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jueves, 29 de septiembre de 2016

PSOE: entre el ‘sorpasso’ y la ‘pasokización’ - Los Golpistas ya han ganado

Los golpistas del PSOE ya han ganado

Los golpistas del PSOE ya han ganado

Los aristócratas del PSOE se han topado con los reglamentos y así, claro, no hay quien dé un golpe de mano en condiciones. 

Tras meses de contubernios, los amotinados confiaban en que 17 dimisiones de miembros de la Ejecutiva bastarían para hacer huir al enemigo, pero hete aquí que Pedro Sánchez no rinde el fuerte y sólo le ha faltado lanzarle el cuchillo a Susana Díaz para emular a Guzmán el Bueno en la defensa de Tarifa.


Los golpistas entienden que, según los Estatutos, Sánchez debe recoger las fotos de la familia y desalojar el despacho para hacer sitio a una gestora, con la que abortarían su intento de que la militancia elija al líder. 


Y los asediados se disponen a aprovechar las dimisiones para convocar un comité federal que fije la fecha de un congreso extraordinario donde se manifiesten los afiliados, algo que también infieren de los mismos Estatutos. 

Como se ve, el lío es antológico y no es descartable que en algún momento intervengan los tribunales para decidir quién se queda con las llaves de Ferraz y las plazas de garaje.

La excusa de barones y sultanas para protagonizar este bochornoso tamayazohan sido los malos resultados de las elecciones gallegas y vascas y la negativa de Sánchez a facilitar la investidura de Rajoy con una abstención del PSOE. 

En realidad, existía un plan para liquidarle fuera cual fuese el camino que eligiera, aunque su idea de celebrar un congreso en diciembre, previa elección directa del secretario general, ha precipitado las cosas. Había que evitar a cualquier precio que la militancia se pronunciase y por ello han sacado los tanques a la calle al toque de corneta de ese exconsejero de Gas Natural llamado Felipe González.

Tal era así que hasta tenían cubierto el escenario de una repetición de elecciones, donde pensaban defender la opción de sustituir al candidato natural, es decir Sánchez, por Ángel Gabilondo, quien fue por cierto el elegido para encabezar la lista autonómica de Madrid cuando la dirección federal decidió pasar la apisonadora por encima de la cabeza de Tomás Gómez, quien desde entonces sigue molesto, para qué nos vamos a engañar.

Lo de Gabilondo merece un apunte porque el catedrático de Metafísica no es de los que creen que su reino no es de este mundo, sino más bien al contrario. De hecho, rápidamente tomó partido por los ahora amotinados y, según dicen, se lleva a partir un piñón con el valenciano Ximo Puig y, pese a que en su momento fue la opción de Sánchez, siente por él un desprecio que difícilmente puede disimular.

El plan actual era otro. Se trataba de imponer una gestora que, además de apoyar la abstención socialista en una reedición de la investidura de Rajoy, durmiera el proceso y dilatara la convocatoria del congreso varios meses, hasta que el propio Sánchez se convirtiera en un recuerdo lejano para la militancia. 

Sería entonces cuando uno de los suyos, probablemente la sultana andaluza, se coronase sin mayor oposición.

Como curiosidad cabría una reflexión sobre los Estatutos del PSOE, que pese a unas lagunas como las de Ruidera, distinguen dos situaciones respecto a la Ejecutiva Federal, que es elegida por el congreso y que tiene una fuente de legitimidad distinta a la del secretario general, al que votan directamente los militantes.

Los Estatutos contemplan que el secretario general y su Ejecutiva puedan ser reprobados políticamente y forzados a hacer las maletas, pero la vía prevista es la moción de censura que se contempla en el artículo 36.c y para ello es necesario que lo decida la mayoría del Comité Federal. 

De prosperar, sería el propio Comité el que designara una gestora. Barones y sultanas han renunciado a este camino porque no debían de tener todas consigo de que salieran triunfantes en el Comité Federal.

Algo distinto son las dimisiones en masa, que en los Estatutos se contemplan como vacantes y que bien podrían producirse por otras razones, tal que un accidente de avión. En este caso, según el artículo que invocan los conjurados, el 36 o, prevé que el Comité Federal se reúna para convocar un Congreso Extraordinario pero ni habla de gestora ni se entiende como una censura política. 

De lo anterior se deduce que lo que queda de la Ejecutiva, con su secretario general al frente, sigue en funciones y, lo que es más importante, controla el proceso hasta la convocatoria del Congreso. 

Pretender conseguir con 17 dimisiones lo que exige 146 votos del Comité Federal no es muy serio que digamos.

Aún con los tanques detenidos en el semáforo, es posible concluir que los golpistas ya han triunfado. Obviamente, nadie en su sano juicio cree ya posible el intento de formar un gobierno alternativo y, de repetirse las elecciones, el PSOE estaría condenado a descender todavía más a los infiernos. 

A esas terceras elecciones estaría abocado Sánchez en el improbable escenario de que saliera vivo de la conjura. 

En definitiva, si pierde la batalla del Congreso está muerto y, de ganarla, perdería la guerra y estaría muerto igualmente. Descanse en paz.

Juan Carlos Escudier | Cuarto Poder

FuenteCuarto Poder


















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PSOE: entre el ‘sorpasso’ y la ‘pasokización’

Gloria ElizoPublicada 29/09/2016 a las 06:00

Poco va a quedar en pie tras el terremoto provocado por Felipe González al desvelar que Pedro Sánchez le prometió que se abstendría ante un Gobierno de Rajoy, que no cumplió la palabra dada, su palabra, qué palabra, tantas palabras dadas, a unos y a otros, a las bases, a los barones, a Prisa, a la CEOE, al Parlamento, a cada cual lo que quiere oír, que sí, que no, que caiga un chaparrón…

Es difícil ofrecer a unos votantes hartos de un espectáculo endogámico y sinceramente aburrido (¿de verdad alguien cree que a alguien le interesan los estatutos del PSOE?) algún tipo de explicación política de lo que está pasando, más allá de la improbable supervivencia de un secretario general al que eligieron sólo porque no le creían capaz de otra cosa que obedecer a Susana Díaz y que se ha revuelto amenazando el estatus patricio de unos dinosaurios que viven del tráfico de una cada vez más devaluada influencia en un PSOE que quizá nunca más vuelva a encabezar un Gobierno.

Quiero pensar, sin embargo, que pudiera haber una reflexión política, una alternativa estratégica en todo esto. 

Que, admitiendo que Sánchez miente por todos lados recabando apoyos que le permitan levantarse una mañana más como secretario general del PSOE, no sea menos cierto que desde la noche del 26J siempre tuvo un objetivo: ir a unas terceras elecciones. 

Porque lo que estaría en juego aquí es que tipo de relación se pretende tener con el fenómeno Podemos, cómo sobrevivir (en suma) al fantasma del sorpasso y la pasokización.

Sánchez (como tantos) estaría revolviéndose aún en la fase de negación, repitiendo aquello de quién me ha robado mis votos, que los votos son suyos y se los tienen que devolver, que Podemos se hundirá al final (como llevan anunciando los titulares desde hace ya dos años) y volverá la alternancia bipartidista, que “no es no”, que sólo hay que aguantar una elección más para ver la recuperación del PSOE, que esta es la buena, que la gente volverá a confiar en el PSOE y Podemos se hundirá de verdad y él emergerá como el hombre de Estado que nadie le reconoce ser, el hombre de izquierdas que mantuvo su palabra, ungido para volver a hacer lo que realmente se le da bien al PSOE: 


traficar con los votos de izquierdas con las élites de este país y dejar a casi todos contentos: a Cebrián el silencio sobre sus cuentas en Panamá, a la CEOE su reforma laboral, a los exministros sus consejos de administración, a los dinosaurios del PSOE su pagada influencia... y la gente normal su no hay alternativa.

Pero no volverán los buenos tiempos del régimen y los barones lo saben. Cada elección es histórica, pero por sus malos resultados,un paquidérmico Partido Popular se erige sobre su propio fango como el único elemento de estabilidad que el miedo apuntala

Los barones saben bien que el miedo da muchos votos. 

Y no entienden por qué tienen que regalárselos todos a ese club cleptocrático en que se ha convertido el PP 

¿acaso no son ellos capaces de administrar ese miedo, no son capaces de robar como como el que más, de vender influencias, fabricar dosieres, financiarse ilegalmente, manipular los medios, privatizar a comisión?

¿Por qué no dirigir los oxidados cañones del PSOE contra ese PP desgastado y corrupto, con la segura ayuda de Prisa, de Botín y de la CEOE para recuperar ese espacio de centro moderado por los préstamos bancarios, el cambio sensato para el Ibex que Albert Rivera no fue capaz de vender ni con todo el dinero del Banco de Sabadell?

Podría ser por tanto que esta batalla ideológica no fuera sólo fruto de la improvisación, que lo que Sánchez anhela en la soledad de su escaño es la improbable vuelta al bipartidismo, devolviendo a Podemos a la esquina del tablero político, obligado a pactar a cambio de unas volátiles migajas cada cierto tiempo. 

Podría ser por tanto que lo que los barones buscan es sobrevivir sin tener que disfrazarse, que existe la posibilidad de acabar con el PP sustituyéndolo en ese espacio menguante pero aún enorme del miedo al cambio, de la inercia moral, de la sumisión a los dictados de los medios, asaltando la reconfiguración del espacio político aprovechando la debilidad de un partido que ha decepcionado a todo el mundo, incapaz de regenerarse incluso para sus parámetros hipócritas, acosado en los medios y en los tribunales.

Y teniendo presente, siempre, que el régimen no paga traidores.
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Gloria Elizo es diputada de Podemos en el Congreso



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