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domingo, 16 de abril de 2017

Campaña del Miedo en Francia: Usan a Venezuela para frenar a Mélenchon que defiende a los países del ALBA

Campaña del miedo en Francia: la derecha usa a Venezuela para frenar a Mélenchon

“Hoy hablan de los tipos de interés, mañana dirán que llueven ranas, después será el invierno nuclear, luego la llegada de los tanques del ejército soviético y, entre estos dos, dirán que los venezolanos nos han invadido”.

El izquierdista Jean-Luc Mélenchon (republicano y ecologista) respondió con humor a las críticas feroces de la derecha y la extrema derecha francesas del último mitin en Lille.

El candidato izquierdista a las elecciones presidenciales francesas, Jean-Luc Mélenchon, en uno de sus mítines de campaña.

Maximilien (Robespierre), Ilitch (Lenin), Hugo Chávez, Fidel Castro… Los conservadores franceses han rescatado a todos sus fantasmas de la historia para atacar al candidato de la "Francia Insumisa". 

Tras haber experimentado una espectacular remontada en los sondeos, Mélenchon se ha erigido en el centro de las críticas de sus principales rivales en la cursa al Elíseo: Marine Le Pen (ultranacionalista), Emmanuel Macron (centrista y business friendly) y François Fillon (derecha republicana).

Un hombre mira los carteles de la campaña de los hasta 11 candidatos que se presentan a las elecciones presidenciales francesas. REUTERS/Eric Gaillard

Según los últimos estudios de opinión, Mélenchon obtendría un 18,5% de los votos (hace menos de un mes se situaba en torno al 10%). De esta forma, estaría casi empatado con Fillon (20%) y cerca de alcanzar a Le Pen (22,5%) y Macron (23,5%).

El escenario es incierto: un tercio del electorado aún no sabe a quién votará

Un tercio del electorado asegura no saber a quién votará. Ante este escenario tan incierto, la dinámica creciente de Mélenchon inquieta. “Mélenchon: el delirante proyecto del Chávez francés”. “Mélenchon, el nuevo riesgo francés”.

Así titularon este miércoles el diario conservador Le Figaro y el rotativo económico Les Echos respectivamente. Después de haber elogiado su talento como orador y su coherencia ideológica, la prensa francesa ha cambiado el tono ante su incipiente remontada.

“A Mélenchon no le falta labia ni talento, pero es penoso ver como un hombre con un programa tan demagógico puede despertar tanta simpatía”, aseguró Le Figaro en un editorial completamente caricatural.

Los otros candidatos también critican ahora a Mélenchon, después de haberlo ignorado durante buena parte de la campaña. La ultranacionalista Le Pen le acusa de ser un “inmigracionista absoluto”, por haber defendido una acogida digna de los refugiados.

La prensa conservadora arremete contra Mélenchon después de haber elogiado su talento y coherencia


El último candidato en incorporarse a la campaña del miedo en contra de Mélenchon ha sido Macron. 

“El revolucionario comunista era senador socialista cuando yo aún estaba en el instituto”, le ha reprochado, criticando así la larga trayectoria política de Mélenchon, que fue elegido senador en 1986. 

El líder de En Marche! (¡En Marcha!) ve cómo el republicano le disputa el voto de los tradicionales votantes del Partido Socialista, decepcionados por el quinquenio de François Hollande y la decadente trayectoria del candidato de su formación Benoît Hamon (9%).

Hollande rompe su silencio ante la “moda Mélenchon”

Hollande rompió, de hecho, esta semana su silencio sobre la campaña para expresar su inquietud sobre la “moda Mélenchon”, que puede dar lugar a una segunda vuelta entre Mélenchon y Le Pen. 

“Hay un gran peligro ante las simplificaciones, las falsificaciones, que hacen que miremos más el espectáculo de un tribuno que el contenido de su texto”, declaró.


¿Qué efectos tendrá la campaña del miedo en contra de Mélenchon? Difícil saberlo, pero no resultaría sorprendente si esta sirve para favorecer las perspectivas electorales del líder de la izquierda radical.

Hollande, Sarkozy, Juppé, Valls… Todos han sido enviados a la papelera de la historia durante esta campaña en la que nada sucede como se preveía

Tras las decepcionantes presidencias de Sarkozy y Hollande y diez años de letargia económica e incremento de la precariedad, reina en Francia un malestar evidente respecto a sus élites políticas y mediáticas. 

Seis de cada diez franceses desconfían de los medios escritos y televisivos. Hollande, Sarkozy, Juppé, Valls…

Todos ellos han sido enviados a la papelera de la historia durante esta campaña presidencial en la que nada sucede como se preveía.

Con los gritos de “dégagez, dégagez (echadlos, echadlos)”, los simpatizantes de Mélenchon ovacionaron la respuesta que este dio a las críticas de sus rivales. 

“Si elegís a estos tres (Macron, Fillon o Le Pen), terminaréis escupiendo sangre”, proclamó el candidato de la "Francia Insumisa" ante las 12.000 personas que llenaron el Gran Palacio (varios centenares se quedaron fuera del pabellón) en Lille, el norte de Francia, una de las regiones más deprimidas económicamente del país.

Mélenchon consagró buena parte de su discurso a defender el restablecimiento del orden social republicano ante las políticas de austeridad neoliberales reivindicadas por Fillon y Macron.

 Una muestra más de su estrategia populista de izquierdas que parece estar calando en la sociedad francesa.

El político preferido de los franceses

Mélenchon no se presenta como el candidato de ninguna fuerza política tradicional, sino del movimiento de la "Francia Insumisa", creado a principios del año pasado.

Inspirado por la experiencia de Podemos y Bernie Sanders, este impulsa su candidatura a través de un uso virtuoso de las redes sociales. El canal de Youtube de Mélenchon cuenta con más de 280.000 abonados.

Este gran seguimiento en las redes se ve reflejado con el apoyo masivo en los mítines, por ejemplo, las 120.000 personas que reunió (según los organizadores) en la marcha por la Sexta República del 18 de marzo en París, o las 70.000 que asistieron a su mitin del domingo pasado en Marsella.

El carisma, la coherencia ideológica y el estilo pedagógico de Mélenchon parecen estar convenciendo a la desencantada sociedad francesa. Y esto inquieta a los sectores más conservadores

No obstante, el inicio de la remontada de Mélenchon empezó con el primer debate televisivo del 20 de marzo, cuando numerosos analistas calificaron su intervención como la más brillante.

“No estaba interesada por las presidenciales, pero tuve una revelación cuando lo vi durante el primer debate televisivo” reconoce Virginie V., de 28 años.

Esta antigua votante socialista o de los verdes franceses asistió al mitin de Lille para hacerse una mejor idea de su candidato predilecto.

“Quizás sus ideas se encuentran más a la izquierda que las mías, pero el personaje me inspira confianza”, afirma esta monitora en talleres de educación popular.

Según un reciente sondeo de Ifop, el 68% de los franceses tienen una opinión positiva de Mélenchon

Tras una subida de 22 puntos en este índice durante el último mes, el candidato de la "Francia Insumisa" se ha convertido en el político preferido de los franceses.

El 29% de los ciudadanos entre 18 y 24 años afirman querer votar por el líder de la izquierda radical, lo que le convierte en el candidato preferido de los jóvenes por delante de Macron y Le Pen.

El carisma, la coherencia ideológica y el estilo pedagógico de Mélenchon parecen estar convenciendo a la desencantada sociedad francesa.

Y esto inquieta a los sectores más conservadores.


Candidato francés Melenchon defiende su postura favorable a nexos con ALBA

El candidato izquierdista a elecciones en Francia, Jean-Luc Melenchon, defendió hoy su política favorable a reforzar vínculos con América Latina, y en particular con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
En un mitin multitudinario celebrado de la ciudad sureña de Toulouse, el líder del movimiento Francia Insumisa subrayó la presencia del país en esa región a través de los departamentos de ultramar, en referencia a territorios como la Guayana, Guadalupe y Martinica.
Así respondió a los numerosos ataques proferidos en su contra en los últimos días, por parte de algunos medios de comunicación y políticos rivales, que le cuestionan su voluntad de acercamiento e incluso de inserción en el ALBA.
Melenchon señaló que tal iniciativa no es una idea descabellada, pues Francia, a través de sus territorios de ultramar, ya es miembro asociado de mecanismos regionales como la Asociación de Estados del Caribe.
‘Sí, buscaremos ser miembros del ALBA, que es ser miembros de una coalición que reagrupa a países en un proyecto de cooperación en pos del desarrollo, y no militar o de libre comercio’, defendió.
El candidato definió a Francia como una nación universalista y no occidental, para luego enumerar los departamentos de ultramar galos existentes en África y América.
Como parte de su programa, el candidato propone sacar a París de la Unión Europea y también de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
En este último caso, el político afirma que se trata de una alianza basada en una concepción occidental y militarista, subordinada por completo con los intereses estadounidenses.
Las más recientes encuestas sitúan a Melenchon en el tercer lugar de la intención de voto, con un apoyo estimado del 20 por ciento del electorado, solo superado por la ultraderechista Marine Le Pen y el centrista Emmanuel Macron, ubicados en torno a un 23 por ciento.

¿PODRÍA MELENCHON LLEGAR 

A LA SEGUNDA VUELTA?


Los inversores comienzan a evaluar el “riesgo” de que en una segunda ronda electoral los candidatos no sean Macron y Fillon, sino Le Pen y Melenchon,  dos personajes de la política gala situados en extremos opuestos, pero con algunas coincidencias en su programa electoral: 

salida del euro y referendo sobre el “frexit”.

CUANDO EL PRIMER MINISTRO “SOCIALISTA”, MANUEL VALLS, DESTAPÓ SU VERDADERO ROSTRO ASEGURANDO QUE VOTARÍA POR EL DERECHISTA MACRON,  EL CANDIDATO DEL FRENTE DE IZQUIERDAS, MELENCHON, SUBIÓ EN LAS ENCUESTAS ALCANZANDO UN NADA DESPRECIABLE 18%

François Hollande y “Le Figaro” (uno de los diarios más derechistas del país) no son los únicos en mostrar cierta preocupación por el avance en las encuestas de Jean-Luc Melenchon, candidato del frente izquierdista.

Pero eso no es todo. El candidato de la Francia rebelde también quiere establecer un estricto control de salida de la UE, lo que ha provocado un poco de pánico entre los inversores, que aprecian, sobre todo, la libertad de los movimientos financieros y de capitales.

A medida que el suspense electoral anima y/o deprime a votantes y mercados, salta la pregunta del millón: ¿Qué pasaría con la deuda francesa en el hipotético caso de la salida de Francia de la Unión Europea y de la moneda única?

EN ALGO ESTÁN DE ACUERDO: EL EURO Y LA UNIÓN EUROPEA SON UN FIASCO

Los analistas aseguran que la salida del euro entraña una apuesta económica muy peligrosa, algo que la AFP, la agencia de noticias más poderosa del país,  repite en todos los medios periodísticos, ya que desencadenaría una avalancha de consecuencias potencialmente devastadoras para la economía francesa“.

Pero el ciclón Melenchon sigue activo. 

Durante un mitin celebrado el pasado día 11 de Abril en Marsella (territorio donde Le Pen se mueve con absoluta comodidad), Jean-Luc reunió a más de 70.000 personas.

En solo un mes, “el candidato de las izquierdas” subió 15 puntos en los sondeos, lo que supuso un toque de atención en el seno de los partidos de centro, derecha y socialista, cuyos líderes no logran superar las expectativas que ya cumplen Le Pen y Macron, con más del 24% de apoyo popular.

No hace falta recordar que los medios juegan un papel determinante en las elecciones, señalando el “peligro” o la “serenidad” que despiertan los candidatos.

LOS MEDIOS PERIODÍSTICOS FRANCESES TILDAN DE CHAVISTA A MELENCHON, LO QUE NO ES NINGÚN INSULTO, SINO UN HONOR

El ya citado periódico “Le Figaro” sataniza al candidato izquierdista con titulares como este: Mélenchon y el delirante proyecto del Chávez francés, publicado el 12 de abril, calificando como  “devastador para Francia” el programa del ex socialista y hoy líder del partido Francia Insumisa.

En los mítines del colectivo, las banderas de Cuba y Venezuela, los retratos de Chávez y Fidel, son tan habituales como la enseña francesa.

¿Cómo vencer a la derecha y al Frente Nacional?

En septiembre de 2016, escribíamos en nuestro periódico: "Las presidenciales del 2017 no son unas elecciones normales, precedidas de una campaña normal". 
Ahora es tan evidente que incluso los "expertos" de los medios de comunicación lo han llegado a comprender. 
Para ello, tuvieron que renunciar a muchas de sus certezas. 
A veces uno de ellos estalla y grita: "¡No podemos prever nada!" 
Sus colegas en el fondo, no se atreven a contradecirlo: ellos también escribieron decenas de artículos sobre el "inevitable" duelo entre Sarkozy y Hollande (o Valls y Juppé, etc.), y luego sobre la victoria "casi segura" de François Fillon ...
Lo que todos estos "expertos" no pueden o no quieren ver es la lógica subyacente a la volatilidad extrema que caracteriza no sólo la campaña, sino la política francesa en general. 

Lenin dijo: "la política es economía concentrada." 

Precisamente, la crisis política en la que el país se hunde es la consecuencia de la profunda crisis del capitalismo y del incalculable sufrimiento que inflige a la masa de la población. 

Los recortes presupuestarios, el aumento del desempleo, la pobreza generalizada y la explosión de la desigualdad están rompiendo el equilibrio político en el que descansaba el poder de la clase dominante en las últimas décadas.
Es un fenómeno internacional. 
Los ritmos y las formas difieren según el país, por supuesto, pero las mismas causas producen los mismos efectos.
El equilibrio político se ha roto –en diversos grados– en los Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Grecia, Italia, Rumania y en otros lugares. 
Incluso Austria, ese parangón de la estabilidad política, evitó por poco la elección de un presidente de la extrema derecha en diciembre. 
Ningún país es inmune a este fenómeno. 
Ninguno se salvará.
Fillon y Macron
La clase dominante francesa necesita un gobierno capaz de infligir al país una austeridad sin precedentes. 
Pero eso es más fácil decirlo que hacerlo. 
Durante las primarias de la principal fuerza de la derecha, los Republicanos, el candidato vencedor Francois Fillon fanfarroneaba diciendo que había que cortar y barrer sin vacilar las movilizaciones sindicales. ¡Paradojas del destino! 
Unas semanas y varias revelaciones más tarde (como la de que contrató a su mujer con dinero público para hacer trabajos ficticios), lo redujeron a hacer una campaña semi-clandestina en medio de un concierto permanente de cacerolas y de burlas. 
Está ampliamente desacreditado incluso antes de ser elegido - lo que, por tanto, no es muy probable. 
En su desesperación, la cúpula de los Republicanos están maniobrando para forzar la salida de Fillon de la carrera presidencial, pese a haber ganado las primarias del partido, para sustituirlo por el candidato perdedor en las mismas, Alain Juppé.
En el orden de preferencia de la burguesía, el siguiente es Macron, un arribista procedente del ala más derechista del Partido Socialista (PS), que abandonó el partido hace algunos años y que ahora se postula para las elecciones presidenciales como independiente. 
Ofrece recortes un poco menos draconianos que los prometidos por Fillon, pero los que ha desvelado colman de satisfacción a los capitalistas. 
Éstos también saben que la dosis de políticas de austeridad puede ser modificada durante su mandato –y que Macron no pondría obstáculos para ello, ya que está dedicado en cuerpo y alma a los intereses del gran capital.
"La naturaleza no tolera el vacío": el ascenso de Macron es una ilustración de esto. Se aprovecha de la grave crisis del Partido Socialista y de los Republicanos. 
Sin embargo, es difícil decir hasta dónde puede llegar. 
Él llena el vacío con su propio vacío. Numerosos medios de comunicación lo apoyan, pero la reputación de éstos es tan mala en la población, que es un arma de doble filo. 
Por si fuera poco, el hombre que pretende "renovar profundamente la política" recibe y acepta constantemente la adhesión de viejas glorias reaccionarias de los Republicanos, del PS, de los derechistas del Modem, y de otros.
La lucha contra el Frente Nacional
Todo esto no interfiere en absoluto en el mundo de Marine Le Pen, cuya demagogia "anti-sistema" resuena en millones de personas explotadas y oprimidas que quieren poner todo patas arriba. La mayoría de ellas no son racistas; están amargadas con los políticos de derecha y de "izquierda" que se sucedieron en el poder durante décadas sin cambiar nada, sino a peor.
La analogía entre Le Pen y Donald Trump es obvia. 
Las causas fundamentales de su ascenso son las mismas. Dicho esto, el éxito del FN no es inevitable. Este partido ultra-reaccionario puede ser combatido con eficacia. ¿Cómo?
Defendiendo una alternativa de izquierda y radical al sistema.
Un número significativo de votantes tentados por el voto al FN podría agruparse alrededor de un programa de izquierda, a condición de que proponga una ruptura clara con el orden establecido. 
De manera general, millones de votantes radicalizados –pero indecisos y confundidos– pueden ser ganados para un programa de este tipo.
Es poco probable que la campaña de Benoit Hamon –el candidato socialista– pueda jugar este papel. 
Además de que su programa es muy confuso y moderado, su partido sale destrozado de cinco años de gobierno de Hollande, de los que dos tuvo a Hamon como ministro. 
Por otra parte, su programa ya está obsoleto: una mayoría de diputados "socialistas" en el parlamento están en contra suya. Hamon finge no haberse dado cuenta.
El elemento clave de la ecuación es Jean-Luc Mélenchon. 
Su candidatura puede unir a millones de trabajadores y jóvenes indecisos, a condición de convencerles de que su movimiento político,La Francia insumisa”, está decidido a terminar de una vez por todas con las políticas de austeridad. 
La lucha contra los recortes presupuestarios, el desempleo y la pobreza debe ser el eje central de las intervenciones públicas de Mélenchon y de los demás dirigentes de La Francia insumisa. 
Recordemos que en los Estados Unidos fue sobre estas líneas –y sobre el llamamiento a una "revolución política contra la clase multimillonaria"– que Bernie Sanders levantó el entusiasmo de decenas de millones de estadounidenses el año pasado. Todas las encuestas le daban ampliamente vencedor frente a Donald Trump
Hay aquí una lección importante para Mélenchon y La Francia insumisa.
Reforma y revolución
Révolution llama a sus lectores y seguidores a votar por Jean-Luc Mélenchon el 23 de abril, y a participar en la campaña de La Francia insumisa. 
Este movimiento constituye la única alternativa de izquierda de masas a un PS desacreditado. 
Cualquier éxito de La Francia insumisa será un paso en la dirección correcta.
Al mismo tiempo, hemos puesto de relieve periódicamente las limitaciones del programa de Mélenchon. 
Digámoslo en términos simples: las numerosas medidas progresistas de este programa no se pueden ejecutar en el marco del capitalismo en crisis. 
La clase dominante no lo permitiría.
Se opondría con todas sus fuerzas, como ya en 2015 se opuso al programa progresista de Alexis Tsipras en Grecia. 
Y para privar a la burguesía de los medios para luchar contra un verdadero gobierno de izquierda hay que expropiarla, nacionalizar los grandes medios de producción y poner el socialismo a la orden del día.
A veces se nos dice: "¡Pero Francia no es Grecia!"
Por supuesto, Francia es más potente que Grecia y no está bajo la transfusión financiera de la troika.
El chantaje y las presiones, por lo tanto, no tomarán exactamente las mismas formas. Pero de todos modos las habrá: no hay ninguna duda sobre esto. 
Esto es lo que demuestra toda la historia de la lucha de clases y de los diferentes gobiernos de izquierda, para empezar el de 1981 a 1983, en Francia.
Esto es aún más cierto cuando la crisis del capitalismo ha socavado la base material del reformismo. 
La clase dominante no está dispuesta a conceder más reformas; exige nuevas contrarreformas –y va a luchar con uñas y dientes para conseguirlas. 
La lucha por reformas progresistas serias no tendrá éxito más que a condición de transformarlas en una lucha revolucionaria contra el sistema capitalista mismo.

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