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domingo, 25 de diciembre de 2016

BANGLADESH, ALGUNAS NOTAS DESAFINADAS

BANGLADESH, ALGUNAS NOTAS DESAFINADAS

Por Guadi Calvo
Sin duda la mayoría de los occidentales escucharon por primera vez la palabra Bangladesh, (País de Bengala) e l 1 de agosto de 1971, cuándo George Harrison junto al músico bengalí Ravi Shankar, acompañados entre otros por Bob Dylan, Eric Clapton y Ringo Starr, realizaron en el Madison Square Garden de Nueva York, lo que se convertiría en el primer festival a beneficio de la historia: “The Concert For Bangladesh”.
Más de 10 millones de bangladesíes, habían buscado refugio en la India, escapando de las masacres que el ejército de Pakistán de Oeste perpetraba contra sus díscolos y lejanos hermanos.
La creación en 1947 d el Pakistán Occidental y Oriental, separados en más de dos mil kilómetros por la India, a pesar de ser las dos de mayoría musulmana, ambas regiones tienen importantes diferencias culturales y lingüísticas.
Finalmente el resultado de la guerra, que dejó más de tres millones de bangladesíes muertos por orden de Agha Yahya Khan, “el carnicero de Dhaka” el entonces presidente de Pakistán, con el apoyo del presidente norteamericano Richard Nixon, quién no dudó en amenazar a la primer ministro hindú Indira Gandhi, con enviar la Séptima Flota, si se inmiscuía en los “asuntos internos” de Pakistán.
Finalmente gracias a la presión mundial y la intervención militar de la India se consiguió el cese de genocidio y que Bangladesh a partir de noviembre de 1971 se convirtiera en una nación independiente.
Desde entonces Bangladesh solo alcanza notoriedad mundial por dos motivos: cuándo algún ciclón tropical asola sus costas. 
Todavía se recuerda con terror el de noviembre de 1970, bautizado como “Bhola” que dejó entre 300 y 500 mil muertos o cuándo se habla de la sobreexplotación laboral que grandes marcas occidentales realizan a su antojo en la pequeña nación, que se ha convertido en la segunda potencia exportadora de ropa del mundo, detrás de China.
Marcas como Primark, Mango, Benetton, Walmart, Walt Disney, Gap, Carrefour y Li & Fung, entre una infinidad de otras tantas multinacionales de la moda, explotan a millones de trabajadores en especial mujeres y niños con extenuantes jornadas laborales que sobrepasan las 16 horas diarias. 
El sector textil representa cerca del 80% de las exportaciones del país que representa el 17% de todo su Producto Interior Bruto (PIB). 
Los principales receptores de la ropa que se fabrica en Bangladesh son para los mercados norteamericanos y europeo.
La desprotección laboral, que sufren los trabajadores bangladesíes quedó al desnudo en abril de 2013 cuando se produjo el derrumbe del edificio Plaza Rana Savar, en la ciudad de Dakha, la capital del país, que albergaba cinco talleres textiles y terminó con la vida de por lo menos 1200 personas y dejó 2250 heridos. 
Nunca habían sido escuchadas las denuncias de los trabajadores que avisaban de una serie de grietas se había abierto en el edificio el día anterior. 
La mayoría de las víctimas no alcanzaban a cobrar 30 dólares al mes confeccionando ropa para la marca irlandesa Primark, entre otras empresas.
En noviembre del año anterior 125 trabajadores, en su mayoría mujeres, habían muerto a causa de un incendio de otra fábrica textil en las cercanías de Dakha. 
Esta fábrica no contaba con equipos contra incendios, al tiempo que las salidas de emergencia estaban cerradas: hasta último momento se obligó a los trabajadores a no abandonar su puesto de trabajo.
A pesar que desde hace dos décadas los registros económicos, parecen ser buenos, empujados justamente por esta industria, solo los magnates textiles, disfrutan de los beneficios, ya que su más de la mitad de su población bangladesíes, de unos 160 millones de personas, están por debajo de los índices de pobreza. 
Menos del 50% tiene acceso a agua potable y el gasto per cápita anual en salud es menor a 60 dólares. 
Son más de 10 millones los niños que trabajan en la industria textil y cerca de 6 millones de bangladesíes que emigraron para trabajar con regímenes laborales del siglo XII en países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Qatar, especialmente en la construcción.
Por estas razones, es que cuando se nombra la lista de países, cuyos ciudadanos que más suman al número total de refugiados que pugnan por llegar a Europa, después de Siria, Irak Afganistán, Pakistán, Eritrea y Somalia aparece la lejana Bangladesh.
Amigos que pueden solucionar esto
El 90%, de los 160 millones bengalíes son musulmanes, en su enorme mayoría de la escuela sunita, lo que convierte a Bangladesh en el cuarto país del planeta con mayor número de seguidores del Islam, después de Indonesia, India y Pakistán. 
La mitad de su población es menor de 25 años, y si bien las tasas de desempleo no son apabullantes entre un 6% y un 7%, la enorme mayoría de los trabajadores están sometidos a explotación laboral, precarizados sin seguridad social y sueldos muy bajo, lo que hace que más de un tercio de la población viva bajo el umbral de la pobreza.
El acceso a internet y redes sociales en las poblaciones urbanas es muy alto, y esta es una herramienta fundamental para la captación de militantes por parte de grupos extremistas como al-Qaeda o Estado Islámico, por lo que se cree esté dato tenga mucho que ver con el incremento de la actividad salafista en el país.
Para muchos de estos jóvenes lo que está sucediendo en países como Siria, Irak, Libia o Nigeria, no deja de ser un aliciente para una salida rápida de la crónica crisis económica, un militante de cualquier organización terrorista puede ganar entre 500 y mil quinientos de dólares al mes, cifra que cualquier trabajador bengalí no ganaría en años. 
Ya es notable la brecha en el interior de la comunidad musulmana entre fundamentalista y moderados-
La secuencia de asesinatos contra periodistas, blogueros, dirigentes de la comunidad gay y miembros de minorías religiosas que se acerca peligrosamente a las 50 víctimas ha puesto en alerta a las autoridades.
En solo los dos primeros meses de 2015 tres blogueros ateos, fueron asesinados a machetazos por fundamentalistas musulmanes entre ellos el escritor estadounidense de origen bangladesí Avijit Rovy en el campus de la Universidad de Dhaka. Un mes después del asesinato de Rovy el blogger Washiqur Rahman Babu fue asesinado a golpes por un grupo de asaltantes en Begunbari de Tejgoan zona industrial de la capital.
 El 12 de mayo Ananta Das Bijoy, boggler y activista de Ganajagaran Manch, una organización anti-fundamentalista fue asesinado a tiros por un grupo de asaltantes en Subidbazar Bankalapara, en la ciudad de Sylhet al norte del país.
Otro blogger Niladri Chattopadhyay Niloy, fue asesinado a machetazos en su casa de la de Goran un barrio de Dhaka en agosto de 2015.
El Gobierno de la primera ministra, Sheij Hasina, desde 2010, ha iniciado cla persecución de organizaciones salafistas formadas en 1971 en apoyo del Ejército paquistaní durante la guerra de la independencia.
Dos tribunales especiales han dictado en estos últimos 5 años una veintena de sentencias de muerte, cadena perpetua y otras penas contra los hoy ancianos líderes del partido religioso Jamaat-e-Islami (JI), de fuerte presencia en todo el sudeste asiático.
Hasta ahora la sociedad del país está considerada como moderada donde la libertad de culto es respetada y la coexistencia religiosa una realidad.
Por lo que las actividades integristas y una nueva serie de ataques mortales no dejan de preocupar a las autoridades.
La presencia de grupos afines tanto al-Qaeda como a Estado Islámico, en países como India y Pakistán, y en el sudeste asiático dejan a Bangladesh en camino de los fundamentalistas.
En septiembre de 2014 Ayman al-Zawahiri, jefe de al-Qaeda global, había anunciado la creación de una rama de la organización en el Subcontinente Indio para “levantar la bandera de la yihad” a lo largo del Sur de Asia. 
En esa misma declaración Zawahiri había puesto a Bangladesh en la mira de sus objetivos, mientras que hombres enviados por el Califa Ibrahim líder de Estado Islámico, habrían establecido contactos con organizaciones salafistas como Jamaatul Muyaidín Bangladesh (JMB), Harkat-ul-Yihad-al Islami (HuJI), Hizb ut-Tahrir (HT) yAnsarullah Bangla Team (ABT) grupo está influenciado por los ideólogos extremistas como Anwar al-Awlakin y cuyo líder el Mufti Jasimuddin Rahmani, junto a una treintena de seguidores en la zila (distrito) de Barguna al sudoeste del país por llamar a la yihad en las mezquitas.
Ansarullah Bangla Team, pareciera ser la organización más cercana a Estado Islámico, desde su reaparición en 2013, si bien su creación se remonta a 2007 con el nombre de Jama’atul Muslemin. El 25 de mayo de 2015, fue declarada terrorista por el Ministerio del Interior.
ABT, se ha declarado responsable de los asesinatos de los blogueros y también del cooperante italiano Cesare Tavella en octubre de 2015 ABT con objetivos que incluyen la radicalización de jóvenes en bangladesíes, llamándolos a participación de la “guerra santa”.
El 12 de agosto de 2013 las autoridades de Bangladesh arrestaron al líder de la ABT, Mufti Jasimuddin Rahmani, con 30 miembros de Barguna (un distrito al sudoeste de Bangladesh) por incitar a una yihad en las mezquitas.
A pesar de que las autoridades bangladesíes, insistan en que los actos terroristas están solo involucrados fundamentales locales, agencias de inteligencias occidentales insisten con que Bangladesh se ha convertido en un nuevo objetivo tanto de al-Qaeda, como de Estado Islámico.
Las permanentes redadas que la policía del país está organizado contra los bolsones del salafismo locales, donde se producen detenciones hasta de 5 mil sospechosos, es prácticamente una confesión que en el Concierto por Bangladesh suenan algunas notas desafinadas.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.
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