¿Declarará la guerra Trump a los Hermanos Musulmanes?
En 1978, unas pocas semanas después que el presidente egipcio Anwar Sadat hubiera firmado los acuerdos de Camp David, entrevisté al líder de los Hermanos Musulmanes, el jeque Omar al-Tilimsani. Hice todo lo posible para obligarlo a hacer una condena directa del acuerdo y de la visita de Sadat a la Jerusalén ocupada. Pero eludió y evitó responder cada una de mis preguntas sobre el tema.Consciente de mi decepción y mi consternación como periodista joven, me pidió que apagara la grabadora y, en un tono benévolo y paternal, me dijo: “Hijo… Quiero decirle dos cosas. En primer lugar, no voy a decir una palabra en contra de Egipto y su régimen mientras estoy fuera del país.
En segundo lugar, somos un movimiento islámico proselitista. Cualquier confrontación con el régimen tendría consecuencias desastrosas.
Estos regímenes no tienen piedad alguna.
El movimiento sería entonces tomado como objetivo. Hay que ser paciente y evitar la confrontación para hacer avanzar el movimiento”.
Las palabras del Sheikh Omar siempre permanecieron en mi mente en los últimos años, mientras observaba los acontecimientos políticos en Egipto, y cómo los Hermanos Musulmanes reaccionaba a estos últimos, sobre todo en el período antes, durante y después de la revolución de enero de 2011.
Finalmente, los poderes militares y económicos de Egipto -con el apoyo de una parte significativa de la población- han decidido declarar la guerra a la Hermandad. Depusieron por la fuerza al gobierno del presidente electo Mohamed Morsi y lo echaron a la cárcel, así como a la mayoría de los líderes de primer y segundo rango de su movimiento, condenando a muchos de ellos a cadena perpetua o a la horca.
El miércoles, estos mismos poderes han dado un nuevo paso. El tribunal penal de El Cairo emitió una resolución declarando que 1052 personas, presuntamente pertenecientes a la Hermandad -de la que Morsi es el responsable del movimiento Muhammad Badie y todas sus familias, e incluso la vieja estrella del fútbol internacional Muhammad Abu-Treika- en la lista de “terroristas”.
Las palabras del Sheikh Omar siempre permanecieron en mi mente en los últimos años, mientras observaba los acontecimientos políticos en Egipto, y cómo los Hermanos Musulmanes reaccionaba a estos últimos, sobre todo en el período antes, durante y después de la revolución de enero de 2011.
Finalmente, los poderes militares y económicos de Egipto -con el apoyo de una parte significativa de la población- han decidido declarar la guerra a la Hermandad. Depusieron por la fuerza al gobierno del presidente electo Mohamed Morsi y lo echaron a la cárcel, así como a la mayoría de los líderes de primer y segundo rango de su movimiento, condenando a muchos de ellos a cadena perpetua o a la horca.
El miércoles, estos mismos poderes han dado un nuevo paso. El tribunal penal de El Cairo emitió una resolución declarando que 1052 personas, presuntamente pertenecientes a la Hermandad -de la que Morsi es el responsable del movimiento Muhammad Badie y todas sus familias, e incluso la vieja estrella del fútbol internacional Muhammad Abu-Treika- en la lista de “terroristas”.
Esto significa que sus bienes serán confiscados, que se les prohibe viajar, que sus pasaportes les serán retirados y que ellos estarán privados de todo empleo en el sector público.
El tribunal de El Cairo también ha convocado a 304 “sospechosos” -incluyendo personalidades de la Hermandad actualmente refugiados en Turquía- ante una corte militar encargada de juzgar a aquellos grupos que han cometido ataques terroristas en El Cairo y otras ciudades egipcias.
Estas decisiones de la justicia no son una sorpresa en sí mismas, pero su calendario es chocante. Probablemente no es casual que se tomaran tres días antes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Para poner estas decisiones en contexto, ha habido informaciones persistentes en los Estados Unidos y en varios medios de comunicación en los últimos días según las cuales la administración Trump podría designar a los Hermanos Musulmanes con sus ramas en Egipto y varios otros países, donde son el ala paramilitar eventualmente, como “organizaciones terroristas”.
El tribunal de El Cairo también ha convocado a 304 “sospechosos” -incluyendo personalidades de la Hermandad actualmente refugiados en Turquía- ante una corte militar encargada de juzgar a aquellos grupos que han cometido ataques terroristas en El Cairo y otras ciudades egipcias.
Estas decisiones de la justicia no son una sorpresa en sí mismas, pero su calendario es chocante. Probablemente no es casual que se tomaran tres días antes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Para poner estas decisiones en contexto, ha habido informaciones persistentes en los Estados Unidos y en varios medios de comunicación en los últimos días según las cuales la administración Trump podría designar a los Hermanos Musulmanes con sus ramas en Egipto y varios otros países, donde son el ala paramilitar eventualmente, como “organizaciones terroristas”.
El propio Trump estaría detrás de esta iniciativa, con el apoyo de sus colaboradores directos, tales como el nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, el futuro jefe de la CIA, Mike Pompeo y el Secretario de defensa James Mattis.
El senador Ted Cruz fue el encargado de la elaboración de la legislación necesaria para que la nueva administración pueda presentarla en el Congreso. Hay buenas razones para tomar en serio esta perspectiva.
El informe del gobierno del Reino Unido sobre la Hermandad publicado hace un año -a instancias de los regímenes del Golfo que querían prohibir el movimiento- ha utilizado un lenguaje que estaba a dos dedos de la acusación de terrorismo.
Más recientemente, en su comparecencia en el Congreso, Tillerson explicó que la destrucción del Estado Islámico (SI) -la prioridad declarada- sería un primer paso para derribar otros grupos “terroristas” que amenazan a los Estados Unidos y sus aliados, y permitiría concentrarse en otros radicales islamistas. En este sentido, ha nombrado al-Qaeda, diversas formaciones iranias y los Hermanos Musulmanes.
Según los informes, la razón de ser de la catalogación de la Hermandad como terrorista es la afirmación de que, en tanto que organización transnacional con presencia en todo el Oriente Medio y Europa, ha establecido una infraestructura ideológica que ha llevado a la aparición de grupos como al-Qaeda y ES.
Trump ya ha establecido lo que se puede describir como una fuerte asociación con su homólogo egipcio Abdelfattah al-Sisi, basado en parte en la hostilidad compartida contra los grupos islamistas radicales. No es casualidad que Trump llamó a Sisi personalmente para pedirle que retirara el patrocinio de Egipto de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que condenó los asentamientos israelíes. El presidente egipcio lo ejecutó rápidamente…
2017 podrías ser el año en que la Hermandad, la organización islamista más antigua y extendida en el mundo, sea criminalidad y registrada en la lista de las organizaciones terroristas.
En mi opinión, una tal iniciativa no haría más que reforzar el ala derecha del movimiento -que es sustancial y creciente- y que apelaría entonces al recurso a la violencia para contrarrestar la represión a la que se enfrenta.
En el intervalo, el movimiento debe proceder a una reevaluación crítica de las políticas que ha perseguido y de las posiciones que ha adoptado en los últimos años, con el fin de aprender lecciones de los errores del pasado.
Algunas de las observaciones hechas por el jeque Tilimsani hace 40 años serían entonces útiles.
Abdel Bari Atwan es redactor jefe del periódico digital Rai al-Yaoum. Es autor de La Historia Secreta de Al-Qaida, de sus memorias, A Country of Words, y de Al Qaida: La nouvelle génération. Lo puedes seguir en Twitter: @abdelbariatwan
Source: Chronicle de Palestine
Traducido por Carles Acózar para Investig’Action
El senador Ted Cruz fue el encargado de la elaboración de la legislación necesaria para que la nueva administración pueda presentarla en el Congreso. Hay buenas razones para tomar en serio esta perspectiva.
El informe del gobierno del Reino Unido sobre la Hermandad publicado hace un año -a instancias de los regímenes del Golfo que querían prohibir el movimiento- ha utilizado un lenguaje que estaba a dos dedos de la acusación de terrorismo.
Más recientemente, en su comparecencia en el Congreso, Tillerson explicó que la destrucción del Estado Islámico (SI) -la prioridad declarada- sería un primer paso para derribar otros grupos “terroristas” que amenazan a los Estados Unidos y sus aliados, y permitiría concentrarse en otros radicales islamistas. En este sentido, ha nombrado al-Qaeda, diversas formaciones iranias y los Hermanos Musulmanes.
Según los informes, la razón de ser de la catalogación de la Hermandad como terrorista es la afirmación de que, en tanto que organización transnacional con presencia en todo el Oriente Medio y Europa, ha establecido una infraestructura ideológica que ha llevado a la aparición de grupos como al-Qaeda y ES.
Trump ya ha establecido lo que se puede describir como una fuerte asociación con su homólogo egipcio Abdelfattah al-Sisi, basado en parte en la hostilidad compartida contra los grupos islamistas radicales. No es casualidad que Trump llamó a Sisi personalmente para pedirle que retirara el patrocinio de Egipto de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que condenó los asentamientos israelíes. El presidente egipcio lo ejecutó rápidamente…
2017 podrías ser el año en que la Hermandad, la organización islamista más antigua y extendida en el mundo, sea criminalidad y registrada en la lista de las organizaciones terroristas.
En mi opinión, una tal iniciativa no haría más que reforzar el ala derecha del movimiento -que es sustancial y creciente- y que apelaría entonces al recurso a la violencia para contrarrestar la represión a la que se enfrenta.
En el intervalo, el movimiento debe proceder a una reevaluación crítica de las políticas que ha perseguido y de las posiciones que ha adoptado en los últimos años, con el fin de aprender lecciones de los errores del pasado.
Algunas de las observaciones hechas por el jeque Tilimsani hace 40 años serían entonces útiles.
Abdel Bari Atwan es redactor jefe del periódico digital Rai al-Yaoum. Es autor de La Historia Secreta de Al-Qaida, de sus memorias, A Country of Words, y de Al Qaida: La nouvelle génération. Lo puedes seguir en Twitter: @abdelbariatwan
Source: Chronicle de Palestine
Traducido por Carles Acózar para Investig’Action
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