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jueves, 4 de mayo de 2017

¿Conflicto de intereses?: El yerno de Donald Trump oculta sus lazos con George Soros y Goldman Sachs

Resultado de imagen de Jared Kushner, el jefe de la corte que rodea a Donald Trump

¿Conflicto de intereses?: El yerno de Donald Trump oculta sus lazos con George Soros y Goldman Sachs

El asesor y yerno del presidente estadounidense, Jared Kushner, ocultó información sobre sus lazos empresariales que podía revelar un conflicto de intereses, según informa 'The Wall Street Journal'.
Según esta información, el marido de Ivanka Trump tiene negocios con el multimillonario George Soros, con el cofundador del sistema de pagos PayPal, Peter Thiel, y con el banco inversionista Goldman Sachs.
El rotativo desveló que el yerno de Donald Trump posee una participación en la 'startup' Cadre, especializada en proyectos de inversión inmobiliaria, para la cual Soros abrió una línea de crédito por valor de 250 millones de dólares.
El abogado de Kushner, citado por el diario neoyorquino, reconoció que Cadre pertenece a una compañía de su cliente, BFPS Ventures.
¿Ivanka Trump y Jared Kushner tienen demasiado poder?
En un informe enviado a la Comisión Federal de Bolsa y Valores, Kushner mencionó a esta compañía entre sus activos, pero no mencionó en cambio a la 'startup' inmobiliaria.
Según el 'Wall Street Journal', Kushner ocultó también que mantiene préstamos con diversos acreedores por valor de 1.000 millones de dólares, además de que actúa de garante en otra deuda de más de 300 millones de dólares.
Anteriormente, el periódico informó que la compañía familiar Kushner Companies tomó prestados al menos 50 millones de dólares de Beny Steinmetz, un multimillonario israelí con negocios en el sector del diamante, que está siendo investigado por presuntamente sobornar a funcionarios gubernamentales de Guinea.
foto: El presidente de EE.UU., Donald Trump (izquierda), y su asesor Jared Kushner (derecha).
Jared Kushner e Ivanka Trump siguen atentos un discurso de Donald

Jared Kushner, el jefe de la corte que rodea a Donald Trump


El marido de Ivanka ha manejado la campaña de Donald en la sombra. El presidente electo va a dejar sus negocios en manos de sus hijos.
En abril de 2007, una nueva pareja llegó al mundo del corazón de Estados Unidos: J-Vanka (pronunciado 'yéi-vanka'). Era la era de Brangelina, deBennifer (Ben Affleck y Jennifer López) y de Tomkat (Tom Cruise y Katie Holmes). Así que J-Vanka no desentonaba. Como tampoco los personajes que estaban bajo su nombre: Jared Kushner (35) e Ivanka Trump (35). 
Eran los hijos de Charles Kushner (62) y Donald Trump (70), dos empresarios inmobiliarios famosos, controvertidos y extremadamente bien conectados con el Partido Demócrata.
Jared e Ivanka tenían ciertas cosas en común. 
Eran ambiciosos y habían crecido rodeados de lujo. 
Una de las primeras veces en las que aparecieron juntos fue en la fiesta que Jared dio para celebrar el rediseño de su penúltimo juguete, el semanario New York Observer
Fue en el hotel Four Seasons, uno de los más caros de Manhattan y, según la revista New York: "Había caviar literalmente encima de todo".
Las similitudes iban más allá de sus orígenes. Jared e Ivanka eran considerados los listos de sus respectivas familias, con la excepción, claro está, de los padres, aunque acerca de éstos no había consenso sobre si eran más sinvergüenzas que listos.
Y también había divergencias. Una, la más profunda, de carácter religioso. Los Kushner son judíos ortodoxos
Tan ortodoxos que no sólo no comen cerdo ni marisco, sino que ni siquiera encienden la luz los sábados, porque eso hace que alguien tenga que trabajar en el shabat
Los análisis de los datos de Twitter ponen de manifiesto que, durante la campaña, Donald Trump colgaba más mensajes en esa red social desde su teléfono personal los sábados, presumiblemente porque Jared e Ivanka no trabajaban y, por tanto, no podían controlar las erupciones de furia del entonces candidato.
Así llegó J-Vanka
Una relación que se hizo pública el 27 de abril de 2007de la manera menos romántica y más inmobiliaria: con una nota de prensa anunciando la fiesta para celebrar la inauguración del edificio de apartamentos de lujo Gramercy Stark, en Manhattan, y en la que en la lista de invitados aparecían "Jared Kushner y su novia Ivanka Trump".
En 2008, la pareja rompió cuando Jared, a instancias de su madre, se escudó en que Ivanka era goyim, o sea, no judía. Ivanka aceptó convertirse por amor
Dejó toda la comida que no es kosher y se sometió a los ritos para entrar a formar parte del judaísmo.
Nueve años y tres hijos despuésJ-Vanka no sólo ha superado en longevidad a TomkatBennifer, y Brangelina, sino que se ha convertido, de facto, en la primera familia de Estados Unidos. 
Jared e Ivanka son la verdadera power couplela pareja de poderosos, de EEUU. Bill y Hillary van a tener que hacerse a un lado. Los sucesores han llegado. 
La saga Trump está en marcha. No son los Kennedy, desde luego. Pero el futuro es suyo. O, más bien, de Jared.
Cuando su suegro jure el cargo él tendrá una influencia ilimitada en la Casa Blanca. Kushner ha demostrado una habilidad política tan extraordinaria como despiadada. Si Trump tiene algún día un sucesor, éste va a ser Jared. 
La decisión de Trump de dejar la gestión de sus empresas a sus hijos para evitar conflictos de intereses juega a favor de su yerno. Con ese movimiento, el presidente mantendrá el contacto con los gestores de sus 500 empresas y, al mismo tiempo, tendrá el control de las agencias regulatorias que les dan subvenciones y supervisan sus actividades; y línea directa con los gobiernos y empresas de los 21 países en los que tiene inversiones. Ahí es donde Jared va a ver su poder reforzado.
Él es la única persona que se salva en el círculo inmediato de Trump. Así lo ha declarado el ex consejero delegado de Google, Eric Schmidt, que apoyó a Hillary Clinton: "Jared Kushner es la mayor sorpresa de las elecciones de 2016. 
Por lo que sé, él fue quien dirigió la campaña, y la dirigió sin recursos de ningún tipo". La campaña de Trump, efectivamente, se dirigió con poquísimos recursos. 
Así que Kushner puede ser un genio de la organización y un trabajador incansable. Pero el equipo de Trump no sólo exhibió falta de recursos sino, también, de escrúpulos.

Venganza personal

Cuando en 2007 Kushner conoció a Donald Trump, éste le dijo: "Espero que vayas en serio". 
Al menos, ésa es la versión oficial. Pero Kushner sí iba en serio. Su historia con su padre, con su suegro y con el político que más apoyó a Trump en su carrera a la Casa Blanca, el gobernador de New Jersey, Chris Christie, es una intersección de tragedia de Shakespeare y de Los Soprano.
Lo que Jared Kushner ha hecho con Chris Christie es propio de una película. La historia arranca en 2004. 
Ese año, Christie se lanzó contra Charles Kushner, el padre de Jared, uno de los mayores promotores inmobiliarios del estado de New Jersey, por evasión fiscal, donaciones políticas ilegales -todas al Partido Demócrata- , y fraude documental. 
Una de las piezas claves en la investigación era su cuñado, William Schulder
Cuando Kushner padre lo descubrió, contrató a dos prostitutas por 25.000 dólares para que sedujeran a Schulder y tuvieran relaciones sexuales con él. Kushner grabó el encuentro sexual y envió el vídeo a su hermana Esther. 
La venganza sólo sirvió para que Christie añadiera un cargo más a la lista contra Kushner: chantaje a un testigo
En 2005, el consuegro de Donald Trump fue condenado a dos años de cárcel.
En 2010, Chris Christie se presentó como candidato republicano a gobernador de New Jersey. Ganó. 
Se convirtió en el estandarte de los republicanos de centro. Su siguiente paso era la presidencia. Pero ahí se cruzó Trump. 
El 7 de febrero pasado, Christie abandonaba la carrera por la Casa Blanca. Y el 27 se convertía en el primer candidato republicano que apoyaba de manera explícita e inequívoca al apestado del partido, Donald Trump. 
Su objetivo era claro: la vicepresidencia. Su error, también fue evidente: no pensar que Jared Kushner no había olvidado que él puso a su padre entre rejas.
Christie no sólo no logró la vicepresidencia, sino que ha sido apartado del equipo de Donald Trump. Su futuro en New Jersey, acosado por un gigantesco escándalo, es negro. 
De hecho, Christie corre el peligro de seguir los pasos de Charles Kushner de acabar en la cárcel.
Kushner sabe bien la importancia de tener buenas relaciones. Según explica en su libro The Prize of Admission (El Precio de Admisión) el Premio Pulitzer Daniel Golden, entró en Harvard después de que su padre donara a esa Universidad 2,65 millones de euros, en una operación de soborno encubierto que es común en Estados Unidos. Así que sabe que el acceso a Donald Trump es fundamental.
Pero, al contrario que su suegro, Kushner no necesita publicidad. No habla con la prensa. Y, mientras todos están obsesionados con lo que pasa en la Torre Trump de la Quinta Avenida, donde reside el futuro presidente, Kushner dirige la transición -incluyendo la vendetta contra Christie- a pocos bloques de distancia, desde un edificio que él compró por 1.700 millones de euros en 2007, justo en el momento más alto de la burbuja inmobiliaria y que estuvo a punto de llevarla a la quiebra y de aniquilar la fortuna familiar en varias ocasiones.
Kushner sobrevivió a esa crisis. Y se ha convertido en el último Trump. Por ahora, en el consejero áulico del presidente. Acaso, algún día, en su heredero.

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