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miércoles, 19 de abril de 2017

Pablo Iglesias participará en Cierre Campaña de Mélenchon, el único que realmente defiende los intereses de la gente

Pablo Iglesias participará en el cierre de campaña de Mélenchon en París

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, participará el próximo viernes en París en los actos de cierre de la campaña del izquierdista Jean-Luc Mélenchon a la Presidencia de Francia, cuya primera vuelta tendrá lugar el próximo domingo.
Según ha adelantado la campaña de Mélenchon, Iglesias participará en las llamadas “meriendas insumisas”, varios actos organizados por círculos de apoyo al candidato izquierdista.
Cuarto en las pasadas presidenciales, el candidato de ultraizquierda ha sacudido en las últimas semanas la campaña electoral francesa al recortar distancias a Marine Le Pen y Emmanuel Macron, incluso algunos sondeos apuntan a la posibilidad de que Mélenchon dispute la segunda vuelta contra la xenófoba líder del Frente Nacional..
El candidato izquierdista se ha referido en varias ocasiones a Podemos como uno de sus referentes políticos en Europa.

Campaña del miedo en Francia: la derecha usa a Venezuela para frenar a Mélenchon

“Hoy hablan de los tipos de interés, mañana dirán que llueven ranas, después será el invierno nuclear, luego la llegada de los tanques del ejército soviético y, entre estos dos, dirán que los venezolanos nos han invadido”.

El izquierdista Jean-Luc Mélenchon (republicano y ecologista) respondió con humor a las críticas feroces de la derecha y la extrema derecha francesas del último mitin en Lille.

El candidato izquierdista a las elecciones presidenciales francesas, Jean-Luc Mélenchon, en uno de sus mítines de campaña.

Maximilien (Robespierre), Ilitch (Lenin), Hugo Chávez, Fidel Castro… Los conservadores franceses han rescatado a todos sus fantasmas de la historia para atacar al candidato de la "Francia Insumisa". 

Tras haber experimentado una espectacular remontada en los sondeos, Mélenchon se ha erigido en el centro de las críticas de sus principales rivales en la cursa al Elíseo: Marine Le Pen (ultranacionalista), Emmanuel Macron (centrista y business friendly) y François Fillon (derecha republicana).

Un hombre mira los carteles de la campaña de los hasta 11 candidatos que se presentan a las elecciones presidenciales francesas. REUTERS/Eric Gaillard

Según los últimos estudios de opinión, Mélenchon obtendría un 18,5% de los votos (hace menos de un mes se situaba en torno al 10%). De esta forma, estaría casi empatado con Fillon (20%) y cerca de alcanzar a Le Pen (22,5%) y Macron (23,5%).

El escenario es incierto: un tercio del electorado aún no sabe a quién votará

Un tercio del electorado asegura no saber a quién votará. Ante este escenario tan incierto, la dinámica creciente de Mélenchon inquieta. “Mélenchon: el delirante proyecto del Chávez francés”. “Mélenchon, el nuevo riesgo francés”.

Así titularon este miércoles el diario conservador Le Figaro y el rotativo económico Les Echos respectivamente. Después de haber elogiado su talento como orador y su coherencia ideológica, la prensa francesa ha cambiado el tono ante su incipiente remontada.

“A Mélenchon no le falta labia ni talento, pero es penoso ver como un hombre con un programa tan demagógico puede despertar tanta simpatía”, aseguró Le Figaro en un editorial completamente caricatural.

Los otros candidatos también critican ahora a Mélenchon, después de haberlo ignorado durante buena parte de la campaña. La ultranacionalista Le Pen le acusa de ser un “inmigracionista absoluto”, por haber defendido una acogida digna de los refugiados.

La prensa conservadora arremete contra Mélenchon después de haber elogiado su talento y coherencia


El último candidato en incorporarse a la campaña del miedo en contra de Mélenchon ha sido Macron. 

“El revolucionario comunista era senador socialista cuando yo aún estaba en el instituto”, le ha reprochado, criticando así la larga trayectoria política de Mélenchon, que fue elegido senador en 1986. 

El líder de En Marche! (¡En Marcha!) ve cómo el republicano le disputa el voto de los tradicionales votantes del Partido Socialista, decepcionados por el quinquenio de François Hollande y la decadente trayectoria del candidato de su formación Benoît Hamon (9%).

Hollande rompe su silencio ante la “moda Mélenchon”

Hollande rompió, de hecho, esta semana su silencio sobre la campaña para expresar su inquietud sobre la “moda Mélenchon”, que puede dar lugar a una segunda vuelta entre Mélenchon y Le Pen. 

“Hay un gran peligro ante las simplificaciones, las falsificaciones, que hacen que miremos más el espectáculo de un tribuno que el contenido de su texto”, declaró.


¿Qué efectos tendrá la campaña del miedo en contra de Mélenchon? Difícil saberlo, pero no resultaría sorprendente si esta sirve para favorecer las perspectivas electorales del líder de la izquierda radical.

Hollande, Sarkozy, Juppé, Valls… Todos han sido enviados a la papelera de la historia durante esta campaña en la que nada sucede como se preveía

Tras las decepcionantes presidencias de Sarkozy y Hollande y diez años de letargia económica e incremento de la precariedad, reina en Francia un malestar evidente respecto a sus élites políticas y mediáticas. 

Seis de cada diez franceses desconfían de los medios escritos y televisivos. Hollande, Sarkozy, Juppé, Valls…

Todos ellos han sido enviados a la papelera de la historia durante esta campaña presidencial en la que nada sucede como se preveía.

Con los gritos de “dégagez, dégagez (echadlos, echadlos)”, los simpatizantes de Mélenchon ovacionaron la respuesta que este dio a las críticas de sus rivales. 

“Si elegís a estos tres (Macron, Fillon o Le Pen), terminaréis escupiendo sangre”, proclamó el candidato de la "Francia Insumisa" ante las 12.000 personas que llenaron el Gran Palacio (varios centenares se quedaron fuera del pabellón) en Lille, el norte de Francia, una de las regiones más deprimidas económicamente del país.

Mélenchon consagró buena parte de su discurso a defender el restablecimiento del orden social republicano ante las políticas de austeridad neoliberales reivindicadas por Fillon y Macron.

 Una muestra más de su estrategia populista de izquierdas que parece estar calando en la sociedad francesa.

El político preferido de los franceses

Mélenchon no se presenta como el candidato de ninguna fuerza política tradicional, sino del movimiento de la "Francia Insumisa", creado a principios del año pasado.

Inspirado por la experiencia de Podemos y Bernie Sanders, este impulsa su candidatura a través de un uso virtuoso de las redes sociales. El canal de Youtube de Mélenchon cuenta con más de 280.000 abonados.

Este gran seguimiento en las redes se ve reflejado con el apoyo masivo en los mítines, por ejemplo, las 120.000 personas que reunió (según los organizadores) en la marcha por la Sexta República del 18 de marzo en París, o las 70.000 que asistieron a su mitin del domingo pasado en Marsella.

El carisma, la coherencia ideológica y el estilo pedagógico de Mélenchon parecen estar convenciendo a la desencantada sociedad francesa. Y esto inquieta a los sectores más conservadores

No obstante, el inicio de la remontada de Mélenchon empezó con el primer debate televisivo del 20 de marzo, cuando numerosos analistas calificaron su intervención como la más brillante.

“No estaba interesada por las presidenciales, pero tuve una revelación cuando lo vi durante el primer debate televisivo” reconoce Virginie V., de 28 años.

Esta antigua votante socialista o de los verdes franceses asistió al mitin de Lille para hacerse una mejor idea de su candidato predilecto.

“Quizás sus ideas se encuentran más a la izquierda que las mías, pero el personaje me inspira confianza”, afirma esta monitora en talleres de educación popular.

Según un reciente sondeo de Ifop, el 68% de los franceses tienen una opinión positiva de Mélenchon

Tras una subida de 22 puntos en este índice durante el último mes, el candidato de la "Francia Insumisa" se ha convertido en el político preferido de los franceses.

El 29% de los ciudadanos entre 18 y 24 años afirman querer votar por el líder de la izquierda radical, lo que le convierte en el candidato preferido de los jóvenes por delante de Macron y Le Pen.

El carisma, la coherencia ideológica y el estilo pedagógico de Mélenchon parecen estar convenciendo a la desencantada sociedad francesa.

Y esto inquieta a los sectores más conservadores.


Candidato francés Melenchon defiende su postura favorable a nexos con ALBA

El candidato izquierdista a elecciones en Francia, Jean-Luc Melenchon, defendió hoy su política favorable a reforzar vínculos con América Latina, y en particular con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
En un mitin multitudinario celebrado de la ciudad sureña de Toulouse, el líder del movimiento Francia Insumisa subrayó la presencia del país en esa región a través de los departamentos de ultramar, en referencia a territorios como la Guayana, Guadalupe y Martinica.
Así respondió a los numerosos ataques proferidos en su contra en los últimos días, por parte de algunos medios de comunicación y políticos rivales, que le cuestionan su voluntad de acercamiento e incluso de inserción en el ALBA.
Melenchon señaló que tal iniciativa no es una idea descabellada, pues Francia, a través de sus territorios de ultramar, ya es miembro asociado de mecanismos regionales como la Asociación de Estados del Caribe.
‘Sí, buscaremos ser miembros del ALBA, que es ser miembros de una coalición que reagrupa a países en un proyecto de cooperación en pos del desarrollo, y no militar o de libre comercio’, defendió.
El candidato definió a Francia como una nación universalista no occidental, para luego enumerar los departamentos de ultramar galos existentes en África y América.
Como parte de su programa, el candidato propone sacar a París de la Unión Europea y también de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En este último caso, el político afirma que se trata de una alianza basada en una concepción occidental y militarista, subordinada por completo con los intereses estadounidenses.
Las más recientes encuestas sitúan a Melenchon en el tercer lugar de la intención de voto, con un apoyo estimado del 20 por ciento del electorado, solo superado por la ultraderechista Marine Le Pen y el centrista Emmanuel Macron, ubicados en torno a un 23 por ciento.

¿PODRÍA MELENCHON LLEGAR 

A LA SEGUNDA VUELTA?


Los inversores comienzan a evaluar el “riesgo” de que en una segunda ronda electoral los candidatos no sean Macron y Fillon, sino Le Pen y Melenchon,  dos personajes de la política gala situados en extremos opuestos, pero con algunas coincidencias en su programa electoral: 

salida del euro y referendo sobre el “frexit”.

CUANDO EL PRIMER MINISTRO “SOCIALISTA”, MANUEL VALLS, DESTAPÓ SU VERDADERO ROSTRO ASEGURANDO QUE VOTARÍA POR EL DERECHISTA MACRON,  EL CANDIDATO DEL FRENTE DE IZQUIERDAS, MELENCHON, SUBIÓ EN LAS ENCUESTAS ALCANZANDO UN NADA DESPRECIABLE 18%

François Hollande y “Le Figaro” (uno de los diarios más derechistas del país) no son los únicos en mostrar cierta preocupación por el avance en las encuestas de Jean-Luc Melenchon, candidato del frente izquierdista.

Pero eso no es todo. El candidato de la Francia rebelde también quiere establecer un estricto control de salida de la UE, lo que ha provocado un poco de pánico entre los inversores, que aprecian, sobre todo, la libertad de los movimientos financieros y de capitales.

A medida que el suspense electoral anima y/o deprime a votantes y mercados, salta la pregunta del millón: ¿Qué pasaría con la deuda francesa en el hipotético caso de la salida de Francia de la Unión Europea y de la moneda única?

EN ALGO ESTÁN DE ACUERDO: EL EURO Y LA UNIÓN EUROPEA SON UN FIASCO

Los analistas aseguran que la salida del euro entraña una apuesta económica muy peligrosa, algo que la AFP, la agencia de noticias más poderosa del país,  repite en todos los medios periodísticos, ya que desencadenaría una avalancha de consecuencias potencialmente devastadoras para la economía francesa“.

Pero el ciclón Melenchon sigue activo. 

Durante un mitin celebrado el pasado día 11 de Abril en Marsella (territorio donde Le Pen se mueve con absoluta comodidad), Jean-Luc reunió a más de 70.000 personas.

En solo un mes, “el candidato de las izquierdas” subió 15 puntos en los sondeos, lo que supuso un toque de atención en el seno de los partidos de centro, derecha y socialista, cuyos líderes no logran superar las expectativas que ya cumplen Le Pen y Macron, con más del 24% de apoyo popular.

No hace falta recordar que los medios juegan un papel determinante en las elecciones, señalando el “peligro” o la “serenidad” que despiertan los candidatos.

LOS MEDIOS PERIODÍSTICOS FRANCESES TILDAN DE CHAVISTA A MELENCHON, LO QUE NO ES NINGÚN INSULTO, SINO UN HONOR

El ya citado periódico “Le Figaro” sataniza al candidato izquierdista con titulares como este: Mélenchon y el delirante proyecto del Chávez francés, publicado el 12 de abril, calificando como  “devastador para Francia” el programa del ex socialista y hoy líder del partido Francia Insumisa.

En los mítines del colectivo, las banderas de Cuba y Venezuela, los retratos de Chávez y Fidel, son tan habituales como la enseña francesa.

¿Cómo vencer a la derecha y al Frente Nacional?

En septiembre de 2016, escribíamos en nuestro periódico: "Las presidenciales del 2017 no son unas elecciones normales, precedidas de una campaña normal". 
Ahora es tan evidente que incluso los "expertos" de los medios de comunicación lo han llegado a comprender. 
Para ello, tuvieron que renunciar a muchas de sus certezas. 
A veces uno de ellos estalla y grita: "¡No podemos prever nada!" 
Sus colegas en el fondo, no se atreven a contradecirlo: ellos también escribieron decenas de artículos sobre el "inevitable" duelo entre Sarkozy y Hollande (o Valls y Juppé, etc.), y luego sobre la victoria "casi segura" de François Fillon ...

Lo que todos estos "expertos" no pueden o no quieren ver es la lógica subyacente a la volatilidad extrema que caracteriza no sólo la campaña, sino la política francesa en general. 

Lenin dijo: "la política es economía concentrada." 

Precisamente, la crisis política en la que el país se hunde es la consecuencia de la profunda crisis del capitalismo y del incalculable sufrimiento que inflige a la masa de la población. 

Los recortes presupuestariosel aumento del desempleo, la pobreza generalizada y la explosión de la desigualdad están rompiendo el equilibrio político en el que descansaba el poder de la clase dominante en las últimas décadas.
Es un fenómeno internacional. 
Los ritmos y las formas difieren según el país, por supuesto, pero las mismas causas producen los mismos efectos.
El equilibrio político se ha roto –en diversos grados– en los Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Grecia, Italia, Rumania y en otros lugares. 
Incluso Austria, ese parangón de la estabilidad política, evitó por poco la elección de un presidente de la extrema derecha en diciembre. 
Ningún país es inmune a este fenómeno. 
Ninguno se salvará.
Fillon y Macron
La clase dominante francesa necesita un gobierno capaz de infligir al país una austeridad sin precedentes. 
Pero eso es más fácil decirlo que hacerlo. 
Durante las primarias de la principal fuerza de la derecha, los Republicanos, el candidato vencedor Francois Fillon fanfarroneaba diciendo que había que cortar y barrer sin vacilar las movilizaciones sindicales. ¡Paradojas del destino! 
Unas semanas y varias revelaciones más tarde (como la de que contrató a su mujer con dinero público para hacer trabajos ficticios), lo redujeron a hacer una campaña semi-clandestina en medio de un concierto permanente de cacerolas y de burlas. 
Está ampliamente desacreditado incluso antes de ser elegido - lo que, por tanto, no es muy probable. 
En su desesperación, la cúpula de los Republicanos están maniobrando para forzar la salida de Fillon de la carrera presidencial, pese a haber ganado las primarias del partido, para sustituirlo por el candidato perdedor en las mismas, Alain Juppé.
En el orden de preferencia de la burguesía, el siguiente es Macron, un arribista procedente del ala más derechista del Partido Socialista (PS), que abandonó el partido hace algunos años y que ahora se postula para las elecciones presidenciales como independiente. 
Ofrece recortes un poco menos draconianos que los prometidos por Fillon, pero los que ha desvelado colman de satisfacción a los capitalistas. 
Éstos también saben que la dosis de políticas de austeridad puede ser modificada durante su mandato –y que Macron no pondría obstáculos para ello, ya que está dedicado en cuerpo y alma a los intereses del gran capital.
"La naturaleza no tolera el vacío": el ascenso de Macron es una ilustración de esto. Se aprovecha de la grave crisis del Partido Socialista y de los Republicanos. 
Sin embargo, es difícil decir hasta dónde puede llegar. 
Él llena el vacío con su propio vacío. Numerosos medios de comunicación lo apoyan, pero la reputación de éstos es tan mala en la población, que es un arma de doble filo. 
Por si fuera poco, el hombre que pretende "renovar profundamente la política" recibe y acepta constantemente la adhesión de viejas glorias reaccionarias de los Republicanos, del PS, de los derechistas del Modem, y de otros.
La lucha contra el Frente Nacional
Todo esto no interfiere en absoluto en el mundo de Marine Le Pen, cuya demagogia "anti-sistema" resuena en millones de personas explotadas y oprimidas que quieren poner todo patas arriba. La mayoría de ellas no son racistas; están amargadas con los políticos de derecha y de "izquierda" que se sucedieron en el poder durante décadas sin cambiar nada, sino a peor.
La analogía entre Le Pen y Donald Trump es obvia. 
Las causas fundamentales de su ascenso son las mismas. Dicho esto, el éxito del FN no es inevitable. Este partido ultra-reaccionario puede ser combatido con eficacia. ¿Cómo?
Defendiendo una alternativa de izquierda y radical al sistema.
Un número significativo de votantes tentados por el voto al FN podría agruparse alrededor de un programa de izquierda, a condición de que proponga una ruptura clara con el orden establecido. 
De manera general, millones de votantes radicalizados –pero indecisos y confundidos– pueden ser ganados para un programa de este tipo.
Es poco probable que la campaña de Benoit Hamon –el candidato socialista– pueda jugar este papel. 
Además de que su programa es muy confuso y moderado, su partido sale destrozado de cinco años de gobierno de Hollande, de los que dos tuvo a Hamon como ministro. 
Por otra parte, su programa ya está obsoleto: una mayoría de diputados "socialistas" en el parlamento están en contra suya. Hamon finge no haberse dado cuenta.
El elemento clave de la ecuación es Jean-Luc Mélenchon. 
Su candidatura puede unir a millones de trabajadores y jóvenes indecisos, a condición de convencerles de que su movimiento político, “La Francia insumisa”, está decidido a terminar de una vez por todas con las políticas de austeridad. 
La lucha contra los recortes presupuestarios, el desempleo y la pobreza debe ser el eje central de las intervenciones públicas de Mélenchon y de los demás dirigentes de La Francia insumisa. 
Recordemos que en los Estados Unidos fue sobre estas líneas –y sobre el llamamiento a una "revolución política contra la clase multimillonaria"– que Bernie Sanders levantó el entusiasmo de decenas de millones de estadounidenses el año pasado. Todas las encuestas le daban ampliamente vencedor frente a Donald Trump
Hay aquí una lección importante para Mélenchon y La Francia insumisa.
Reforma y revolución
Révolution llama a sus lectores y seguidores a votar por Jean-Luc Mélenchon el 23 de abril, y a participar en la campaña de La Francia insumisa. 
Este movimiento constituye la única alternativa de izquierda de masas a un PS desacreditado. 
Cualquier éxito de La Francia insumisa será un paso en la dirección correcta.
Al mismo tiempo, hemos puesto de relieve periódicamente las limitaciones del programa de Mélenchon. 
Digámoslo en términos simples: las numerosas medidas progresistas de este programa no se pueden ejecutar en el marco del capitalismo en crisis. 
La clase dominante no lo permitiría.
Se opondría con todas sus fuerzas, como ya en 2015 se opuso al programa progresista de Alexis Tsipras en Grecia. 
Y para privar a la burguesía de los medios para luchar contra un verdadero gobierno de izquierda hay que expropiarla, nacionalizar los grandes medios de producción y poner el socialismo a la orden del día.
A veces se nos dice: "¡Pero Francia no es Grecia!"
Por supuesto, Francia es más potente que Grecia y no está bajo la transfusión financiera de la troika.
El chantaje y las presiones, por lo tanto, no tomarán exactamente las mismas formas. Pero de todos modos las habrá: no hay ninguna duda sobre esto. 
Esto es lo que demuestra toda la historia de la lucha de clases y de los diferentes gobiernos de izquierda, para empezar el de 1981 a 1983, en Francia.
Esto es aún más cierto cuando la crisis del capitalismo ha socavado la base material del reformismo. 
La clase dominante no está dispuesta a conceder más reformas; exige nuevas contrarreformas –y va a luchar con uñas y dientes para conseguirlas. 
La lucha por reformas progresistas serias no tendrá éxito más que a condición de transformarlas en una lucha revolucionaria contra el sistema capitalista mismo.

El meteórico ascenso de Mélenchon en las elecciones presidenciales francesas - la clase dominante entra en pánico

Las últimas tres semanas han visto una rápida progresión del candidato de La Francia Insumisa en las encuestas para las elecciones presidenciales: 
de estar en el quinto lugar con alrededor del 11%, a estar tercero con más del 18% en la actualidad. 
Este rápido aumento se ha visto acompañado de una disminución lenta pero constante de la intención de voto para los dos candidatos mejor situados, la ultraderechista Le Pen (de un máximo del 28% hasta el 24%) y el liberal thatcherista Macron (de un máximo del 26% al 23%).
Esto significa que Mélenchon tiene una oportunidad de entrar en la segunda ronda. Esto ha llevado el pánico a la clase dominante, en Francia y a nivel internacional. Los pesimistas que sólo veían un “giro a la derecha” y el “peligro del fascismo” se han equivocado.
La posibilidad de una segunda ronda enfrentando a Le Pen con Mélenchon ha sido descrita por The Economist como la “opción de pesadilla”. Las encuestas muestran que Mélenchon derrotaría a Le Pen con el 57 por ciento contra 43. Como reflejo de los temores de la clase dominante, el diferencial entre los bonos franceses y alemanes se ha disparado hasta 75 puntos básicos (desde alrededor de 30 a finales del año pasado). El Financial Times señala que esta “elección es ya la más impredecible en una generación” y añade que “los tres principales candidatos en las urnas provienen ahora desde fuera de los principales partidos políticos.”
Uno de los principales periódicos burgueses franceses, Le Figaro dedica el conjunto de su portada alarmista a atacar a Mélenchon. “El proyecto delirante del Chávez francés” grita un titular. “Maximiliano Illich Mélenchon”, dispara el editorial. “Castro, Chávez... Mélenchon, el apóstol de los dictadores revolucionarios”. Los artículos compararan a Mélenchon con Maximiliano Robespierre, Lenin, Trotsky y Fidel Castro.
El ascenso de Mélenchon en las encuestas se puede atribuir a varios factores. El primero y más importante es el hecho de que su programa y discursos aparecen como un rechazo tajante a todo el orden de cosas existente. Esta es la forma en que lo describe, en términos de pánico, elFT: “él ha prometido aumentar el gasto en más de € 250 mil millones al año, reducir la semana laboral legal de 35 a 32 horas y un impuesto del 100 por ciento a los que tengan ingresos 20 veces mayores al ingreso medio. En política exterior, quiere que Francia abandone la OTAN y renegociar totalmente la relación del país con la UE. Si la negociación fracasa, él dice que será “el pueblo francés” quien decida si permanece en el bloque“.
La totalidad de la campaña electoral francesa está dominada por un estado de ánimo profundamente arraigado en el rechazo al orden establecido. 
Fillon fue un candidato sorpresa de la derecha, venciendo a los favoritos Sarkozy y Juppé en las primarias. 
Él mismo ha caído en desgracia por un escándalo de corrupción que lo ha empujado hacia abajo en las encuestas. El ganador de las primarias del Partido Socialista, Hamon, también venció al favorito Valls adoptando, en palabras, un programa que sonaba muy izquierdista, parte del cual fue copiado de Mélenchon.
De hecho, hace sólo unas semanas, el conjunto de la opinión pública “progresista” (incluyendo Owen Jones), estaba ejerciendo presión sobre Mélenchon para que se retirara de la carrera a favor de Hamon a fin de “no dividir el voto de izquierda” y “permitir que un izquierdista pasara a la segunda ronda”. 
Mélenchon, correctamente, se mantuvo firme y consistente en permanecer como el más radical de los candidatos de izquierda. Primero superó Hamon, y ahora ha alcanzado a Fillon, e incluso consiguió una estrecha ventaja sobre éste en algunas encuestas de esta semana.
Esto revela otro hecho importante que debe ser registrado: el colapso del apoyo al candidato oficial del PS que ahora languidece en torno al 8-9%. 
El gobierno del Partido Socialista, que fue elegido en 2012 con un programa que estaba nominalmente en favor de puestos de trabajo en oposición a la austeridad, pasó a aplicar un programa de recortes, ataques sin precedentes a los derechos democráticos (utilizando el terrorismo como excusa) y un asalto total sobre los derechos de los trabajadores en la forma de la contrarreforma laboral de la ministra el-Khomri. 
Esto último provocó un gran movimiento de protesta, uno de los más importantes desde mayo de 1968, en el que millones de trabajadores y jóvenes salieron a las calles y se declararon en huelga durante meses, hace un año. 
Al mismo tiempo vimos una rebelión de la juventud en el movimiento Nuit Debout, con la ocupación de las plazas. 
El movimiento no alcanzó sus objetivos de detener la contra-reforma, pero como hemos explicado, en ese momento se preparó el terreno para que los trabajadores se desplazaran desde el frente industrial al terreno electoral en un intento de encontrar una salida.
Toda la experiencia de los gobiernos de Hollande, con las jefaturas de gobierno de Ayrault primero y Valls después, crearon una profunda grieta entre el PS y una gran parte de su base de votantes tradicionales. 
Sólo el 24% de los que votaron por Hollande en 2012 votarían ahora por Hamon, el 26% votaría a Mélenchon y el 43% al liberal Macron (ex ministro en el gobierno “socialista”).
Como las posibilidades de Mélenchon para pasar a la segunda ronda aumentan, es probable que incluso una parte mayor de los partidarios de Hamon cambiarán su lealtad (el 46% indica que no está seguro de su voto y aún podría cambiar).
Su ascenso ha coincidido con los dos debates televisados ​​en los que millones pudieron ver las distintas propuestas en curso sin la filtración habitual de los medios capitalistas. La noche del segundo debate televisado, el 4 de abril, una encuesta instantánea de ELABE mostró que los espectadores pensaban que Mélenchon había sido el candidato más convincente (25%) y también “quien mejor entiende a la gente como yo” (26%).
Otro factor en el ascenso de Mélenchon ha sido la manera en que su campaña ha sido capaz de movilizar a un gran número de gente en grandes mítines, mucho más grandes que cualquier otro partido, e incluso más grandes que los que vimos en la campaña presidencial anterior en 2012. 
El 18 de marzo, aniversario de la Comuna de París, reunió a 130.000 en la Plaza de la Bastilla de París. 
El domingo, 9 de abril, hubo un acto masivo con 70.000 en Marsella, un bastión tradicional del Frente Nacional, pero que también fue uno de los centros más radicales de protesta de los trabajadores contra la ley el-Khomri.
Estos actos no sólo permiten el candidato evitar el boicot y las mentiras de los medios capitalistas sino también dar a los presentes y a los que observan en las redes sociales y más allá, un sentido de su propia fuerza, de los números que hay detrás de la candidatura, y tienen un impacto multiplicador. 
Por otra parte, la campaña no se basa en los recursos de ningún partido en particular (el apoyo de las estructuras del partido comunista es, en el mejor de los casos, modesto, y el propio Partido de Izquierda de Mélenchon es muy pequeño), sino más bien en la movilización de las bases de decenas de miles a través organizaciones locales y de barrio, pertenecientes a la campaña de “La Francia Insumisa”.
Es significativo que el sector de la población donde el apoyo a Mélenchon es más alto es entre los jóvenes. Él es el principal candidato entre aquellos de entre 18 y 24 años de edad, con un 29%. Él también tiene un fuerte apoyo tanto entre los trabajadores de mono azul (18%) como de cuello blanco (20%), en los que ocupa el segundo lugar detrás de Le Pen. Ella es todavía la primera entre los trabajadores de mono azul, pero ha ido perdiendo algo de terreno, desde el 45% hasta 39%.
Hay que señalar que, en nuestra opinión, el programa de Mélenchon tiene una serie de deficiencias, que ya hemos hablado en otro lugar. 
La cuestión clave es que su programa de reformas sociales y económicas progresistas en los campos de la salud, educación, derechos de los trabajadores, etc. tiene que ser financiado. La derecha ha hecho un gran escándalo de este tema: no hay dinero para pagar todo eso, dicen. 
Mélenchon ha respondido con la presentación de un programa agresivo de impuestos a los ricos, del que incluso ha sacado un juego en línea (fiscal Kombat) en el que el propio candidato sacude a los ricos y poderosos (incluyendo Sarkozy, Lagarde, etc.) para obtener los fondos necesarios.
Por supuesto, los marxistas estamos a favor del sistema de impuestos más progresivo posible y de luchar contra la evasión fiscal. El problema es que esto llevaría inmediatamente a una fuga de capitales hacia otros países con regímenes fiscales más bajos (como vimos cuando Hollande aplicó su impuesto del 75% sobre la riqueza en 2014, que más tarde fue obligado a abandonar). Como vemos ya en los movimientos de pánico de los mercados de bonos, una victoria de Mélenchon llevaría inmediatamente a un asalto de “los mercados”. 
Al igual que ocurrió con Grecia, un gobierno Mélenchon sería puesto bajo una inmensa presión por la clase capitalista y sus instituciones (en particular la Comisión Europea y el Banco Central) para que capitule en todos los frentes, incluso en su propio programa limitado. 
La lección de Grecia es que, dentro de los límites del capitalismo, no es posible romper con la austeridad de una manera seria. O bien se hace que los trabajadores paguen la crisis del capitalismo o se rompe con el capitalismo y se les hace pagar a los grandes capitalistas. 
Eso significa que no sólo se trata de aumentar los impuestos a los ricos, sino que sobre todo hay que poner los medios de producción, distribución e intercambio que poseen, bajo propiedad y control democrático común, de manera que los recursos del país se puedan utilizar para el beneficio de la mayoría y no de una camarilla por arriba no elegida y que no responde ante nadie.
Por supuesto, una victoria de Mélenchon en Francia no sería exactamente igual que en Grecia. Después de todo, Francia es uno de los países centrales de la UE, con la segunda mayor economía de la zona euro. 
Una victoria de un candidato de izquierda en Francia tendría un enorme impacto en toda Europa, especialmente en su vecina Italia, que ya está sumida en una profunda crisis económica y política. Aceleraría grandemente todas las fuerzas centrífugas de la UE.
Lo más importante a entender es que esta es una escuela necesaria por la que tienen que pasar los trabajadores y los jóvenes de Francia, ya que una genuina alternativa revolucionaria no está presente en número e influencia suficientes. 
Lo que ven los cientos de miles de personas que miran hacia Mélenchon, no es tal o cual defecto en su programa, sino más bien, de una manera más o menos definida, un programa que expresa su ira y su rechazo a la totalidad del sistema. El 23 de abril tienen la oportunidad de descargarle un golpe.

Mélenchon es el político más querido de Francia

El último panel de control mensual sobre la popularidad de los políticos revela que la popularidad de Jean-Luc Mélenchon se ha disparado al 68% de tasa de aprobación (22 puntos más en un mes), de acuerdo con un sondeo de Ifop-Fiducial para París Match y Sud Radio publicados hoy miércoles. 

Jean-Luc Mélenchon se eleva desde el 9º al primer lugar este barómetro en abril de 2017, en sustitución del derechista Alain Juppé que obtuvo el segundo lugar, y un 60% restante de buenas opiniones. 

Emmanuel Macron queda en tercer lugar y pasa del 52 al 55% de buenas opiniones. 

Otros cuatro candidatos presidenciales son parte de la lista de 50 políticos presentada a los encuestados. Benoît Hamon -el socialista que ha anunciado que cederá el voto a Mélenchon si este gana en la primera vuelta- pierde un lugar, pero ganando un punto en aprobación (8º y 48%). 

Nicolas Dupont-Aignan gana 10 plazas, pasando del 25º al 15º y subiendo 9 puntos en aprobación (del 32% al 41%). Marine Le Pen baja del puesto 23 al 27 y pierde un punto en aprobación (del 33% al 32%). 
François Fillon -el candidato de la derecha acusado de corrupción- recula del 36 al 37º, pero aumenta del 25 al 27% en buenas opiniones. 
En contraste, con un 72% de malas opiniones, gana en impopularidad a las demás personalidades del barómetro, por encima de Jean-Francois Cope y Marion Maréchal Le Pen (67%).
El instituto de sondeos mide la popularidad del líder de la Francia Insumisa en los duelos con los otros tres candidatos en las elecciones para presidente. 
En los tres duelos vence Mélenchon como preferido a su oponente. Contra Emmanuel Macron -candidato 'socialista' de la banca sionista Rothschild-, Jean-Luc Mélenchon es preferido por el 51% de los encuestados frente al 46% para el candidato del neoliberalismo. 
Contra el candidato de la derecha (Los republicanos, antes UMP) François Fillon, también gana de largo Mélenchon con un 68% frente al 29% para el ex primer ministro salpicado por sus fraudes con dinero público.
Por último contra la tan destacada por los medios de la derecha como "gran ganadora" en las últimas tres elecciones que no ganó ninguna, la nazi Marine Le Pen, sigue siendo a Mélenchon a quien los franceses prefieren con un 68% frente a un parco 27% para la fascista del Frente Nacional.
Encuesta realizada por teléfono del 7 al 8 de abril con una muestra de 1.005 personas representativas de la población francesa de 18 años y más, por el método de cuotas, informa L'Indépendent.
El candidato presidencial de la derecha francesa, François Fillon, podría estar a punto de tirar la toalla. El político ha anulado hoy por sorpresa un acto previsto esta mañana en el Salón de la Agricultura y anunció que hará una declaración a mediodía, lo que ha desencadenado todo tipo de especulaciones. Esta anulación llega tras ser convocado por los jueces que investigan el caso de los empleos ficticios de su esposa Penélope que habría cobrado un millón de euros por no hacer nada.
Un sondeo divulgado hoy en Francia pone al candidato comunista a la Presidencia de la República, Jean-Luc Mélenchon -nacido en Tánger y nieto de españoles-, en el cuarto puesto en intención de voto, con el 16%, 5,5 puntos más que hace diez días. 
Aparte del empate técnico entre la ultraderechista Marine Le Pen y el neoliberal Emmanuel Macron, ambos con cerca del 25% en la primera vuelta del 23 de abril, la encuesta de Odoxa revela una tendencia al alza de Mélenchon.
Era un 15 de marzo de 2003. Los tres mandatarios del imperialismo criminal, Bush, Blair y Aznar, en compañía del anfitrión portugués Barroso, se reunían en las Azores para preparar la invasión de Irak y derrocar a Saddam Husein. Un evento que hacía odios sordos a la comunidad internacional. 

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