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domingo, 18 de diciembre de 2016

La Iglesia... la Mayor Secta de la Historia - El Estado Vaticano, adquirido mediante una estafa

El Estado Vaticano, adquirido mediante una estafa de la Iglesia Romana


Casi nadie se cuestiona hoy día la existencia del Estado del Vaticano. Algo que estuvo ahí más allá de la generaciones de nuestros abuelos, el límite donde nos alcanza la memoria. No más.

Pero algunos ya sabrán que las tierras vaticanas se adquirieron mediante fraude. Un burdo documento falsificado mediante el cual el papa le demostraba al franco Pipino (o Pepino) su derecho de posesión y gobierno sobre esos terrenos.

Según esta falsificación de mala calidad y ampliamente demostrada, Constantino en plena fiebre por su conversión había donado tierras y poderes al poder papal romano.

Y así señoras y señores nació el estado papal.

Cristiandad de la falsa iglesia y poder civil amancebados en plena connivencia para borrar a Dios en nombre de dios. 

Contra el Cristianismo. Como ha sido, es y será todo lo que sale de esa despreciable insititución.

Jesús dijo que su Reino no era de este mundo.(Jn 18:36) 

Pero eso le pareció poco al miserable papado que estableció el suyo terrenal. Aquí y ahora. Eso de la Fe es para primos. 

No se palpa, ni se ve, ni se hereda, ni se obtiene riquezas o poder, ni se fornica con ella.


La Iglesia la Mayor Secta de la Historia

La falsa ‘Donación de Constantino’

Catedral de Notre-Dame en París
El Papa, quien gobierna como monarca del cristianismo a mil millones de personas en el mundo, ha tenido desde hace más de mil años un poder terrenal que, debido a su misión espiritual, no le correspondía en absoluto. 

Como este pensamiento es bastante lógico, la ¿Santa? Iglesia católica quiso solucionar dicho problema con una falsificación, la cualasegurase el poder terrenal que no debía poseer en ningún caso

Y la trampa “coló” durante cientos de años hasta que se demostró que laDonación de Constantino, como se llama a dicha falsificación, era un bulo como una catedral de grande.
 
Los ‘fraudes píos’, como también se conoce al documento, es un hecho que demuestra claramente las aspiraciones terrenales de la Iglesia católica de Roma: 

funcionan igual que una monarquía desde su constitución en el siglo IV, y como tal vela por sus intereses temporales y las influencias terrenales que puede adquirir

Siempre lo ha hecho y siempre lo hará,  lo que queda demostrado por la falsificación que ellos mismos crearon para poder ejercer dicho poder.

“Mi reino no es de este mundo”

Esta frase, puesta en boca de Jesús y que relata Juan 18,36 no era seguida en absoluto por los sumos pontífices que han ocupado el Trono de san Pedro desde el siglo VII

A la caída del Imperio romano, el vacío de poder existente fue llenado por un sistema feudal en el que la Iglesia se encontraba casi en la cúspide, justo debajo del rey de turno. 

El cristianismo, y sobre todo los gobernantes de la misma como los obispos y preladoscomenzaron a tener cada vez más poder terrenal, consecuencia directa del vacío antes mencionado. 

Este poder, que era en su mayoría simbólico (pero efectivo), era ejercido en las pequeñas comunidades que por aquel entonces existían en el mundo conocido. 

Con el paso de los siglos, este poder quiso ser legitimado en un documentoque otorgase a la Iglesia dicha influencia por escrito; en ese preciso momento es cuando se hace necesaria La Donación de Constantino.
 
Aparece en el siglo VIII, y cuenta en sus líneas la conversión del emperador Constantino a la religión católica y, seguidamente, le otorga infinidad de privilegios que harían de ella la institución terrenal más poderosa de todo Occidente

Consta de dos partes diferenciadas, escritas  –según decía la Iglesia–  del mismo puño y letra del emperador, siendo depositadas  –según decía la Iglesia, insistimos–  por Constantino en la tumba del apóstol san Pedro.

Constantino
1º PARTE: Confessio
La primera mitad de los fraudes píos relatan cómo el emperador se convierte al cristianismo por convencimiento propio

Dos sucesos tienen una trascendencia vital para llegar a esta decisión, que marcarán la vida del dirigente romano: el primero tiene lugar en la batalla del puente Milvio, en 312 d.C. donde Constantino se enfrenta a Majencio por el poder del Imperio romano, envuelto en una guerra civil hasta el 324 d.C. donde el primero se alzó con el poder en Roma gobernando Oriente y Occidente. 

Dicha batalla fue crucial, ya que Constantino la superó siendo inferior en número, lo que se atribuye al sueño que el emperador tuvo en la jornada previa a la conflagración; un ángel le dijo que pintase en sus escudos la cruz de Cristo, con la frase in hoc signo vinces (con este símbolo vencerás).

El segundo suceso que hizo posible la conversión de Constantino, tras el que escribirá la Confessio, es la curación de la lepra tras su bautizo por Silvestre I, primer papa desde el Edicto de Milán (313) en el que Roma dejaba libertad de culto a sus pobladores. 

La inmersión del cuerpo en agua y la curación posterior dio al emperador el motivo final para adoptar la religión de Cristo y por extensión, que la adoptasen sus súbditos también.

2º PARTE: Donatio

Ésta es la mitad sustancial del documento. 

La Confessio es la excusa para otorgar dichos privilegios a la Iglesia católica (como si los emperadores tuviesen que pedir permiso para algo…lo que querían, lo hacían o lo tenían. Punto. Nada de excusas ni permisos). 

Por eso el “tufo” a falsificación. Seguidamente os enumeramos los privilegios que Constantino ‘otorga’ a la Iglesia, los cuales no son pocos y rozan lo estrafalario en algunos casos:

El Patriarcado de Roma tendría la primacía sobre las otras iglesias importantes, las cuales eran Jerusalén, Antioquía, Alejandría y Constantinopla. El obispo de Roma tendría poder sobre los demás y a la Ciudad Eterna se deberían enviar los asuntos más espinosos para su resolución.

Los cargos eclesiásticos de la Iglesia Ortodoxa de Roma tendrían los mismos privilegios que los senadores de la ciudad. 

Esto era un gesto muy inusual porque los senadores gozaban de un prestigio en la ciudad del Tíber de incluso un milenio de antigüedad, a los que serían incluidos los curas de Roma.

Basílica de san Pablo
-Las iglesias de san Pedro y san Pablo de la capital romana serían colmadas de bienes y riquezas.

Intereses terrenales por encima de todo

La Donación de Constantino tenía su porqué en la Historia: dicho documento apareció en plena lucha iconoclasta con Bizancio, al no creer los orientales en la adoración a figuras o cuadros que representasen a Cristo. 

Las distintas visiones entre Roma y Constantinopla dieron lugar a luchas verbales entre las dos sedes principales del cristianismo; a ello, hay que añadirle la invasión lombarda que por aquel entonces (siglo VIII) sufría la Santa Sede, problema de gran importancia para el obispo de Roma que veía amenazado su poder terrenal gravemente

Para solventar dicha preocupación, el papa Esteban II habló con el rey franco Pipino el Breve y éste ganó a Lombardía tras una serie de batallas. 

Como Bizancio no acudió a la llamada de socorro hecha desde la Ciudad Eterna,el pontífice vio la oportunidad de escindirse del Imperio oriental y así proclamar la independencia del mismo.

Esteban II
Hizo efectiva la ocupación de Pipino en el norte de Italia y para sí, la Santa Sede se quedó con Rávena y sus ocho obispados.  

A ella se unieron los territorios de Umbría y Marcas que el rey franco conquistó a los lombardos y que más tarde cedió al pontífice mediante la Donación de Quercy

Pipino el Breve fue coronado por Esteban II,  se plantó el germen de los Estados Pontificios (los que durarían más de mil años) y se establecieron unas bases sólidas para que el ¿Santo? Padre ejerciese el nuevo poder terrenal que el rey franco le cedió.
 
Justo en este preciso instante es cuando los investigadores coinciden en que se escribieron los fraudes píos, con el fin de darle una base legal a las influencias terrenales que derivaron de los tratos de Pipino con Esteban II. 

La Santa Sede necesitaba, a ojos de la posteridad, un documento que defendiese dicha posesión de poder temporal. 

La cuestión es que sabían que si Esteban II firmaba un texto así, se le vería el plumero a la Iglesia con respecto a los verdaderos intereses que perseguía; optaron por crear un texto falsificado de la época de Constantino en el que el emperador otorgase ricas posesiones y privilegios a la Curia de Roma, lo que sería sin duda mucho más creído y respetado en contraposición a la primera opción.

Más falsos que una moneda de cartón

Lorenzo Valla
Lorenzo Valla, italiano erudito, secretario real e historiador de la corte de Alfonso V de Aragón, demostró la falsedad de La Donación de Constantino en su obra Del falso credita et ementita el Constantini donatione declamatio (1440).

El autor, que odiaba a la Iglesia con todas sus ganas, ya fue llamado al orden años antes de publicar dicha obra que contradecía a los fraudes píos

La mediación de un amigo suyo con suficientes contactos evitó que lo quemaran en la hoguera, esperando que se relajase tras ecuánime advertencia. Pero ni mucho menos. 

Esto avivó sus diferencias con respecto a la institución de Roma y escribió la obra publicada en 1440, destapando las inconcluencias y fallos que tenía dicho documento y afirmando, con total seguridad, su falsedad frente a la Historia.

Algunos de los errores encontrados en la Donación son de gran calado histórico, de ahí la facilidad –si se le puede llamar así– con la que Valla desmontó totalmente la versión católica del documento. 

En primer lugar,se aduce a Bizancio como provincia, cuando en el siglo IV era una ciudad únicamente

Fallo insalvable. 

También, que en la redacción del documento se utilizaron fórmulas de escritura imperiales, pero de la época bizantina y por lo tanto, mucho posteriores a la época de Constantino

Otro error de bulto es la mención de los templos de Roma en el documento, cuando en el siglo IV aún no existían dichos lugares. En conclusión, toda una serie de incongruencias que no concuerdan en absoluto las unas con las otras. 

La Donación de Constantino es un mejunje de escritos realizados por un falsificador que copió varios textos anteriores, como sucede en la Confessio que fue tomada literalmente de la obra Historia de los Francos, de Gregorio de Tours (siglo V). 

El falsificador añadió además que Constantino, con las riendas en la mano del caballo que sostenía a Silvestre I, le paseó cual vasallo de la plebe por las calles de Roma. 

¡Como si un emperador que ha ganado una guerra civil contra dos temibles adversarios tuviera mejores cosas que hacer!

Nicolás de Cusa
Nicolás de Cusa (1401-1464), cardenal de la Iglesia católica, ya asumió yseñaló que La Donación contenía inexactitudes que desechaban su autenticidad

Tal opinión respondía a un deseo personal del eclesiástico –y a la evidencia histórica, por supuesto– partícipe de la unión religiosa entre oriente y occidente y conocedor de que los fraudes píos constituían un impedimento para dicha reconciliación, al mantener la sede de Roma unos “aires imperiales” que aborrecían totalmente en Bizancio.

Como conclusión, mencionar una vez más el ejemplo de La Donación de Constantino para recalcar los deseos terrenales de la Iglesia católica, presentes desde que fue creada como una institución dependiente del poder del emperador. 
No les importó presentar documentos falsificadoscomo aval a su teoría del poder terrenal, es más: ellos mismos crearon la copia y la difundieron como verdadera

Pudo ser demostrado que este documento era una falacia pero, ¿qué ocurre con aquellos que son falsificaciones y que aún continúan vigentes, como en el caso de los registros de propiedades ocurridos durante siglos?
El Papa, quien gobierna como monarca del cristianismo a mil millones de personas en el mundo, ha tenido desde hace más de mil años un poder

La caída de Roma es el fortalecimiento del papado:‘Otro evangelio, Otro señor, Otro pedro’

Estamos los redimidos, comensales con el Señor, comemos su cuerpo, somos uno con él. Otros han fabricado otro cuerpo, y lo comen. Es gangrena, podredumbre. Otro cristo, otro evangelio: cuerpos muertos

Una imagen del papado El Señor de la Iglesia la tiene –mientras- como guardada, escondida en el desierto, para que no la devoren por completo.

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