Por Guadi Calvo*.
En noviembre último publicamos en este mismo medio un artículo en dos partes titulado Los Primos Lejanos de la Yihad I y II**, donde analizábamos el origen y la progresión de las bandas salafistas que, con distinta suerte, tienen o tuvieron presencia en el sudeste asiático, particularmente en Filipinas, Malasia e Indonesia.
Mientras elaborábamos esos análisis teníamos la convicción de que más temprano que tarde nos volveríamos a ocupar del terrorismo salafista en aquellas remotas geografías.
No debimos esperar demasiado.
En la mañana de este jueves la ciudad de Yakarta, capital de Indonesia, fue sorprendida por una cadena de explosiones.
Cerca de las 10:30 de la mañana (hora local), los medios del país comenzaron a informar de las explosiones en una zona próxima a la Casa de Gobierno, a la delegación local de Naciones Unidas, varias embajadas y edificios de importantes empresas multinacionales.
A la cadena de explosiones le siguieron tiroteos por calles laterales a los edificios.
Las autoridades comunicaron que al menos serían 7 los muertos, 5 de ellos atacantes y 10 heridos, de los cuales 5 son policías; entre los muertos figura un occidental, aparentemente de nacionalidad canadiense.
Sobre la identidad de las víctimas los datos no son muy confiables. El Ministerio de Exteriores de los Países Bajos habría confirmado que un ciudadano holandés que trabaja en Naciones Unidas se encuentra entre los heridos graves.
Tras varias horas de desconcierto y tiroteos, la policía consiguió restablecer la tranquilidad y anunció que había alcanzado a detener a 4 sospechosos de formar parte del grupo atacante.
Horas después, en un comunicado el Estado Islámico (EI) reconoció la autoría de los ataques que tenían como objetivo principal ciudadanos extranjeros y puestos policiales.
Uno de los blanco fue una cafetería de la cadena Starbucks ubicada frente al centro comercial Sarinah y otro una garita policial ubicada en la esquina de dos importantes avenidas.
Yakarta se inscribe a la ya larga lista de grandes ciudades atacadas por el integrismo musulmán fuera de sus territorios: Nueva York, Madrid, Londres, Bombay, Paris; sin duda, se seguirán sumando nombres como en un tour diabólico.
Las autoridades indonesias creen que entre los atacantes muertos habría por lo menos un extranjero.
Tampoco se ha podido confirmar en número total de terroristas que participaron del hecho, pero por la disposición de los blancos alcanzados, se estima que podrían haber sido entre 15 y 20.
Algunos testigos dicen haber escuchado al menos media docena de explosiones. Tras los estallidos los atacantes dispararon contra los transeúntes, sin ninguna otra consigna que matar, rememorando los ataques de Paris.
Otros se atrincheraron en un centro comercial y resistieron a los ataques policiales varias horas.
Según el portavoz de la policía nacional, Anton Charliyan, desde noviembre se esperaba un ataque de estas características, por lo que el número de víctimas no fue mayor al estar alertada la división antiterrorista.
Indonesia, la mayor economía de la región, cuenta con la población musulmana más numerosa del mundo: a pesar de los más de 200 millones de musulmanes, de 255 millones de habitantes, el Gobierno es laico, y comunidades minoritarias como las cristianas, hindúes y budistas cuentan con gran influencia en la sociedad en general.
Un poco de historia
Durante años se supo del accionar de grupo salafista Jemaah Islamiyah(Comunidad Islámica) fundado por Abu Bakar Bashir, uno de los muchos combatientes indonesios que lucharon contra la Unión Soviética en Afganistán.
Según algunas fuentes de servicios de inteligencia occidentales, Jemaah Islamiyah comenzó siendo una formación de no más de 200 combatientes, que llegó a aglutinar cerca de 5000 miembros en 2002 con presencia en Indonesia, Malasia y Singapur.
Jemaah Islamiyah, que realizaría numerosas acciones desde 1993, saltaría a la fama mundial tras los atentados en Bali en octubre de 2002 en el distrito turístico de Kuta, cuando un suicida y un coche bomba, operado a control remoto, atacan un centro de diversión nocturna, asesinando a 202 personas (164 extranjeros y 38 indonesios) y dejando heridas a otras 209 personas.
Un tercer explosivo de menor potencia fue detonado a las fueras del consulado norteamericano causando daños menores. En 2003, otro resonante atentado contra el Marriot Hotel de Yakarta dejaría una docena de muertos.
Tras ser intensamente combatido por el ejército indonesio, Jemaah Islamiyahpareció disolverse, pero con el resurgimiento del salafismo se creyó que había jurado lealtad a al-Qaeda, hasta que se detectó la posible presencia de un antiguo elemento fundamentalista indonesio que junto a otros 60 han combatido en Siria a la par de los hombres del Califa Ibrahim; por lo menos algunos servicios de inteligencia los ubicaron en la ciudad Siria de Raqqa.
La policía indonesia creyó que nuevamente estaría en el país para coordinar atentados como el del jueves, con el claro objetivo de abrir un nuevo frente del Estado Islámico en su guerra global.
El Estado Islámico hoy cuenta, más allá de su lugar de nacimiento en la frontera entre Siria e Irak, con amplias representaciones que van desde Nigeria al Sudeste Asiático, desde Libia a Pakistán, desde Afganistán al Sinaí egipcio, sin contar la cantidad de “lobos solitarios” que pueden estar anidando en cualquier lugar del planeta.
Como quien dice, una gran familia.
*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook:
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