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viernes, 22 de julio de 2016

Los 5 MITOS sobre la SEGURIDAD de los HERBICIDAS


Los 5 MITOS sobre la SEGURIDAD de los HERBICIDAS




Los 5 mitos 
sobre la seguridad de los herbicidas
por NOTICIASDEABAJO • 21 JULIO, 2016
Informe redactado por André Leu, 2014 (Resumen)

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El agricultor ecológico André Leu, ha escarbado en gran cantidad de estudios científicos, revisados por pares, para presentar pruebas de que las afirmaciones de las Empresas Químicas y de las Agencias de Regulación sobre los pesticidas no son lo que parecen. 

Dicho de otra manera, Leu refuta utilizando datos científicos los cinco mitos más repetidos sobre la seguridad de los pesticidas.

En Los Mitos de la Seguridad de los Pesticidas se perfilan las carencias en la regulación de los productos químicos tóxicos usados en el suministro de alimentos y afirma que la mayor parte de las directrices seguidas para sostener el actual modelo está basado en criterios obsoletos, más bien que en los últimos descubrimientos científicos. 

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En realidad estos criterios constituyen una serie de mitos.

1. 

Mito de que han sido “rigurosamente probados”. 

La mayor parte de las formulaciones de pesticidas más vendidas en el mundo no ha sido probada su seguridad.

2. 

Mito de la muy “pequeña cantidad”. 
La mínima cantidad de residuo químico puede ser dañina.

3. 

Mito de la “degradación”. 
Muchos pesticidas son más tóxicos cuando se biodegradan.

4. 

Mito de que 

se puede confiar en las “Agencias de Regulación”. 

Las autoridades reguladoras no atienden a la gran cantidad de estudios científicos revisados por pares que muestran el daño causado por los pesticidas y toma decisiones en base a hipótesis y datos gratuitos.

5. 

Mito de que 

los pesticidas son “esenciales para la agricultura”.

 Los pesticidas sintéticos tóxicos no son necesarios en la agricultura ya que la agricultura ecológica puede alimentar al mundo.

La credibilidad científica de las autoridades que aprueban las regulaciones de los pesticidas se debe poner seriamente en duda, pues aprueban el uso de pesticidas en base a observaciones que carecen de datos.

Un buen ejemplo de lo dicho anteriormente es que la aprobación de pesticidas que se consideran seguros se hace sobre la base de probar sólo uno de los ingredientes sin hacerlo de la formulación completa.

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Teniendo en cuenta que el resto de ingredientes químicos son químicamente activos y se añaden para conseguir que el ingrediente activo actúe de manera más eficaz, la suposición de que son inertes y no va a aumentar la toxicidad de la formulación carece de credibilidad científica. 

Algunos estudios científicos que se han limitado a algunas formulaciones de plaguicidas demuestran que son ciento de veces más tóxicas para los humanos que el ingrediente activo por sí solo. 

No hay requisitos para probar la toxicidad de la formulación completa del plaguicida para que se puedan obtener datos científicos en qué basarse”.

Las autoridades reguladores aprueban diferentes pesticidas para su uso en los cultivos, tales como herbicidas, fungicidas e insecticidas, considerando que todos ellos se pueden usar para la producción normal de la cosecha. 

Por lo tanto, se van a encontrar en las cosechas múltiples residuos de pesticidas. En los análisis realizados en los alimentos de Estados Unidos se encontró que el 47,4% de ellos contenían dos o más residuos de los pesticidas. 

El proceso estándar de aprobar cada pesticida por separado se basa en que si cada una de las sustancias químicas es segura de manera individual también lo será la combinación de varios productos químicos. 

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Sin embargo, se han publicado diversas investigaciones científicas que muestran que las combinaciones de residuos de varios pesticidas pueden provocar efectos adversos debido a la acción sinérgica de todos ellos o por adición. 

El fracaso en la comprobación de las combinaciones de pesticidas aprobadas y sus efectos potencialmente adversos en la salud significa que las autoridades reguladores no tienen los suficientes datos basados en estudios que indiquen que dichas combinaciones de residuos sean seguras.

A menos que las pruebas experimentales no se realicen sobre varias generaciones, sobre todo teniendo en cuenta órganos y procesos fisiológicos, tampoco servirán los datos de la ADI para afirmar que no se causarán problemas a las generaciones futuras.

La carencia de estudios de los efectos de los metabolitos que se forman cuando se degradan los pesticidas genera una alarmante ausencia de datos, aunque algunos ensayos limitados han mostrado que son más tóxicos que los propios residuos del pesticida.
El establecimiento de la Ingesta Diaria Admisible (IDA) es otro ejemplo. 

Considerando que hay cientos de estudios que muestran que muchos productos químicos pueden ser disruptores endocrinos y que por lo tanto serían tóxicos a dosis inferiores, establecer la IDA en base a una extrapolación de los estudios realizados con dosis más altas, es otra afirmación gratuita. 

La única manera de establecer una IDA segura y que no actúe como un disruptor endocrino, es la de realizar los ensayos con los niveles de residuos actuales que establece la IDA.

Los requisitos especiales que necesita el feto, el recién nacido y el niño en desarrollo en relación a la neurotoxicidad también presentan una ausencia de datos. 

Actualmente las pruebas realizadas con los pesticidas para iniciar el proceso de aprobación por las Agencias de Regulación, no establecen expresamente que se tengan en cuenta los riesgos particulares en función de la edad, y la IDA se establece en función de los ensayos realizados en animales adolescentes. 

Hasta que no se diseñen pruebas experimentales que evalúen los peligros para el feto y los niños en la fase de desarrollo, seguiremos sin datos específicos para esta categoría de edad.

Es lo mismo con los efectos intergeneracionales. 

A menos que las pruebas experimentales no se realicen sobre varias generaciones, sobre todo teniendo en cuenta órganos y procesos fisiológicos, tampoco servirán los datos de la ADI para afirmar que no se causarán problemas a las generaciones futuras. 

Hay muchas investigaciones científicas que muestran que la exposición a los residuos de los plaguicidas causan problemas de salud a las generaciones futuras, y no tener en cuenta esto puede resultar peligroso.

Las normas de regulación de los pesticidas deberían estar basadas en datos generados por investigaciones y pruebas científicas creíbles, no en observaciones sin datos, como se hace actualmente. Pruebas adicionales se debieran realizar para:

→ Mezclas y cócteles de productos químicos.
→ Los productos con su formulación completa, no sólo del ingrediente activo.
→ La toxicidad de los metabolitos de los pesticidas.
→ Los requisitos especiales para los fetos, recién nacidos y niños en crecimiento.
→ Los disruptores endocrinos.
→ Los disruptores metabólicos.
→ Los efectos intergeneracionales en todos los órganos y sistemas fisiológicos.
→ La neurotoxicidad durante el desarrollo.

Hasta que no se haga todo esto, las Agencias de Regulación no dispondrán de pruebas científicas creíbles que apoyen sus afirmaciones de que un determinado nivel de residuos de pesticidas es seguro para los seres humanos y el ambiente.



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