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domingo, 29 de enero de 2017

¿FRONTERAS ABIERTAS a los REFUGIADOS?

RESULTA REPUGNANTE ANIMAR Y APOYAR EL TERRORISMO EN SIRIA Y DAR LA BIENVENIDA A LOS REFUGIADOS QUE HUYEN DE ESA LACRA
RESULTA REPUGNANTE ANIMAR Y APOYAR EL TERRORISMO EN SIRIA Y DAR LA BIENVENIDA A LOS REFUGIADOS QUE HUYEN DE ESA LACRA

¿FRONTERAS ABIERTAS a los REFUGIADOS? 

(un artículo de Mikel Itulain)

En artículos anteriores les he traído el tema y gran problema de los refugiados, y como estos se utilizan con propósitos políticos y económicos por parte de organizaciones “humanitarias” y “progresistas”.

RESULTA REPUGNANTE ANIMAR Y APOYAR EL TERRORISMO EN SIRIA Y DAR LA BIENVENIDA A LOS REFUGIADOS QUE HUYEN DE ESA LACRA

Y se hace, lo hacen, de un modo que desprecian a un tipo de refugiados mientras hablan continuamente de otros. Ejemplos del primer caso son los serbocroatas de la Krajina o la mayor fuente de migración por limpieza étnica ocurrida en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, les hablo de Donbass. (1)

En este caso no se les presta atención porque no son útiles y resultan molestos. 

Lo son porque ponen en evidencia invasiones y ataques militares propiciados por los dirigentes occidentales que son apoyados conjuntamente por todo ese entramado “progresista-humanitario” que les da cobertura y legitimación para que todo ello pueda tener lugar; a cambio, el mundo corporativo da generosas prebendas y fama a este tinglado “progresista”.

En el segundo caso, el de los refugiados que oímos continuamente (e.g. Siria), resulta provechoso para enardecer los ánimos de la población occidental, cargando las culpas sobre precisamente quien no la tiene y a quien quieren destruir, en el momento actual el Gobierno de Siria.

Tengan presente una historia que dura décadas: aquellas naciones que han tratado y siguen tratando, las que perviven, de mantener su independencia política y económica, siguiendo en buena medida un modelo socialista, se han enfrentado o enfrentan a un ataque multifrontal, que finalmente será militar.

Donde se enviarán a poderosos ejércitos, oficiales o mercenarios, para llevar a cabo la tarea de su destrucción. Los entramados “progresistas-humanitarios” harán de justificadoras en tal penoso menester.

Pueden ver aquí a los “progresistas” occidentales o a las organizaciones “humanitarias”

Posteriormente podrán encontrarse a tales elementos hablando, cínicamente, de parar las matanzas y de combatir la tragedia de aquellos que ellos mismos propiciaron.

Por ese motivo, cuando partidos políticos que retóricanente defienden el “progreso” o entidades que dicen hablar en nombre de los derechos humanos les vengan con la conocida cantinela, no les presten mucha atención; pues poco de honesto hay en sus intenciones y mucho, demasiado, de culpa en sus acciones.

Para entrar ya, tras esta breve precisión, en el tema de este artículo: las puertas abiertas o no a la inmigración, les voy a comentar lo que al respecto y de forma muy brillante ha expuesto recientemente el antropólogo canadiense Maximiliam Forte. (2)

Él lo enfoca, acertadamente, de cara a dos conceptos y conjuntos sociales muy importantes: la ciudadanía y la clase trabajadora. 

Y lo hace así mismo analizando los estudios y opiniones de otros antropólogos como él, como ocurre con el australiano Andrew Kipnis, que nos habla de su “ciudadanía abierta”, de no poner barreras a la inmigración, de quitarlas.

Dice que si el objetivo (digo yo imaginario) del Gobierno australiano es reducir la pobreza en otros países, entonces sería mejor que los pobres fuesen a Australia para paliar este problema, al ser un estado más rico.

Muestra él también la arbitrariedad de las visas y se plantea una interesante cuestión, aunque algo contradictoria e incongruente, que busca relacionar democracia y globalización.

En un marco global, ¿qué puede significar la democracia cuando los ‘ciudadanos’ de las naciones empobrecidas no tienen influencia sobre las políticas gubernamentales que les afectan más, en particular las políticas de inmigración de las naciones ricas? (3)

Enfoca el tema hacia unas puertas abiertas de los países más desarrollados, no hacia una globalización de fronteras no cerradas. 

Lo cual es restrictivo y abandona la idea realmente globalizadora de aplicarlo en todo el planeta y no solo en unos países, pudiendo ser un ciudadano del mundo.

Esto choca, y lo comenta Forte, con algo obvio. 

La primera influencia deben ejercerla los migrantes en su país de origen. 

Si no son capaces de hacerla allí deberemos preguntarnos por qué. 

Y las respuestas a este porqué no creo que nos vayan a gustar.

Porque la salida de personas de su lugar de origen de forma más o menos masiva se debe principal y fundamentalmente a la intromisión e interferencia de alguien externo en el país en cuestión.

Bien porque controla mayoritariamente sus recursos económicos en complicidad con una minoría local (es el caso por ejemplo de Colombia o América Central), bien porque alguien también externo lleva a cabo una agresión contra esa nación en muy diversos frentes: militar, económico, político…, y provoca la huida forzada de los habitantes del lugar. 

Aquí tenemos problemas muy actuales: Siria, Libia, Donbass, Afganistán…

Si no atendemos a las verdaderas causas, tampoco encontraremos las verdaderas soluciones.

Continuamos con las propuestas de Kipnis. 

Como él mismo reconoce, el coste de la masiva y forzada llegada de migrantes a un país, que serán explotados como mano de obra barata al no tener contactos y aprovecharse de ellos, será y será severo sobre la clase trabajadora.

Fácilmente entendible al haber una gran demanda de trabajo, por tantas bocas hambrientas, que será utilizado provechosamente aunque inhumanamente por los patronos, tirando al suelo los salarios.

Si no lo quieres tú, lo querrá otro“. 

Que alguien dé por buena una medida que no le afectará, la llegada masiva de inmigrantes, como sucede con la práctica totalidad de los parlamentarios (que no están ligados o no pertenecen a la clase trabajadora) no es muy honesto; además de que el problema social que crea no es en modo alguno aceptable.

Tenemos entonces una situación peor a la inicial, porque tanto los extranjeros que vinieron, como los locales, tendrán una vida bastante humillante y miserable.

Que la “izquierda” occidental política esté actuando de un modo tan irresponsable con el tema de los refugiados y de la inmigración, demuestra su colaboración con las políticas coloniales y su despreocupación por esa clase trabajadora tan olvidada.

Kipnis entiende que en situaciones normales es una minoría de la población la que migra, entre otras cosas porque si no tienes los contactos y los medios para hacerlo no suele valer la pena el coste de la ruptura con tu entorno social y la entrada en otro donde te encuentras aislado.

Es un tributo muy alto para ser asumido si no te ves muy forzado. 

La consabida historia tantas veces mencionada en los medios de comunicación con el fin de ocultar los verdaderos motivos de la inmigración, la continúa mencion a las “mafias” que se aprovechan del inmigrante “ilegal”, no hace sino trasladar la explotación a otro lado, al legal, sin resolver la cuestión.

Si queremos solucionar el problema de la inmigración deberemos actuar sobre las políticas de los poderes económicos y políticos de nuestras sociedades occidentales.

Y ahí tendremos que centrarnos sobre lo que hacen las corporaciones industriales y financieras a lo largo y ancho del mundo, apropiándose de recursos y medios que en verdad no les corresponden y generan, entre otros muchos problemas, el que hoy he mencionado, el de las masivas migraciones y el de los refugiados.

Referencias-Notas:
1. Shaun Walker. The Ukranians starting a new life -in Russia. The Guardian. 5.01.2016
2. Maximiliam Forte. Open borders, Global Citizenship, and the Working Class. Zero Anthropology. 26.12.2016.
3. Kipnis, Andrew. (2004). “Anthropology and the Theorisation of Citizenship”. The Asia Pacific Journal of Anthropology, 5(3), 257–278.


Los costes de enfatizar género y raza sin considerar clase social: el caso de EEUU


Por Vicenç Navarro

El establishment político-mediático del Partido Demócrata en EEUU continúa sin entender qué ha pasado en las elecciones donde triunfó el candidato republicano Donald Trump. Está perplejo, y la única manera que tiene para explicar su derrota es mediante la demonización del votante del candidato Trump, definiéndolo como ignorante, poco educado, poco sofisticado, lleno de racismo […]

El establishment político-mediático del Partido Demócrata en EEUU continúa sin entender qué ha pasado en las elecciones donde triunfó el candidato republicano Donald Trump. 
Está perplejo, y la única manera que tiene para explicar su derrota es mediante la demonización del votante del candidato Trump, definiéndolo como ignorante, poco educado, poco sofisticado, lleno de racismo y machismo, y con prejuicios, resultado de su inexistente educación, cuando no de su irracional visión.
Han contribuido a esta demonización las declaraciones de la propia candidata a la presidencia del Partido Demócrata, la Sra. Hillary Clinton, quien durante la campaña, en una reunión con la comunidad lesbiana de Nueva York, indicó que “se puede poner a la mitad de los partidarios de Trump en la categoría de ‘gente despreciable’. Son racistas, sexistas, homófobos, xenófobos, islamófobos y muchas otras cosas”, concluyendo que muchos de ellos son “irrecuperables”. 
Y, para no ser menos, el mismo presidente Obama indicó que el comportamiento del votante de Trump “había sido a todas luces irracional, aferrándose a sus prejuicios o a su religión o a una hostilidad hacia los que no son como ellos, como hacia los inmigrantes o contra el comercio internacional”.
Esta percepción, muy generalizada en los grandes medios de información, tanto estadounidenses como españoles, no deja de ser sorprendente, pues gran número de tales supuestos “ignorantes”, “poco educados”, “racistas” y “xenófobos” habían votado por el candidato (después presidente) Obama en las elecciones del 2008, cuando tal candidato despertó una gran ilusión, debido a su compromiso con realizar un gran cambio, gran cambio que, para grandes sectores de las clases populares, nunca llegó. 
Barrios obreros blancos en los Estados de Pensilvania, Wisconsin, Ohio y Míchigan, que habían dado la victoria al candidato Obama en 2008, votaron esta vez por el candidato Trump. Fue precisamente este cambio de voto en estos Estados lo que dio la victoria al candidato Trump en el Colegio Electoral. Y, por desgracia, el establishment político-mediático del Partido Demócrata, todavía no ha entendido el porqué.
La demonización del votante de Trump
 La única explicación que el establishment del Partido Demócrata está dando a lo ocurrido el día de las elecciones es acusar a los votantes de racistas, acusación a la que se añade ahora la de sexistas, asumiendo erróneamente que no votaron a Hillary Clinton porque ésta era mujer. 
En realidad, la Sra. Clinton había orientado su campaña a partir de la premisa de que “había llegado el momento de las mujeres” (como las elecciones anteriores habían significado la llegada del momento para los afroamericanos, al salir elegido un candidato negro). 
Sin embargo, la gran sorpresa del Partido Demócrata fue que la gran mayoría de las mujeres blancas votaron a Trump (mayoría incluso mayor entre las mujeres de clase trabajadora). 
Explicar este hecho, como está haciendo la Sra. Clinton, subrayando que era consecuencia de su falta de educación (mostrando como prueba de ello que los sectores con mayor educación votaron a Clinton y que los menos educados lo hicieron por Trump), es creer que la educación era la variable determinante del comportamiento electoral, cuando la variable determinante fue la indignación de clase –predominantemente de clase trabajadora– frente al establishment demócrata representado por la Sra. Clinton. 
La educación era un indicador de la clase social del votante. 
Y Donald Trump fue el único candidato (junto con Bernie Sanders) que apeló al sentido y conciencia de clase del electorado. 
La eliminación sectaria, por parte del Partido Demócrata, de Bernie Sanders canalizó el proceso de movilización de la clase trabajadora al candidato Donald Trump, un personaje enormemente astuto, que utilizó dicha conciencia de clase frente al muy rechazado establishment político-mediático, bien representado por la candidata Hillary Clinton. 
La gente educada, trabajando con el presidente Obama y con la candidata Clinton, junto con los presidentes Clinton y Bush padre e hijo, había contribuido a crear la enorme crisis que dañó sustancialmente el bienestar y calidad de vida de las clases populares poco educadas. 
A tales clases, el establishment político-mediático no les dejó otra alternativa que votar a Trump para mostrar su enfado y rechazo al establishment del Partido Demócrata, responsable, junto con el del Partido Republicano, de la Gran Recesión. 
Ambos establishments habían eliminado antes a Bernie Sanders, que era la única posibilidad para cambiar las políticas que habían causado la Gran Recesión. 
De hecho, la gran mayoría de encuestas señalaban que Sanders hubiera ganado a Trump con porcentajes mucho mayores que los que Clinton mostraba.
El fracaso de las políticas identitarias 
frente al elemento de clase
En EEUU, las mayores diferencias entre las derechas (el Partido Republicano) y el partido que con excesiva generosidad podría llamarse de izquierdas (el Partido Demócrata) se encuentran en la estrategia de integración de los sectores discriminados –tales como minorías negras y latinos así como mujeres- dentro de las estructuras de poder. 
Ha sido el Partido Demócrata el que ha liderado las campañas antidiscriminación de las minorías y de las mujeres. Tales campañas han resultado exitosas, con un incremento notable de personas pertenecientes a las minorías discriminadas y de mujeres en las estructuras de poder, tanto públicas como privadas. 
Ahora bien, han sido minorías o mujeres de clase media de renta alta las que se han beneficiado de ello, sin que ello supusiera necesariamente un mejoramiento en el bienestar y calidad de vida de la mayoría de las minorías y de las mujeres que pertenecían a las clases populares. 
En realidad, las que más se han beneficiado han sido las personas de clase media-alta (la clase educada profesional), sin con ello mejorar el bienestar de la clase trabajadora y otros sectores de las clases populares. 
Su máximo valor es el simbólico, mostrando (o intentando mostrar) que todos los ciudadanos, independientemente de su raza o género, pueden alcanzar las máximas cotas de poder. 
Pero este imaginarlo en el sueño americano no se corresponde con la realidad, pues para los hijos e hijas de la clase trabajadora es muy difícil llegar arriba, situación que es incluso más acentuada hoy en día, cuando la evidencia muestra que los hijos no vivirán mejor que sus padres en este futuro diseñado por los de arriba.
Así pues, la variable de clase continúa 
siendo una variable de enorme importancia 
para entender como la población piensa, vive y vota. 
Y la clase trabajadora (personas que obtienen sus rentas del trabajo, a base de un trabajo repetitivo, supervisado y que se paga por horas) continúa existiendo. 
En realidad, 
son ellas la mayoría de las clases populares. 
Y cuando las izquierdas 
se olvidan de ello, tales clases votan a la ultraderecha. 
Así ha ocurrido en EEUU, 
así ha ocurrido en el Reino Unido y así puede ocurrir 
en Francia y en otros países de la Unión Europea.
En realidad, la experiencia de las elecciones estadounidenses muestra claramente que existen clases sociales entre las minorías y entre las mujeres, y que, aun cuando la mayoría de asociaciones de defensa de las minorías, así como de las mujeres (todas las cuales apoyaron a la Sra. Hillary Clinton) estaban lideradas por mujeres de clase media alta, perteneciente a las clases profesionales, y se consideraban representantes de todas las mujeres, la mayoría de estas dieron mayor hincapié a lo que ellas percibieron que eran sus intereses de clase –rechazando el establishment político-mediático- que no a lo que sus dirigentes definieron como sus intereses de género. 
Sería un error 
enfrentar los intereses de raza y género con los de clase, y viceversa, pero es claramente un error mayúsculo no darse cuenta que tanto las razas como los géneros tienen clases sociales que pueden tener intereses distintos y en conflicto. 
El caso último de Estados Unidos es un ejemplo de ello.
Ni que decir tiene que el gobierno Trump, compuesto por elementos clave de la clase empresarial, llevará a cabo políticas que dañarán extensamente el bienestar de las clases populares, pero su victoria muestra el grado de rechazo que las clases populares, y sobre todo la clase trabajadora blanca (que es la mayoría de la clase trabajadora en aquel país), tuvieron hacia lo que se había definido históricamente como el partido del pueblo, el Partido Demócrata. 
Ha sido la gran pérdida de credibilidad de los instrumentos que históricamente defendían los intereses de las clases populares lo que ha causado la victoria de la ultraderecha en Estados Unidos y, probablemente, en muchos países de Europa.
PUBLICO



Mientras la Izquierda siga en babia soñando utopías, los clones de Trump en Europa seguirán ganando elecciones

No se puede abarcar todas las luchas 
Hay que priorizar objetivos

Aviso a Navegantes...
O somos pragmáticos si queremos ganar 
O seguiremos en babia soñando utopías
Muy buen artículo el de Rosa María Artal, con la que estoy acuerdo en todo, aunque se olvida de lo fundamental. 
Sin soluciones que ofrecer la izquierda, Trump ganó, así como sus clones europeos ganarán sus eleciones.
Porque...
Mientras no se de una solución real y factible a los problemas y precariedad de la gente. 
Mientras no se encierren a todos los culpables de la crisis y se nacionalicen los bancos para que fluya el dinero realmente a la gente.
Mientras no se recupere la soberanía nacional saliendo de esta UE al servicio de los Lobbys sionistas y recuperemos nuestra moneda para no tener que pedir permiso a Alemania para cualquier cosa que querramos hacer.
Mientra no hagamos una auditoría de la deuda para dejar de pagar la que es odiosa.
Mientras no distribuyamos la riqueza a través de unos impuestos más justos y equitativos, donde los que más tienen sean los que más paguen y no al contrario.

Mientras no aseguremos una pensión digna, cueste lo que cueste y la carguemos a los presupuestos del estado como cualquier otro gasto del mismo.
Mientras no se ofrezca una alternativa real al expolio que la estafa de la crisis está produciendo en los bolsillos de los ciudadanos. Que vía impuestos, tarifas abusivas y comisiones ilegales, nos obligan a pagar su deuda, la del estado y las corporaciones, que no la nuestra. 

La nuestra ya la pagamos vía precariedad, desahucios y suicidios.

Mientra sigamos divididos y enfrentándonos en guerra de guerrillas minoritarias contra otros grupos más o menos mayoritarios ( maltrato animal, no a los toros, LGTB, refugiados) etc cuando el pueblo está pasando hambre y frío, sin un pan que llevarse a la boca, sin un salario justo que le permita vivir dignamente, sin un techo seguro donde descansar sin miedo y con la amenaza constante de que quedarnos sin pensiones, no tendremos nada que hacer ya que partimos derrotados de antemano.

PODEMOS no sólo no debe PSOCIALIZARSE sino que debe renegar de todas esas etiquetas sociatas que restan más que suman en la lucha por devolver el poder al pueblo y a la clase trabajadora.

Como piensa la Izquierda ganar si solo habla para minorías. 

Trump habló para una mayoría: los trabajadores y ganó

Trump ofreció trabajo a los suyos...

los demás que ofrecen... más de lo mismo?

O somos pragmáticos si queremos ganar 

o seguiremos en babia soñando utopías.

No se puede abarcar todas las luchas 

Hay que priorizar objetivos

Nadie habla de abandonar ciertas luchas, 
sino de sacarlas de las portadas 
y apartarlas a un lado por el momento,
para no abrir más frentes que los justos y necesarios

( Lo primordial es lo primero... 
lo demás, si se hace bien las cosas y se alcanza el poder, 
vendrá por añadidura)


Un ejemplo claro lo tenemos en lo que pasó en estas elecciones, por no priorizar que lo importante era echar a Rajoy del poder y preferir la utopia de que la izquierda real pillara cacho, nos vemos ahora como nos vemos.

A Pedro Sánchez, de presidente, le hubieramos tenido en el parlamento cogido por los huevos y si hubiera fallado en las propuestas progresistas que le hiciera PODEMOS hubiera sido a la larga su "necesaria muerte política" en las próximas. 

A la vez que echar a Rajoy de Moncloa, hubiera supuesto una profunda crisis de liderazgo en el PP.

Ahora lo importante, es sacar a los españoles de la miseria y frenar el expolio que estamos sufriendo de banca y corporaciones. Lo demás, sobra... por ahora.

Y menos, meterse en charcos que restan mas que suman.

Resumiendo 
mientras no hagamos todo lo anteriormente dicho ( ofrecer soluciones claras a la gente que rompan con todo lo que nos ha traido hasta aquí) ...
cualquier cosa será mejor para la gente que seguir con más de lo mismo, o sea aguantando más mentiras, más austeridad y más recortes. 
O sea, 
muchos piensan en el resto de Occidente votando a otros...
que... de perdidos, al río y que sea lo que Dios quiera.

Porque...
La gente quiere una vida digna... todo lo demás se la pela
Así que todo lo que se diga o se haga, si no sirve para sacarnos de este infierno de precariedad y miseria, no le vale para nada a la gente.
O cogemos el toro por los cuernos y llamamos a las cosas por su nombre e identificamos las causas aportando soluciones reales y tangibles... o nosotros mismos seremos los corneados y apaleados

ARMAK de ODELOT

POSDATA

En estos años, no he visto a ninguna izquierda quejarse por lo que pasaba en Libia, Siria, Irak, Afganistán, Sudán, Somalia, Nigeria.

La izquierda, por eso, está desautorizada para opinar con autoridad moral, sobre los refugiados, al ser cómplice con su silencio del genocidio que están cometiendo las intervenciones pseudo-humanitarias y sus hordas de mercenarios-yihadistas, armados, entrenados y financiados por Occidente y sus aliados.

No se puede seguir bombardeando al ISLAM y luego querer hacer recaer sobre la  conciencia de los ciudadanos la culpa y la carga de todo lo que están pasando con los refugiados cuando aquí la estamos pasando como la estamos pasando. Cuando vivíamos bien, nadie se opuso a la entrada de inmigrantes... lo pilláis?

Y mas cuando la solución está en las manos de nuestros gobernantes pero la callan...

Dejarlos vivir en paz y ayudarlos, que no endeudarlos más, económicamente.

POSDATA 2

Muchos en EEUU 
se preguntan que es lo que pasa en su país y en el mundo

Yo se lo diré: 
Pues que después de dejarlos expoliados y arruinados por la sangüijuela sionista, - como ya hizo en su día con el imperio británico, Holanda, imperio austro-húngaro, ciudades - estados italianas como Venecia, (se suben al carro para aprovecharse de su poderío y luego los deja tirados, una vez exprimidos) -, ahora buscan subirse al carro de Rusia ( ingentes reservas naturales mas poderío militar) y China ( Billones de dinero fresco para seguir expoliando a través de la bolsa y demás formas de financiamiento y una monumental fábrica que produce de todo con una ingente masa de mano barata) para seguir dominando el mundo.

Esta guerra aparente entre las élites es por la resistencia de unos, a que EEUU deje de ser la primera potencia hegemónica.

1 comentario:

  1. Querido amigo: estoy sustancialmente de acuerdo con lo que dices. Menos en una cosilla. Si Podemos hubiera dejado gobernar al los PSOECES, estaría pasando lo mismo que ahora. Hubieran gobernado con el PP. Salud.

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