¿Un Ejército Europeo?
Gasto militar en la UE
en un contexto de recortes
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- junio 30º, 2014
Ficha técnica:
Ciclo: segundo ciclo de Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional
Elaborado por: Transnational Institute (TNI) y Centro JM Delàs
Año: 2013
Entradas relacionadas: La deuda militar española.
Descripción del recurso
Esta infografía analiza la evolución del gasto militar en la Unión Europea en el periodo 2002-2012, periodo que comprende el estallido de la crisis financiera de 2007 y la aplicación de las políticas de recortes de gastos sociales (y de derechos) con las que los gobiernos han respondido.
Como indica la infografía, en casi todos los Estados, los gastos militares han aumentado o se han mantenido respecto a los de hace una década, cuando no hay amenazas militares a la vista.
Pero, además de subrayar el fuerte aumento de los gastos militares en ese periodo, el material pone en perspectiva el significado de ese gasto cuando se ubica en un contexto de fuertes recortes sociales y de austeridad para muchas personas.
Es más, el gasto militar figura entre los factores que han causado y perpetúan la crisis económica.
Resulta llamativo algunos de los países donde más han crecido los gastos militares sean aquellos en los que más duros han sido los recortes: en Grecia y España aumentaron más de un 51% (en 2009 y 2008, respectivamente), porcentaje solo superado por Finlandia (66%).
La infografía rebate el argumento que justifica la industria militar “porque crea empleo”, ya que, como se ve, genera mucho más empleo la sanidad, la educación o el transporte público.
Este material divulgativo que se adapta bien para introducir en el aula el debate sobre el militarismo y desmontar algunas falacias.
En línea con la infografía, Transnational Institute ha elaborado el informe Armas, deuda y corrupción, de Frank Slijper, abril 2013 (disponible en http://www.tni.org/es/briefing/armas-deuda-corrupcion ), del que destacamos las principales ideas:
Los elevados niveles de gasto militar en países que actualmente se encuentran en el epicentro de la crisis del euro jugaron un papel importante como factor causante de sus crisis de deuda.
Grecia ha sido el país europeo que más ha gastado en términos relativos en el ámbito militar en la mayoría de los últimos 40 años, gastando el doble de porcentaje de su PIB en defensa que la media europea.
El gasto militar español aumentó un 29% entre el año 2000 y 2008, debido a grandes compras de armas, y ahora se enfrenta a tremendos problemas para pagar las deudas por sus programas militares innecesarios.
Como dijo un antiguo secretario de Estado de Defensa en el año 2010:
“Nunca debimos haber adquirido sistemas que no íbamos a usar, para situaciones de conflicto que no existían y, lo que es peor, con fondos de los que no disponíamos ni entonces ni ahora”. Incluso en el caso de la última víctima de la crisis, Chipre, parte de sus problemas de deuda se deben a un incremento de un 50% en gasto militar en la pasada década, principalmente a partir de 2007.
Las deudas generadas por la venta de armas han sido a menudo resultado de negocios corruptos entre miembros gubernamentales, pero ahora recaen sobre ciudadanos ordinarios que deben hacer frente a recortes salvajes en servicios sociales.
Una serie de investigaciones sobre un contrato de armas firmado por Portugal en 2004 para comprar dos submarinos por mil millones de euros, cerrado por el entonces primer ministro José Manuel Durão Barroso (ahora presidente de la Comisión Europea) han revelado la existencia de más de una docena de contratos de intermediación y consultoría sospechosos, que costaron a Portugal al menos 34 millones de euros.
Las autoridades judiciales están investigando hasta ocho contratos de armas firmados por el Gobierno griego desde los años noventa debido a posibles sobornos y comisiones ilegales a políticos y funcionarios del Estado.
El gasto militar ha disminuido como resultado de la crisis en los países más afectados por ella, pero la mayoría de Estados aún tienen niveles de gasto militar similares o superiores a los de diez años atrás.
La lista de los países con mayor gasto militar del mundo revela que el Reino Unido ocupa el cuarto puesto, Francia el quinto, Alemania el noveno, e Italia el undécimo. Italia, a pesar de verse aquejada por una deuda de 1,8 billones de euros, destina una mayor cantidad de su PIB a gastos militares que el mínimo registrado, en el año 1995, desde el fin de la Guerra Fría.
Los recortes en gasto militar, cuando se han aplicado, han repercutido casi siempre en las personas: reducciones de personal y rebajas en las pensiones y salarios, y no en las compras de armas.
De hecho, el presupuesto para la compra de armas pasó de 38.800 millones de euros en 2006 a 42.900 millones de euros en 2010 –un incremento superior al 10%–, mientras que los costes de personal descendieron de 110.000 millones en 2006 a 98.700 millones en 2010, una reducción del 10 por ciento que tuvo lugar en gran medida entre 2008 y 2009.
Mientras que países como Alemania han insistido en los recortes más severos del presupuesto social de los países en crisis para el pago de la deuda, han hecho mucho menor hincapié en los recortes en gasto militar que podrían poner en peligro la venta de armas.
Francia y Alemania presionaron al Gobierno griego para que no redujera su gasto de defensa. Actualmente, Francia está negociando un contrato de arrendamiento con Grecia para dos de las fragatas más caras de Europa; este sorprendente proyecto, dicen, está motivado por “consideraciones de orden político, más que una iniciativa de las fuerzas armadas”.
En 2010, el Gobierno holandés concedió licencias de exportación por valor de 53 millones de euros para equipar a la fuerza naval griega.
Como señaló un asistente del entonces primer ministro griego, Yorgos Papandréu: “Nadie nos está diciendo ‘compren nuestros buques de guerra o no vamos a rescatarlos’. Pero se desprende claramente que serán más solícitos si lo hacemos”.
El elevado y continuado gasto militar ha generado un auge de los beneficios de las empresas armamentísticas y un impulso aún mayor a la exportación de armas, ignorando toda consideración relativa a derechos humanos.
Las cien mayores empresas del sector vendieron armas por valor de 318.000 millones de euros en 2011, un 51% más en términos reales que en 2002.
Anticipando una demanda nacional decreciente, la industria recibe un apoyo político más activo para promocionar la exportación.
A principios de 2013, el presidente francés, François Hollande, viajó a los Emiratos Árabes Unidos para promocionar la venta del avión de combate Rafale.
El primer ministro británico, David Cameron, también viajó a los Emiratos Árabes Unidos y a Arabia Saudí en noviembre de 2012 con el objetivo de promover grandes contratos de venta de armas.
España está pendiente de lograr un controvertido contrato con Arabia Saudí para vender 250 tanques Leopard 2, en competencia con Alemania, la constructora original del tanque.
Son muchos los estudios que prueban que la inversión militar es la manera menos eficiente de crear puestos de trabajo, con independencia de los otros costes del gasto militar.
Según un estudio de la Universidad de Massachusetts, un gasto de defensa por valor de mil millones de dólares crea los mínimos puestos de trabajo, menos de la mitad de lo que podrían generar como inversión en educación y transporte público.
En momentos de gran necesidad de inversión en creación de puestos de trabajo, invertir en un estamento militar excesivo y derrochador no es justificable dado el número de puestos de trabajo que dicha inversión podría generar en áreas como la salud y el transporte público.
Y si quieres utilizar la infografía en inglés, puedes hacerlo pinchandoaquí.
Otras lecturas recomendadas en el contexto español:
El complejo militar-industrial: un parásito de la economía española, de Pere Ortega y Camino Simarro, informe nº 12, Centro JM Delàs (Justicia y Paz), abril 2012.http://www.centredelas.org/images/stories/adjunts/905_informe12_cas.pdf
Liquidación del gasto de denfensa 2012, por Utopía Contagiosa, 2014.http://es.scribd.com/doc/228973749/Liquidacion-Gasto-Defensa-2012
¿Un Ejército Europeo?
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- octubre 22º, 2015
En la actualidad, según la AED (Agencia Europea para la Defensa), si sumásemos los componentes de los ejércitos de Europa (sin contar Dinamarca, los Balcanes o Turquía) obtendríamos un total de 1.435.693 militares, en una tendencia claramente descendente.
Número de militares de los países que componen la Agencia Europea para la Defensa (Fuente: AED)
El gasto total se situaría en 186.373 millones de euros anuales (según las cifras oficiales, aunque es muy posible que la cifra real sea mayor, ya que existen informes que hablan de 210.000 millones de euros, incluso superiores). Por desgracia, no se han establecido criterios aceptados internacionalmente a la hora de contabilizar las cifras, ya se trate del número de militares o del gasto realizado (sin hablar del gasto oculto), lo que genera importantes oscilaciones que favorecen la falta de trasparencia.
Países que componen la Agencia Europea para la Defensa (Fuente: AED)
La contabilidad del número de militares puede ser voluble. Por ejemplo, si para ello se contabilizan a los cuerpos militarizados (la Guardia Civil en España) las cifras serían más altas.
Lo mismo sucede con el gasto, ya que si nos fiamos de los datos oficiales tendremos unas cifras (5.913 millones de euros en España) más bajas que las ofrecidas por otros organismos y organizaciones (la AED habla de 9.495 millones, SIPRI cifra en 11.079 millones y otras informaciones lo elevan a 25.206 millones de euros).
¿Tenemos muchos o pocos militares? ¿Gastamos mucho o poco en Defensa?
Cuando se habla de ejércitos hay tres referentes en el mundo con los que compararse por razones obvias: Estados Unidos, China y Rusia.
Sorprende comprobar que la suma de los militares de los países europeos (1.435.693 militares en 2013) es superior a los que tiene Estados Unidos (en 2013, 1.370.329 militares; unos 16.000 componentes menos en 2014, año del que no hay datos publicados por la AED).
Evolución del personal militar según David Coleman (History in Pieces)
No menos asombroso es comprobar que los países europeos doblan el número de militares rusos aunque hay discrepancias en las cifras. Hay fuentes que sitúan al ejército ruso en unos 750.000 componentes, aunque las cifras son variables por su propia naturaleza y opacidad.
En un artículo de la BBC (Cómo Putin ha fortalecido el nuevo ejército de Rusia, 7 de abril de 2014) se habla de unos 270.000 (sin contar a los reservistas) aunque en otros informes las cifras se elevan hasta los 900.000. En cualquier caso, son claramente inferiores al total europeo.
El ejército chino posee unos 2.300.000 militares, muy por encima de todos los ejércitos del mundo, lo que es razonable si tenemos en cuenta su elevada población.
Gastos similares a China, mayores que Rusia y menores que USA
El gasto en Defensa de los países europeos suma, como hemos comentado antes, 186.373 millones de euros anuales. Esta cantidad supone, según datos del SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), una cifra similar a lo que gastan los chinos (216.371 millones de dólares, unos 189.173 millones de euros), más del doble de lo que gastan los rusos (84.462 millones de dólares, unos 73.845 millones de euros), aunque algo menos de la mitad de lo que gastan los Estados Unidos (609.914 millones de dólares, unos 533.248 millones de euros).
Hay que tener en cuenta las diferencias salariales existentes con China o Rusia para establecer cualquier comparación. Por ello, si bien es evidente que el gasto por soldado es muy inferior en Europa al que realizan los Estados Unidos, la comparativa no es tan sencilla con las anteriores potencias mencionadas.
¿Sería una solución un Ejército Europeo?
Una opción, propuesta por varias personalidades autorizadas, podría ser la creación de un ejército europeo.
El alto número de componentes existentes en los ejércitos europeos es desproporcionado tanto para la cantidad de militares europeos desplegados en zonas en conflicto como para las necesidades propias de defensa (Rusia tiene un mayor espacio que defender, diecisiete millones de km2 por menos de siete millones en Europa) o la política exterior existente.
Este desajuste se hace más acusado si tenemos en cuenta que las fronteras y los vecinos rusos son bastante más conflictivos que los europeos.
Si analizásemos en profundidad el armamento europeo, otra cuestión que daría para un debate extenso, comprobaríamos que existen evidentes problemas estructurales al no existir una política común.
En este marco, hay situaciones difíciles de explicar como los recortes de Alemania o Francia a la vez que estos mismos países presionan para mantener el elevado gasto de Grecia, sin olvidar las incomprensibles compras en España o los recortes en personal pero no en contratos de armamento en Italia (Armas, deuda y corrupción, “El gasto militar y la crisis de la UE”, Frank Slijper, 2013). Todo ello sin tener en cuenta lo absurdo que supone realizar inversiones en investigación bajo una modalidad de competencia en lugar de cooperación.
Publicación del CENTRE DELÀS D´ESTUDIS PER LA PAU
¿Quiénes son los beneficiados de la no formación de un ejército europeo?
Los de siempre: la industria que fabrica las armas, las empresas suministradoras de material o equipamiento (por ejemplo, El Corte Inglés en España), los bancos que siempre ganan dinero (BSCH, BBVA, etc.) y los políticos (a mayores compras, mayores puertas giratorias). Hablamos siempre de la escala nacional.
¿Sería beneficioso un Ejército Europeo?
Entendiendo que la desaparición de los ejércitos no es posible en el escenario actual, sería bueno que gastásemos lo menos posible sin perder en cuestiones tan importantes como seguridad, operatividad, mantenimiento o formación. Un ejército europeo se supone que serviría para ello.
¿Consecuencias de la creación de un ejército europeo?
La creación de dicho ejército provocaría la desaparición de muchas empresas dedicadas a la fabricación de armas, haría perder dinero a muchos bancos y cerraría muchas puertas giratorias (a escala nacional), ya que al centralizar las ventas es inevitable que los beneficios y las “puertas giratorias” también se concentren.
También podría suponer un mayor control en la fabricación y comercialización de armas, así como un mayor peso de los derechos humanos en dichas transacciones.
Por desgracia, dependería mucho de los niveles de trasparencia que se alcanzasen y del grado de independencia de los órganos responsables de autorizar dicho comercio.
¿Qué ejército queremos?
Tanto si mantenemos los ejércitos nacionales como si evolucionamos a un ejército supranacional es necesario plantearse qué tipo de ejército o de industria armamentista vamos a desarrollar y que en ese debate participen todos los ciudadanos, de forma abierta y plural.
No sería menos importante que recapacitemos sobre la política exterior que los europeos pretendemos implementar, en lugar de dejarla en manos de políticos influenciados por los diferentes grupos de presión.
¿Cuál es el peligro?
Uno de los peligros de un ejército europeo, como bien se alerta en diferentes artículos (utopiacontagiosa.org), es la posibilidad de convertirse en un instrumento más manejable para intereses que no respondan a lo que los ciudadanos quieren o necesitan.
Pudiera suceder que no se redujese el número de soldados o el gasto militar, ocurriendo justamente lo contrario.
Lo que es peor, que esto suceda de forma injustificada, opaca e incontrolada.
Un ejército único es un ejército concentrado que inevitablemente contaría con un peso mayor en las decisiones a escala global. Europa se tendría que beneficiar necesariamente de ello e intentar desarrollar otra geopolítica más responsable e independiente.
¿Sería necesario seguir en la OTAN? ¿Le interesa a los Estados Unidos la creación de un ejército europeo unido?
Sin duda, la OTAN sería una institución cuya existencia se vería amenazada muy seriamente por un ejército europeo, aunque si ha conseguido sobrevivir a la caída del muro de Berlín es muy probable que tenga más vidas que Volkswagen.
¿Cómo evitar las desventajas de un ejército único?
Sería necesario reorganizar las estructuras europeas intentando eliminar el evidente déficit democrático existente, lo que evitaría que el ejército europeo fuese usado como una marioneta. Si una organización no es democrática, es muy complicado que sus ejércitos sean usados para el bien común y no para determinados intereses.
Las ventajas
Las primera ventaja de un ejército supranacional debería ser la reducción del gasto militar provocada por la disminución del número de efectivos y del armamento, sin que se pierda capacidad operativa.
Por otro lado, Europa se convertiría en un actor principal en el mundo, lo que le obligaría a tomar mayores decisiones y a nosotros, los ciudadanos, participar de ellas de forma más activa.
Conclusión
En mi opinión, un ejército supranacional es una gran idea (como lo fue Europa durante mucho tiempo), pero en la práctica es muy posible que el ser humano se encargue de estropearlo.
Puede ser que se use de forma inadecuada o que aumente el gasto militar, el número de soldados y, todo ello, sin justificación alguna.
Lo más preocupante es comprobar la opacidad existente en Europa, donde ahora mismo se están procudiendo negociaciones en secreto (como las del TTIP) gracias a la complicidad de los grandes medios de comunicación (¿han visto u oído debates serios al respecto?
Si le dedicasen el mismo tiempo a los debates serios que a las ventosidades de algún personaje público, nos iría bastante mejor). Si no se mejoran los niveles de transparencia y participación ciudadana, dará igual el modelo de ejército.
Luis Gonzalo Segura es exteniente del Ejército de Tierra y autor de las novelas “Código rojo” (2015) y “Un paso al frente” (2014).
“Código rojo le echa huevos al asunto y no deja títere con cabeza. Se arriesga, proclamando la verdad a los cuatro vientos, haciendo que prevalezca, por una vez, algo tan denostado hoy en día como la libertad de expresión” (“A golpe de letra” por Sergio Sancor).
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- octubre 22º, 2015
En la actualidad, según la AED (Agencia Europea para la Defensa), si sumásemos los componentes de los ejércitos de Europa (sin contar Dinamarca, los Balcanes o Turquía) obtendríamos un total de 1.435.693 militares, en una tendencia claramente descendente.
Número de militares de los países que componen la Agencia Europea para la Defensa (Fuente: AED)
El gasto total se situaría en 186.373 millones de euros anuales (según las cifras oficiales, aunque es muy posible que la cifra real sea mayor, ya que existen informes que hablan de 210.000 millones de euros, incluso superiores). Por desgracia, no se han establecido criterios aceptados internacionalmente a la hora de contabilizar las cifras, ya se trate del número de militares o del gasto realizado (sin hablar del gasto oculto), lo que genera importantes oscilaciones que favorecen la falta de trasparencia.
Países que componen la Agencia Europea para la Defensa (Fuente: AED)
La contabilidad del número de militares puede ser voluble. Por ejemplo, si para ello se contabilizan a los cuerpos militarizados (la Guardia Civil en España) las cifras serían más altas.
Lo mismo sucede con el gasto, ya que si nos fiamos de los datos oficiales tendremos unas cifras (5.913 millones de euros en España) más bajas que las ofrecidas por otros organismos y organizaciones (la AED habla de 9.495 millones, SIPRI cifra en 11.079 millones y otras informaciones lo elevan a 25.206 millones de euros).
¿Tenemos muchos o pocos militares? ¿Gastamos mucho o poco en Defensa?
Cuando se habla de ejércitos hay tres referentes en el mundo con los que compararse por razones obvias: Estados Unidos, China y Rusia.
Sorprende comprobar que la suma de los militares de los países europeos (1.435.693 militares en 2013) es superior a los que tiene Estados Unidos (en 2013, 1.370.329 militares; unos 16.000 componentes menos en 2014, año del que no hay datos publicados por la AED).
Evolución del personal militar según David Coleman (History in Pieces)
No menos asombroso es comprobar que los países europeos doblan el número de militares rusos aunque hay discrepancias en las cifras. Hay fuentes que sitúan al ejército ruso en unos 750.000 componentes, aunque las cifras son variables por su propia naturaleza y opacidad.
En un artículo de la BBC (Cómo Putin ha fortalecido el nuevo ejército de Rusia, 7 de abril de 2014) se habla de unos 270.000 (sin contar a los reservistas) aunque en otros informes las cifras se elevan hasta los 900.000. En cualquier caso, son claramente inferiores al total europeo.
El ejército chino posee unos 2.300.000 militares, muy por encima de todos los ejércitos del mundo, lo que es razonable si tenemos en cuenta su elevada población.
Gastos similares a China, mayores que Rusia y menores que USA
El gasto en Defensa de los países europeos suma, como hemos comentado antes, 186.373 millones de euros anuales. Esta cantidad supone, según datos del SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), una cifra similar a lo que gastan los chinos (216.371 millones de dólares, unos 189.173 millones de euros), más del doble de lo que gastan los rusos (84.462 millones de dólares, unos 73.845 millones de euros), aunque algo menos de la mitad de lo que gastan los Estados Unidos (609.914 millones de dólares, unos 533.248 millones de euros).
Hay que tener en cuenta las diferencias salariales existentes con China o Rusia para establecer cualquier comparación. Por ello, si bien es evidente que el gasto por soldado es muy inferior en Europa al que realizan los Estados Unidos, la comparativa no es tan sencilla con las anteriores potencias mencionadas.
¿Sería una solución un Ejército Europeo?
Una opción, propuesta por varias personalidades autorizadas, podría ser la creación de un ejército europeo.
El alto número de componentes existentes en los ejércitos europeos es desproporcionado tanto para la cantidad de militares europeos desplegados en zonas en conflicto como para las necesidades propias de defensa (Rusia tiene un mayor espacio que defender, diecisiete millones de km2 por menos de siete millones en Europa) o la política exterior existente.
Este desajuste se hace más acusado si tenemos en cuenta que las fronteras y los vecinos rusos son bastante más conflictivos que los europeos.
Si analizásemos en profundidad el armamento europeo, otra cuestión que daría para un debate extenso, comprobaríamos que existen evidentes problemas estructurales al no existir una política común.
En este marco, hay situaciones difíciles de explicar como los recortes de Alemania o Francia a la vez que estos mismos países presionan para mantener el elevado gasto de Grecia, sin olvidar las incomprensibles compras en España o los recortes en personal pero no en contratos de armamento en Italia (Armas, deuda y corrupción, “El gasto militar y la crisis de la UE”, Frank Slijper, 2013). Todo ello sin tener en cuenta lo absurdo que supone realizar inversiones en investigación bajo una modalidad de competencia en lugar de cooperación.
Publicación del CENTRE DELÀS D´ESTUDIS PER LA PAU
¿Quiénes son los beneficiados de la no formación de un ejército europeo?
Los de siempre: la industria que fabrica las armas, las empresas suministradoras de material o equipamiento (por ejemplo, El Corte Inglés en España), los bancos que siempre ganan dinero (BSCH, BBVA, etc.) y los políticos (a mayores compras, mayores puertas giratorias). Hablamos siempre de la escala nacional.
¿Sería beneficioso un Ejército Europeo?
Entendiendo que la desaparición de los ejércitos no es posible en el escenario actual, sería bueno que gastásemos lo menos posible sin perder en cuestiones tan importantes como seguridad, operatividad, mantenimiento o formación. Un ejército europeo se supone que serviría para ello.
¿Consecuencias de la creación de un ejército europeo?
La creación de dicho ejército provocaría la desaparición de muchas empresas dedicadas a la fabricación de armas, haría perder dinero a muchos bancos y cerraría muchas puertas giratorias (a escala nacional), ya que al centralizar las ventas es inevitable que los beneficios y las “puertas giratorias” también se concentren.
También podría suponer un mayor control en la fabricación y comercialización de armas, así como un mayor peso de los derechos humanos en dichas transacciones.
Por desgracia, dependería mucho de los niveles de trasparencia que se alcanzasen y del grado de independencia de los órganos responsables de autorizar dicho comercio.
¿Qué ejército queremos?
Tanto si mantenemos los ejércitos nacionales como si evolucionamos a un ejército supranacional es necesario plantearse qué tipo de ejército o de industria armamentista vamos a desarrollar y que en ese debate participen todos los ciudadanos, de forma abierta y plural.
No sería menos importante que recapacitemos sobre la política exterior que los europeos pretendemos implementar, en lugar de dejarla en manos de políticos influenciados por los diferentes grupos de presión.
¿Cuál es el peligro?
Uno de los peligros de un ejército europeo, como bien se alerta en diferentes artículos (utopiacontagiosa.org), es la posibilidad de convertirse en un instrumento más manejable para intereses que no respondan a lo que los ciudadanos quieren o necesitan.
Pudiera suceder que no se redujese el número de soldados o el gasto militar, ocurriendo justamente lo contrario.
Lo que es peor, que esto suceda de forma injustificada, opaca e incontrolada.
Un ejército único es un ejército concentrado que inevitablemente contaría con un peso mayor en las decisiones a escala global. Europa se tendría que beneficiar necesariamente de ello e intentar desarrollar otra geopolítica más responsable e independiente.
¿Sería necesario seguir en la OTAN? ¿Le interesa a los Estados Unidos la creación de un ejército europeo unido?
Sin duda, la OTAN sería una institución cuya existencia se vería amenazada muy seriamente por un ejército europeo, aunque si ha conseguido sobrevivir a la caída del muro de Berlín es muy probable que tenga más vidas que Volkswagen.
¿Cómo evitar las desventajas de un ejército único?
Sería necesario reorganizar las estructuras europeas intentando eliminar el evidente déficit democrático existente, lo que evitaría que el ejército europeo fuese usado como una marioneta. Si una organización no es democrática, es muy complicado que sus ejércitos sean usados para el bien común y no para determinados intereses.
Las ventajas
Las primera ventaja de un ejército supranacional debería ser la reducción del gasto militar provocada por la disminución del número de efectivos y del armamento, sin que se pierda capacidad operativa.
Por otro lado, Europa se convertiría en un actor principal en el mundo, lo que le obligaría a tomar mayores decisiones y a nosotros, los ciudadanos, participar de ellas de forma más activa.
Conclusión
En mi opinión, un ejército supranacional es una gran idea (como lo fue Europa durante mucho tiempo), pero en la práctica es muy posible que el ser humano se encargue de estropearlo.
Puede ser que se use de forma inadecuada o que aumente el gasto militar, el número de soldados y, todo ello, sin justificación alguna.
Lo más preocupante es comprobar la opacidad existente en Europa, donde ahora mismo se están procudiendo negociaciones en secreto (como las del TTIP) gracias a la complicidad de los grandes medios de comunicación (¿han visto u oído debates serios al respecto?
Si le dedicasen el mismo tiempo a los debates serios que a las ventosidades de algún personaje público, nos iría bastante mejor). Si no se mejoran los niveles de transparencia y participación ciudadana, dará igual el modelo de ejército.
Luis Gonzalo Segura es exteniente del Ejército de Tierra y autor de las novelas “Código rojo” (2015) y “Un paso al frente” (2014).
“Código rojo le echa huevos al asunto y no deja títere con cabeza. Se arriesga, proclamando la verdad a los cuatro vientos, haciendo que prevalezca, por una vez, algo tan denostado hoy en día como la libertad de expresión” (“A golpe de letra” por Sergio Sancor).
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