno directo, lo que la pondría a merced de los estadounidenses. 

Según el ex asesor de seguridad nacional norteamericano,  Zbigniew Brzezinski,  en su libro “Visión Estratégica”, China será un gigante económico pero sitiado por una serie de crisis.

Por su parte, los chinos temen esta estrategia del cerco, que podría convertirse en una plataforma para alentar a movimientos separatistas dentro de China con el apoyo de Estados Unidos. 
Washington y su aliado Arabia Saudita apoyan a los movimientos radicales en la región de Jinjiang, en el noroeste de China, y apoyan también a la causa separatista del Dalai Lama en el Tíbet contra el gobierno central de China. 
Además, apoyan también a Taiwán en su reclamo a la dirección china al retorno a la “madre patria”.
En este contexto, la actual crisis emergente en Myanmar, que se caracteriza por los disturbios en las zonas habitadas por los rohingyas en la ribera occidental del país, se enfoca en el contexto de la estrategia estadounidense encaminada a rodear a China con un cerco de varias crisis. 
De igual manera, la tensión que existe hoy en día entre budistas y musulmanes en Myanmar constituye una amenaza a la estabilidad del departamento de Yunnan en el sur de China, que colinda con la Meseta Tibetana y, por otro lado, la separa de la ribera sureste de China.
En dicha provincia hay alrededor de 800 mil musulmanes de la etnia  Hui cuya historia se remonta a más de mil años. 
Por lo tanto, provocar sediciones sectarias en Myanmar constituye una amenaza de desestabilización y de conflictos sectarios en la referida región china.
OTAN en el Mar Báltico

Zbigniew BrzezinskiInmigrantes bengalíes en Myanmar.

La "crisis" de los rohingya 

El legado de Estados Unidos y su política actual en el sudeste de Asia

Para los gobiernos occidentales, sus medios de comunicación y sus "ONG" es demasiado fácil sacudir las emociones de los ciudadanos occidentales. 
Una crisis humanitaria puede estar en curso durante años, pero si los gobiernos occidentales no tienen nada que ganar en ella (o son en parte responsables de ella), los medios occidentales poco tienen que decir y los ciudadanos de las naciones occidentales siguen siendo inconscientes de la misma. 
Si, por otro lado, los gobiernos occidentales deciden que algún grupo de personas asediado debe convertirse en la próxima causa humanitaria célebre en servicio de alguna intriga geopolítica, la prensa occidental se activa y, de repente, todo el mundo está indignado y pide "hacer algo" para ayudar a los pobres [inserte el nombre del grupo étnico o religioso en un punto de conflicto geopolítico específico]. Podríamos llamarlo "imperialismo humanitario".
El mundo entero ha tenido varias clases magistrales acerca de este tipo de manipulación, desde los bebés en incubadoras en la Kuwait del 91, pasando por ayudar a los pobres musulmanes bosnios y kosovares en la Yugoslavia del 99, y hasta los "45 minutos para la destrucción iraquí con armas de destrucción masiva" en el 2003; siendo la táctica más reciente y menos sofisticada la de reclamar que un líder determinado en una nación determinada es un "dictador que mata a su propio pueblo".
A pesar de estas oportunidades para informarse acerca de cómo funciona realmente el mundo, tal y como les ocurría a los perros de Pavlov, todavía podemos confiar en que la población mundial reaccionará de manera equivocada cuando suene la campana "humanitaria".
Tal es el caso de la reciente crisis 'humanitaria' en Myanmar, donde se nos dice que el pueblo "rohingya" está siendo perseguido por el ejército de Myanmar, y en respuesta, un "grupo anteriormente desconocido", el "Ejército de la Salvación Rohingya", comenzó a atacar puestos militares de Myanmar en la frontera con Bangladés en octubre de 2016, matando a policías y provocando represalias de las fuerzas de seguridad de Myanmar que han continuado este año; lo que provocó la crisis "humanitaria" por la cual todos en Occidente deberían estar enojados.
El origen de la versión moderna de la crisis se remonta a 2012 cuando estallaron disturbios en el estado de Rakhine porque una mujer budista del lugar fue presuntamente violada y asesinada por los rohingya
Diez rohingya fueron asesinados por budistas de Rakhine como represalia. En agosto de ese año, 57 musulmanes y 31 budistas habían sido asesinados y unas 90.000 personas fueron desplazadas por la violencia. 
Cerca de 2.528 casas también fueron quemadas, 1.336 pertenecientes a los musulmanes rohingya y 1.192 a los budistas de Rakhine
Si bien los medios de comunicación occidentales parecen decididos a presentar la situación en el Estado de Rakhine en términos simplistas de un pueblo apátrida perseguido por las autoridades de Myanmar, el problema sólo puede entenderse en el contexto de los juegos geopolíticos pasados y los que actualmente están jugando los principales poderes del mundo, siendo el más destacado Estados Unidos.
Birmania, Pakistán Oriental y el "Gran Juego"
Alrededor del 90% de la población de Myanmar es "asiática oriental", es decir, se ven como "asiáticos", y el mismo número son budistas. En el estado occidental de Rakhine, que limita con la Bahía de Bengala, hay aproximadamente 5 millones de personas étnicas de Rakhine o de Arakan que también son en su mayoría budistas y originalmente de la zona que ahora abarca Bangladés y la India. 
Además, en el estado de Rahkine hay alrededor de 1 millón de los llamados "pueblos rohingya"que son musulmanes y originarios de Bangladés, Pakistán e India. 
Muchos de los "rohingya" que actualmente están en Myanmar occidental emigraron allí durante el curso del último siglo huyendo de la pobreza y el conflicto en Bangladés.
Durante el gobierno británico en la India, las autoridades británicas trasladaron a un gran número de personas de Bengala (hoy Bangladés) a la Birmania británica para trabajar en plantaciones de té y caucho
Miles de bengalíes también fueron reclutados por el ISI paquistaní (asociado con la CIA) para luchar contra los soviéticos en Afganistán. 
Mapa que muestra la partición de la India en la India y Pakistán, Occidental y Oriental.
Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, los muyahidines bengalíes de lo que entonces era el Pakistán Oriental se llamaron a sí mismos "rohingya" y emprendieron un conflicto de bajo nivel con las autoridades birmanas en un esfuerzo por "liberar" el estado de Rakhine Norte e incorporarlo a lo que entonces era Pakistán Oriental (ahora Bangladés). 

Cuando Birmania obtuvo la independencia (de los británicos) en 1948, el gobierno birmano acusó a los muyahidines (y por implicación al gobierno paquistaní) de alentar la inmigración ilegal de miles de bengalíes del Pakistán Oriental al estado Rakhine en un esfuerzo por anexarla.

En el curso de los próximos 10 años, el ejército birmano derrotó con éxito a los "rohingya", es decir, los muyahidines bengalíes, obligando a muchos a huir de regreso a Pakistán Oriental, aunque muchos budistas birmanos fueron asesinados. 
En 1962, como resultado de que varios grupos minoritarios, incluyendo a los muyahidines bengalíes, presionaron por la federalización de Myanmar, los militares de Myanmar tomaron el poder en un golpe que instaló una dictadura que duró hasta 2011.
Cuando el dominio británico en la India terminó después de la Segunda Guerra Mundial, el subcontinente fue dividido en India y Pakistán, siendo Pakistán un Estado mayoritariamente musulmán dividido entre dos territorios a cada lado de la India.
Mientras que la población de ambas áreas era casi igual, el Pakistán Occidental tenía una masa de tierra mucho más grande y el poder político se concentró allí. 
En 1948, el gobierno de Pakistán convirtió al Urdu en el único idioma de la nueva nación, provocando protestas masivas en el territorio oriental de Pakistán (entonces llamado Bengala Oriental), donde la gran mayoría de la población era bengalesa y hablaba bengalí.
En 1949, los nacionalistas bengalíes formaron la "Liga Musulmana Pakami Awami" para representar los intereses de los paquistaníes orientales. Ante las crecientes tensiones sectarias y el descontento de las masas por la nueva ley, el gobierno prohibió las reuniones y manifestaciones públicas. 
Los estudiantes de la Universidad de Dhaka y otros activistas políticos desafiaron la ley y organizaron una protesta el 21 de febrero de 1952 que resultó en la muerte de varios estudiantes manifestantes por parte de la policía.
Las muertes provocaron disturbios civiles generalizados y, después de cuatro años de nuevos disturbios, el gobierno central cedió y concedió el estatus oficial a la lengua bengalí en 1956. 
A pesar de esto, la población de Bengala Oriental (en 1955 se había renombrado Pakistán Oriental) estaba siendo explotada por las autoridades de Pakistán Occidental y eran discriminados en el gobierno, la industria, la burocracia y las fuerzas armadas. 
En 1953 la palabra "musulmán" fue abandonada del nombre de la Liga Awami para reflejar el enfoque más bien laico del grupo político.
Muji anunciando el Plan de los Seis Puntos en 1966, en Lahore, Pakistán Oriental.
En 1970, cuando la liga Awami bajo el liderazgo de Sheikh Mujibur Rahman (conocido como el padre fundador de Bangladés) obtuvo una victoria aplastante en las primeras elecciones abiertas en una década, el resultado fue anulado por la junta militar en Pakistán Occidental y la Liga Awami lanzó el Movimiento de los Seis Puntos (que llamaba a una mayor autonomía para el Pakistán Oriental) y el Movimiento de No Cooperación que culminó en la Guerra de Liberación de Bangladés que involucró la tercera confrontación militar entre Pakistán y la India (las dos primeras tuvieron que ver con Cachemira). 

La guerra fue básicamente un intento del gobierno militar de Pakistán Occidental de aplastar el movimiento de independencia en Pakistán Oriental, pero dado que estos acontecimientos se estaban produciendo en plena Guerra Fría, el gobierno paquistaní no estaba actuando por sí solo. 

Pakistán se encontraba en la esfera de influencia "occidental" (desde 1950), mientras que la India estaba entre los "no alineados", lo que para el asesor de seguridad nacional de Nixon, Henry Kissinger, significaba ser "demasiado amistoso con los soviéticos".

Utilizando armas suministradas por el gobierno de Nixon a través de Jordania e Irán (en violación de las restricciones del Congreso), el ejército paquistaní occidental mató al menos a 500.000 bengalíes. 
En este esfuerzo fueron apoyados por Jamaat-e-Islami, un partido político islamista bangladés que abogaba por una forma extrema del islam y se oponía firmemente a un Bangladés independiente. Se sabía que los activistas del partido estaban trabajando con la inteligencia paquistaní (ISI) y por lo tanto también con los agentes de inteligencia estadounidenses. 
Como resultado del genocidio durante la guerra, hasta 2 millones de refugiados bengalíes huyeron al estado de Rakhine en Myanmar. Hoy en día, muchos de los rohingya son estos refugiados y sus hijos.
A diferencia de hoy, que los gobiernos de Estados Unidos tienden a darle mucha importancia a una dictadura que presuntamente "mata a su propia gente", hacia sus súbditos en Pakistán Oriental.
Como revelan las cintas y documentos de la Casa Blanca, Nixon y Kissinger apoyaban plenamente a sus aliados paquistaníes y estaban enojados porque el gobierno indio intentaba detener la locura. 
Mientras discutían el asunto en la Oficina Oval, Nixon le dijo a Kissinger que "los indios necesitan una hambruna masiva" mientras Kissinger se burlaba de aquellas personas a las que "se les partía el corazón por los moribundos bengalíes" y llamaba a la India una "marioneta soviética". 
El hecho de que Pakistán fuera una dictadura militar mientras que la India era una democracia de pleno derecho era irrelevante para estos dos paragones de virtud.
Con la masacre de los hindúes pakistaníes y los bengalíes en marcha, el consulado de Pakistán Oriental envió un telegrama de protesta a Washington que denunciaba la complicidad del gobierno estadounidense. Fue firmado por el Cónsul General, Archer Blood, y 20 miembros del personal. Declaraba, en parte:
Nuestro gobierno no ha podido denunciar la supresión de la democracia. Nuestro gobierno no ha podido denunciar las atrocidades. Nuestro gobierno no ha podido tomar medidas enérgicas para proteger a sus ciudadanos, mientras al mismo tiempo se ha hecho lo imposible para aplacar al gobierno dominado por Pakistán Occidental y para disminuir cualquier impacto negativo y merecido en las relaciones públicas internacionales contra ellos. 
Nuestro gobierno ha evidenciado lo que muchos considerarán como una quiebra moral, irónicamente, en un momento en el que la URSS envió al presidente Yahya Khan [entonces presidente de Pakistán] un mensaje en defensa de la democracia, condenando la detención de un líder de un partido mayoritario democráticamente elegido, coincidentemente pro occidental, y pidiendo el fin de las medidas represivas y el derramamiento de sangre....
Pero hemos optado por no intervenir, ni siquiera moralmente, con el argumento de que el conflicto Awami, en el que desgraciadamente se aplica el término sobrecargado de genocidio, es puramente una cuestión interna de un Estado soberano. Los estadounidenses han expresado su disgusto. Como funcionarios profesionales, expresamos nuestro disentimiento con la política actual y esperamos fervientemente que nuestros intereses verdaderos y duraderos aquí puedan ser definidos y nuestras políticas reorientadas.
El mismo Cónsul General, Archer Blood, proporcionó un relato de un episodio del genocidio directamente al Departamento de Estado y al Consejo de Seguridad Nacional de Henry Kissinger.

Él relató cómo, después de haber preparado su emboscada, los soldados regulares paquistaníes prendieron fuego a los dormitorios de las mujeres en la Universidad de Dacca; mientras las ocupantes huían del edificio, fueron segadas con ametralladoras suministradas por Estados Unidos. 10.000 personas murieron en los primeros tres días

Los intelectuales bengalíes también fueron atacados (como suele ser el caso en estas situaciones) con hasta 300 médicos, profesores, escritores y maestros asesinados y acorralados durante los últimos días del conflicto.

Sin embargo, Nixon y Kissinger no pueden ser acusados de no hacer nada en absoluto en respuesta a la situación. 
Poco después de que el telegrama de Archer Blood fuera enviado, éste fue removido de su cargo y, tan pronto Kissinger se convirtió en Secretario de Estado en 1973, rebajó a quienes habían firmado la protesta de genocidio en 1971.
En diciembre de 1971, el ejército pakistaní se rindió a la fuerza conjunta de los bengalíes "Mukti Bahini" y el ejército indio y la guerra de liberación de Bangladés llegó a su fin. 
El Sheikh Mujibur Rahman (el líder prooccidental de la Liga Awami mencionado en el telegrama de Blood) fue liberado de la prisión en Pakistán Occidental y se convirtió en el Primer Ministro de la nueva nación de Bangladés. 
Aparte de su aversión por la idea de la independencia para Pakistán Oriental por razones geopolíticas e ideológicas, Kissinger se estaba quemando por la mala prensa que había recibido durante la guerra y culpó a la Liga Awami y a su líder "Mujib" (como era conocido Rahman). Pronto tendría su venganza.
Los golpes transgeneracionales de la CIA y la Yihad de Estados Unidos
Khondaker Mostaq Ahmad
Mujib sirvió como primer Presidente de Bangladés desde el 11 de abril de 1971 hasta el 12 de enero de 1972, luego como Primer Ministro del 12 de enero de 1972 al 24 de enero de 1975 y luego Presidente de nuevo del 25 de enero de 1975 al 15 de agosto de 1975. 

En la noche del 14 de agosto de 1975, un grupo de oficiales menores del ejército invadió la residencia presidencial con tanques y mató a Mujib, a su familia y a su personal. 

Sólo sus hijas Sheikh Hasina Wajed y Sheikh Rehana, que estaban visitando Alemania Occidental, escaparon.

Como lo reveló el periodista veterano estadounidense, Lawrence Lifschultz, en un artículo de 2005 en el periódico bangladesí   The Daily Starla CIA estuvo directamente involucrada en el asesinato de Mujib que hundió Bangladés en varios años de golpes y contra golpes sangrientos.
Los jefes entre los conspiradores fueron Khondaker Mostaq Ahmad y el general Ziaur Rahman. Mostaq era un miembro de la Liga Awami y un confidente cercano de Mujib. Sin embargo, también había estado negociando en secreto con funcionarios de los Estados Unidos y con las autoridades paquistaníes para negociar un acuerdo de independencia para Bangladés.
Unos meses antes del asesinato de Mujib y su familia, Mostaq se había acercado a la embajada de Estados Unidos para obtener el apoyo local de EEUU para el golpe contra Mujib.
El embajador de Estados Unidos en Dhaka en ese momento era Eugene Boster. 
Boster le dijo a Lawrence Lifschultz que en enero de 1975 él personalmente había dado instrucciones estrictas de que ningún personal de la embajada tendría más contacto con ningún grupo que contemplara un golpe de Estado. 
Esto se extendió al jefe de la estación de la CIA, Philip Cherry, y su personal. Boster creía, sin embargo, que se había llevado a cabo una "evasión" evitando su autoridad como embajador. 
Cuando Boster contempló quién en el Departamento de Estado de los Estados Unidos podría haber tenido la autoridad o la inclinación de contrariar las órdenes del embajador en Dhaka, la respuesta obvia fue el "Presidente de Política Exterior", Henry Kissinger, quien era Secretario de Estado bajo la nueva administración de Ford. 
Cuando Lifschultz se encontró con Mostaq en su casa de Dacca en 1976, meses después del asesinato de Mujib y poco después de que el propio Mostaq fuera depuesto por el general Ziaur Rahman, Mostaq se negó a responder a cualquier pregunta sobre el golpe, indicando sólo que Lifschultz debería preguntarles a Nixon y Kissinger, ya que ellos lo "sabían todo".
Riéndose del asunto en 1971: Kissinger y Nixon.
Otro conspirador del golpe de Estado y asesinato de Mujib, según lo revelado por Lifschultz, fue Ijlal Haider Zaidi, funcionario de alto nivel del gobierno paquistaní. 

En 1975, Zaidi era también miembro de la "Célula Afgana", una especie de cámara de compensaciones para la inteligencia paquistaní y la creación de políticas paquistaníes en Afganistán. 

Esta "Célula Afgana" estaba fuertemente infiltrada por la inteligencia estadounidense y británica y fue responsable de reunir a los siete partidos religiosos islámicos de Afganistán que Pakistán reconocía como "gobernantes legítimos". 

En pocos años, estos "gobernantes legítimos" se convirtieron en los "muyahidines afganos" que fueron entrenados y armados por la CIA bajo la "Operación Ciclón" (y respaldados públicamente por Zbigniew Brzezinski) para librar una guerra contra los soviéticos en Afganistán. 

No es ningún secreto que los muyahidines afganos de Brzezinski y la CIA se transformarían más tarde en "al-Qaeda".

En 2004, se hizo un intento de asesinato contra la hija de Sheikh Mujibur Rahman ("Mujib"), Sheikh Hasina, que era la presidente de la opositora Liga Awami en ese momento. 
El ataque fue llevado a cabo por la organización islámica fundamentalista, Harkat-ul-Jihad al-Islami, e involucró a miembros que lanzaron 13 granadas contra la multitud donde Hasina estaba hablando. 
También estaba implicado en el ataque el mencionado Jamaat-e-Islami de Bangladés, que había participado en la masacre de bengalíes en la guerra de liberación de Bangladés en 1971 y que estaba siendo financiado por la inteligencia paquistaní y la CIA.
Hasina resultó herida pero sobrevivió al ataque y hoy es la Primera Ministra de Bangladés. En 2012, Tarique Rahman fue juzgado en ausencia por su participación en el ataque. 
Rahman es el actual Vicepresidente Senior del Partido Nacionalista de Bangladés y el hijo del General Ziaur Rahman, que estuvo involucrado en el golpe y asesinato del padre Mujib de Hasina en 1975, después de lo cual fue nombrado Jefe de las Fuerzas Armadas de Bangladés y fue Presidente de 1977-81, como se ha indicado anteriormente.
Actual primera ministra de Bangladés, Sheik Hasina.
En los últimos años, los grupos islámicos implicados en el ataque contra Hasina (entre muchos otros) - Harkat-ul-Jihad al-Islami - están estrechamente vinculados a "al-Qaeda" y fueron dirigidos por Ilyas Kashmiri y Mufti Abdul Hannan. 

Como era de esperar, ambos hombres fueron entrenados por la CIA y las fuerzas paquistaníes en Afganistán durante la guerra soviético-afgana. 

Al menos Kashmiri se convirtió en una figura importante de Al Qaeda y participó en los atentados de Bombay en 2008 y en el asesinato de Benazir Bhutto, por nombrar algunos (un activo de la CIA presuntamente había proporcionado la logística para los ataques de Mumbai).

Harkat-ul-Jihad al-Islami está dirigido por Abdul Quddus, un musulmán birmano que huyó a Pakistán en algún momento a principios de los años ochenta. 
Allí fue reclutado por la CIA y el ISI paquistaní para emprender la guerra en Afganistán. En 1988, el ala birmana de la organización - Harakat-ul-Jihad-al-Islami Arakan - se formó con el objetivo de "liberar" al Estado birmano de Rakhine, que tenía una mayoría musulmana en el norte. 
Este grupo ha surgido recientemente en Myanmar y estáliderando la propaganda y la ofensiva militar para "liberar al pueblo rohingya"
El líder de la organización, Abdul Quddus, tiene vínculos bien documentados con Lashkar-e-Taiba, o el Ejército de los Justos, una de las organizaciones terroristas islámicas más importantes de Asia del Sur que opera principalmente desde Pakistán y está financiada y armada directamente por la inteligencia paquistaní, que en sí mismo es títere del "estado profundo" de Estados Unidos. 
Se sabe que Lashkar-e-Taiba estáentrenando a reclutas de Aceh, en el norte de Sumatra, en preparación para la yihad contra las autoridades de Myanmar en el estado de Rakhine. 
El otro grupo implicado en el ataque de asesinato contra Hasina - Jamaat-e-Islami bangladés - también ha aparecido en la escena en apoyo de los "rohingya" y su (presunto) reclamo de una patria independiente en Myanmar.
Respecto a los ataques de "insurgentes" desconocidos el 25 de agosto de este año a más de 20 puestos militares de Myanmar en el estado de Rakhine, ahora está claro que los ataques simultáneos requerían una planificación meticulosa. 
En los meses previos a los ataques, hasta 50 personas, tanto musulmanes como budistas sospechosos de servir como informantes del gobierno, fueron degollados o macheteados a muerte con el fin de privar a los militares de Myanmar de información sobre la zona. 
Informes recientes de periodistas que trabajan en el área del estado de Rakhine del Norte sugieren fuertemente que la gente local, los musulmanes bengalíes y los budistas por igual, están furiosos de que estos "yihadistas" hayan provocado que las autoridades de Myanmar ataquen pueblos de la zona.
La siembra de la discordia en el Sudeste Asiático - Objetivo: China
Fuera de la costa del estado de Rakhine, hay un campo de gas enorme llamado "Than Shwe", nombrado en honor al general que gobernó por última vez Myanmar. 
La enorme reserva de gas fue descubierta en 2004. 
Para 2012, cuando comenzaron los primeros disturbios y la crisis de refugiados en el estado de Rakhine, China casi había completado el desarrollo de una parte del campo de gas. 
Hoy China ha conectado el puerto de Myanmar de Kyaukphyu (en el estado de Rakhine) con la ciudad china de Kunming en la provincia de Yunnan, a través de un oleoducto y un gasoducto de gas natural. 
El oleoducto transporta crudo de Oriente Medio y África, mientras que el gasoducto transporta hidrocarburos desde el campo de Than Shwe hasta China. 
Estos oleoductos tienen una importancia estratégica para China, no sólo para diversificar sus suministros de energía, sino también como una alternativa al uso de la ruta marítima del Estrecho de Malaca, a través de la cual pasa el 80 por ciento de todas las importaciones y exportaciones marítimas chinas
En 2015, en un mensaje no tan sutil a China, las marinas estadounidenses, japonesas, australianas y singapurenses participaron en los ejercicios navales 'Talisman Sabre' que simulaban el bloqueo de los estrechos
Oleoducto y gasoducto chinos desde el estado de Rakhine a China.
Bajo la cobertura de una verdadera crisis humanitaria, el conflicto en el estado de Rakhine del norte puede potencialmente extenderse hacia el sur y hacia otras partes de Myanmar, amenazando los actuales oleoductos chinos. 

China también tiene varios proyectos chinos planeados en el país, incluyendo el de la Zona Económica Especial de Kyauk Pyu, de 10 mil millones de dólares, operado por el grupo estatal chino CITIC y el cual China afirma que creará 100.000 puestos de trabajo en una de las regiones más pobres de Myanmar. 

Al crear un hueco de inestabilidad en las puertas de China en Myanmar, la iniciativa "Cinturón y Ruta de la Seda" de Pekín, que pretende unir económicamente a Eurasia, también está en riesgo

Si los grupos yihadistas pueden establecerse en Myanmar,otras naciones del sur de Asia pueden infectarse

Además, al demonizar a las autoridades de Myanmar por la persecución de los musulmanes "rohingya", una cuña puede ser conducida entre el gobierno de Myanmar y otras naciones asiáticas de mayoría musulmana como Indonesia y Malasia.

Todas estas tácticas parecen formar parte del "pivote" del gobierno estadounidense hacia Asia que fue oficialmente revelado por la administración Obama en 2011. Desde una perspectiva militar pública, este "pivote" pretende concentrar el 60 por ciento de la Marina y la fuerza aérea de Estados Unidos en la región del sudeste asiático. 
Desde una perspectiva militar y política encubierta, implica el desarrollo de una red de alianzas y asociaciones militares -incluyendo el apoyo encubierto de Estados Unidos a los mercenarios yihadistas (como lo han hecho en Siria) - que fueran necesarias para emprender la guerra contra China.
Entonces, ¿cuál es el mensaje central? 
El "pueblo rohingya" son bengalíes étnicos de Bangladés. 
No pertenecen a Myanmar. La razón por la que están allí se debe a varios factores, como el resultado de la intromisión occidental y la mala gestión del sudeste de Asia durante los últimos 100 años. 
Hoy en día, la situación de estas personas está siendo explotada por grupos yihadistas que históricamente han sido utilizados como instrumentos de las agencias de inteligencia occidentales mientras continúan jugando su "gran juego" de dominación mundial.
Como ocurre con tantas otras crisis humanitarias, no existe una preocupación real de parte de los políticos occidentales o sus medios de comunicación por la difícil situación de los inmigrantes bengalíes en Myanmar. 
El resultado final parece ser que los "rohingya" han llegado más o menos recientemente de Bangladés. 
Son inmigrantes ilegales contra quienes el gobierno de Myanmar ha estado luchando durante varias décadas para hacerles frente, porque han sido la fuente de conflictos periódicos y graves con la población budista local en Myanmar Occidental; quienes temen que, a medida que más y más inmigrantes de Bangladesh entren, la cultura y la religión local budista serán borradas. 
Además de esa crisis bastante normal (en estos días, de todos modos), hay yihadistas que la explotan y una chusma que se despierta en nombre del ISI paquistaní y sus compinches occidentales, en servicio de las intenciones geopolíticas ocultas más grandes, es decir, "contener a China". O es lo que parece, al menos.
Como dijo el propio Kissinger (haciéndose eco de las palabras del Lord británico Palmerston, otro fanático del genocidio): "Estados Unidos no tiene amigos ni enemigos permanentes, sino intereses"
EEUU no es un amigo de los inmigrantes bengalíes en Myanmar, ni de ningún otro grupo oprimido y privado de sus derechos en ninguna parte del mundo. 
Más bien, estos grupos son vistos como oportunidades para ser explotadas en el impulso perpetuo de la élite psicópata occidental por el poder y el control sobre la mayor cantidad posible de recursos naturales y humanos del mundo.

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