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lunes, 20 de junio de 2016

DOSSIER - ¿Cuál es el lugar de origen de las plantas que cultivamos?


¿Cuál es el lugar de origen 

de las plantas que cultivamos?

Un nuevo estudio nos descubre la magnitud de la globalización en el suministro de alimentos en todo el mundo
Por Jeremy Cherfas, 13 de junio de 2016
El gran estudioso ruso de las plantas Nikolai Vavilov razonó que los cultivos provendrían de la región del mundo donde esos cultivos y sus pariente silvestres tuviesen una mayor diversidad. Este mapa señala el origen y la región de procedencia de 151 cultivos diferentes. (Algunos cultivos, como el trigo, tienen más de una región primaria de diversidad). CIAT, [Haga clic en la imagen si desea acceder al mapa interactivo]
El gran estudioso ruso de las plantas Nikolai Vavilov razonó que los cultivos provendrían de la región del mundo donde esos cultivos y sus pariente silvestres tuviesen una mayor diversidad. Este mapa señala el origen y la región de procedencia de 151 cultivos diferentes. (Algunos cultivos, como el trigo, tienen más de una región primaria de diversidad). CIAT, [Haga clic en la imagen si desea acceder al mapa interactivo]
Algunas personas tienen una vaga idea de que el chile tailandés y los tomates italianos, a pesar de que son el núcleo de sus respectivas gastronomías, se originaron en América del Sur. Ahora por primera vez un estudio nos descubre la magnitud de la globalización en nuestro suministro de alimentos. 
Más de los dos tercios de los cultivos que forman parte de nuestra dieta provienen de otro lugar, incluso de muy lejos. 
Y esta tendencia se ha acelerado en los últimos 50 años.
Colin Khoury, un científico del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y delDepartamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), es el investigador principal de este estudio. Khoury dijo a The Salt que “los números confirman lo que sabíamos desde hace mucho tiempo, que nuestro sistema alimentario se ha globalizado”.
El trabajo previo de estos mismos autores ya había demostrado que las dietas nacionales han incorporado nuevos cultivos, algo que se va extendiendo por todo el mundo desde hace varias décadas. 
El nuevo estudio confirmaría que los cultivos tendrían un origen en otro lugar.
La idea de que las plantas de cultivo tienen un lugar de origen, allí donde fueron domesticadas originalmente, se remonta a la década de 1920, gracias al gran estudioso de las plantas Nikolai Vavilov. 
Llegó a la conclusión de que la región de donde procederían los cultivos tendría una mayor diversidad de dicho cultivo, porque los agricultores habría estado allí realizando una selección de los diferentes tipos durante un tiempo más largo. 
La diversidad en sus parientes silvestres también indicaría el lugar de origen de esa planta.
La Media Luna Fértil, con su amplia profusión de plantas silvestres relacionadas con el trigo y la cebada, sería el centro primario, por su diversidad, de los cereales. Los chiles tailandeses tendrían su origen en América Central y América del Sur, mientras que los tomates italianos procederían de los Andes.
Khoury y sus colegas ampliaron los métodos de Vavilov para encontrar el origen de 151 cultivos diferentes en 23 regiones geográficas distintas. 
Luego examinaron las estadísticas nacionales sobre dietas alimentarias y la producción de alimentos de 177 países, cubriendo de este modo el 98,5% de la población mundial.
Para cada país podíamos averiguar qué cultivos contribuyen a proporcionar las calorías, proteínas, grasas y el peso total de los alimentos, así como si se originaron en ese país o en otro lugar”, dice Khoury.
Cultivos procedentes del Mediterráneo Sur y Oriental
Cultivos procedentes del Mediterráneo Sur y Oriental
Por otro lado, los investigadores observaron lo que los agricultores estaban cultivando en cada país y si esos cultivos tienen una origen en un lugar distinto.
A nivel mundial, los cultivos con una procedencia en otro lugar representan el 69% de los suministros de alimentos y de las plantas cultivadas.
Ahora sabemos hasta qué punto las dietas de un país y los sistemas agrícolas de todo el mundo dependen de los cultivos que se originaron en otros lugares del mundo”, dice Khoury.
En Estados Unidos, la dieta depende de los cultivos de la región de Asia Occidental y del Mediterráneo, como el trigo, la cebada, los garbanzos, las almendras y otros. Mientras tanto, la economía agrícola de Estados Unidos se centra en la soja de Asia Oriental y el maíz de México y América Central, así como el trigo y otros cultivos del Mediterráneo. De Estados Unidos sería el girasol, que países como Argentina y China cultivan y consumen.
Paul Gepts, que cultiva plantas y es profesor de la Universidad de California, en Davis, que no participó en el estudio, dice que estos hallazgos son muy importantes.
Los profesionales son conscientes de la interdependencia global, pero no es algo de lo que se diese cuenta la gente”.
Los investigadores del CIAT han desarrollado un gráfico interactivo que les permite explorar los resultados. Gepts dice que esto puede ayudar a la gente a entender de dónde proceden sus alimentos”.
Regiones alejadas de los centros de biodiversidad agrícola, como son América del Norte, Europa del Norte y Australia, dependen más de los cultivos proceden de fuera. Por esta misma razón, los países de las regiones con mayor diversidad aún están cultivando y consumiendo su alimentos básicos tradicionales, por ejemplo, el sur de Asia y África Occidental, que dependerían menos de los cultivos procedentes del exterior. 
Pero incluso países como Bangladesh y Níger dependen de los cultivos de fuera, al menos en una quinta parte de los alimentos que cultivan y consumen. 
Los tomates, los chiles y las cebollas (de Asia Occidental y Central), por ejemplo, tiene gran importancia en ambos países.
Cultivos procedentes del sudoeste de Europa
Cultivos procedentes del sudoeste de Europa
Por otra parte, durante los últimos 50 años, la dependencia alimentaria en todo el mundo de los cultivos procedentes de fuera ha aumentado del 63% al 69% actual. Khoury dice que esto supone una cierta sorpresa.
Las culturas adoptan cultivos no autóctonos muy rápidamente después de entrar en contacto con ellos. Hemos estado conectados a nivel mundial durante mucho tiempo, y sin embargo todavía los cambios se siguen produciendo”, dice, señalando que las patatas empezaron a cultivarse en Europa sólo 16 años después de ser descubiertas en los Andes.
Los cultivos destinados a la producción de grasas y aceites han visto un cambio aún mayor: Brasil ahora cultiva la soja procedente de Asia oriental, y en Malasia e Indonesia se cultiva la palma de aceite, que procedería del África Occidental.
La interdependencia mundial también se extiende al futuro de los cultivos, por ejemplo, para combatir las amenazas del cambio climático y las nuevas plagas y enfermedades. Los genes necesarios para hacer frente a estos desafíos es probable que se encuentren en las regiones de mayor diversidad, pero también serán necesarios en otras áreas de cultivo.
Esta es una cuestión crucial para Cary Fowler, ex Secretario Ejecutivo de Global Crop Diversity Trust y autor principal del estudio. Dice que el estudio presenta evidencias científicas rigurosas sobre la interdependencia dentro del sistema mundial de alimentos.
Eso significa que tenemos que empezar a comportarnos de acuerdo con esa interdependencia”,dijo Fowler en una entrevista.
El Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura se supone que debiera garantizar que los países puedan controlar la diversidad de plantas que necesitan para desarrollar nuevas variedades que puedan soportar los futuros retos. Pero la mayoría de los países, dice Fowler, no están facilitando ese acceso que promete el Tratado.
Se trata generalmente de un problema político, ya que los países ignoran el acceso compartido que ofrece el Tratado de Semillas (el cual han firmado unos 120 países) en un esfuerzo por mantener los posibles beneficios que ello les pudiera reportar.
Por ejemplo, durante el Año Internacional de la Quinoa, en 2013, los investigadores trataron de comparar la mayor cantidad posible de semillas de los Andes, para ver cuáles podían ser las mejores para adaptarse a diferentes entornos. De las más de 3000 variedades conocidas, los investigadores pudieron solamente obtener 21 de ellas, y ninguna procedía directamente de los bancos de genes de los países de origen.
Otros investigadores que realizaron una prueba de comprobación de lo recogido en el Tratado dijeron que “después de casi 10 años, sigue sin facilitarse el acceso”.
Fowler dice que este tipo de actitud socava las buenas intenciones expresadas en el Tratado: “Es hora de que el Tratado Internacional se observe y cumpla”.
Jeremy Cherfas es un periodista que escribe sobre temas de biología y Ciencia en general, que reside en Roma.

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