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domingo, 8 de mayo de 2016

EEUU - La Autogestión en las empresas es el futuro. Yugoslavia fué destruida porque era un ejemplo a seguir

La DEMOCRACIA llegó a casi todo menos a los Lugares de Trabajo donde rige una Dictadura Laboral

“Los adultos pasan la vida en el trabajo, y en el trabajo no hay democracia”

Álvaro Guzmán Bastida / Traducción Adriana M. Andrade

<p>Richard Wolff</p>

Richard Wolff
SHANE KNIGHT


Como Bernie Sanders, Richard Wolff (1942) ha pasado toda su vida adulta hablando y escribiendo sobre las mismas cosas. 
Hasta no hace mucho su feroz crítica al capitalismo se podía oír en el programa de radio  Economic Update y leer en numerosos libros y ensayos, pero tenía poca resonancia fuera de ciertos nichos de la izquierda. 
Sin embargo, en los últimos meses, en paralelo al ascenso en las encuestas del senador de Vermont, su voz se ha amplificado de manera notable. Cuando Wolff, economista marxista formado en Harvard, Yale y Stanford, recibió a CTXT  en una cafetería cerca de su oficina en la New School for Social Research de Manhattan hace un par de semanas, estaba preparando un viaje a Kentucky para dar conferencias en varias universidades. 
“Nunca he estado en Kentucky”, contaba admirado, “¡y me van pagar para que hable del desastre del capitalismo y de qué se puede hacer para cambiarlo!”. 
Wolff señala al movimiento Occupy Wall Street como la fuerza que ha puesto teorías como las suyas o las de Sanders encima de la mesa.
En su peculiar tono --a la par didáctico y contundente-- Wolff habla de la situación actual de la economía estadounidense, de la competencia a nivel global, y de los entresijos de la solución que propone en su libro Democracy at Work: A Cure for Capitalism (Haymarket Books, 2012) (Democracia en el trabajo: una cura para el capitalismo), inspirada en la cooperativa vasca Mondragón. 
Parece que en este lado del Atlántico las cosas marchan mejor económicamente que en Europa o en la mayoría del mundo. 
Y aún así usted describe la situación económica estadounidense como desalentadora, incluso como un desastre. 
¿No viven una recuperación los Estados Unidos, con menos desempleo y un crecimiento sostenido?
Hay que entender que Europa es diferente porque son muchos países. En EE.UU. hay muchas ciudades y estados, pero son tamaño de los países europeos. 
Allí está Grecia, aquí Puerto Rico. Me gustaría llevarle a Detroit para enseñarle algo que ni siquiera existe en Europa. 
¿Qué pasa en Detroit?
Un tercio de la ciudad está abandonada. 
Una de cada dos casas está quemada. Los perros salvajes representan un verdadero problema social. Repito: perros salvajes. 
Hace veinte o treinta años Detroit constituía el mejor ejemplo del capitalismo americano. Cuando el rey de España o el primer ministro inglés visitaban los Estados Unidos, el presidente les llevaba a Detroit para que vieran las fábricas, los trabajadores que tenían buenos sueldos porque eran miembros de un sindicato fuerte, el UAW.  Ahora no hay nada de eso. El UAW casi ni existe. 
En 1970 Detroit tenía dos millones de habitantes. 
Ahora tiene 700.000. Más de la mitad, 1,3 millones ya no están.
¿Qué pasó?
Ford, General Motors y Chrysler se fueron. Ganan más dinero fabricando coches en México, Canadá y ahora también en China. 
Eso es todo. Le dijeron ´que os jodan´ a la clase trabajadora. 
La ciudad está en bancarrota. Podría pasarme tres horas poniendo ejemplos de la desaparición de la clase media americana. 
¿Es cierto que hemos reducido el número de desempleados de 15 millones a siete u ocho? Sí, pero lo que ocurre es que la mitad ya no forman parte de la población activa, es decir, ya no buscan empleo.
Quiere decir que los bajos niveles de desempleo ocultan una realidad económica dura para la mayoría de los americanos…
Nuestra economía se ha reorganizado. 
Casi todos los buenos trabajos --bien pagados, con pensión, cobertura sanitaria y todo eso-- se han reducido drásticamente. 
Quizá se hayan reducido a la mitad. 
Toda esa gente ha sido recolocada como trabajadores del sector servicios. Trabajan en gimnasios, en Amazon, transportando paquetes, camareros en Starbucks. Tienen empleo, un salario bajo, ninguna prestación, y ningún futuro, nada. Pero están trabajando. 
Eso no es una solución económica. Por eso, aunque tengamos poco paro nuestra economía no va a ninguna parte. 
No tenemos crecimiento ni bienestar. 
La brecha sigue creciendo porque antes toda esa gente formaba parte de familias que tenían buenos sueldos, que cumplían esa especie de sueño americano de tener una casa, un coche, de poder mandar a sus hijos a la universidad. Ahora ya no lo pueden hacer. 
La gente joven ni se casa ni tiene hijos. Ni siquiera saben cómo van a pagar los préstamos que pidieron para estudiar. 
¿A quienes atribuyen esa situación a la creciente competencia a nivel global?
En los últimos 40 años la relación entre capital y trabajo se ha alterado radicalmente. 
Después de la caída de la Unión Soviética y del cambio de la atmósfera política en China, el capitalismo occidental ha visto incorporarse a sus filas un enorme número de trabajadores. 
China puede ofrecer mano de obra muy bien preparada y muy mal pagada  a cualquier empresa europea o americana. India, Brasil, o Europa del este pueden hacer lo mismo. 
Pensemos, por un momento, en ello con mentalidad capitalista:  de repente contamos con muchísima más mano de obra. 
Y, si tus trabajadores tienen salarios a nivel europeo o americano te preguntas: ´¿para qué necesito a esta gente? 
Cierro la fábrica de Barcelona, París, Cincinnati o Chicago y la abro en Shanghái, en Hyderabad o en Sao Paulo´.
Algunos afirman que esto está suponiendo un cambio de las condiciones de vida para el Hemisferio Sur. Dicen que las periferias están creciendo y que se acercan a occidente gracias al desarrollo. En definitiva, que la riqueza se está moviendo desde el centro hacia la periferia. ¿Qué opina?
Pensar que esto va a ser beneficioso para el Hemisferio Sur es una ilusión. Los que toman las decisiones siguen siendo los mismos. 
 Enfrentarán a Brasil contra India como enfrentaron a Estados Unidos con China. Volverán a moverse. Irán a donde les convenga.
Entonces, ¿estamos ante una competencia a la baja?
Sí, pero no se trata de una conspiración. Podemos verlo con las marcas de ropa. Desembarcaron todas en China. 
Ahora muchas se están marchando porque en los últimos años los sueldos han aumentado un 5 o 6%. Se van a Vietnam o a Malasia. 
Ese es su trabajo. Todos compiten. También ocurre en EE.UU. 
Pero aquí se enfrentan una ciudad contra otra, un estado contra otro. Esta es una de las razones por las que tenemos una pésima estructura fiscal, que acaba poniendo todo el peso sobre los hombros de la clase media y baja.
Hablemos de la solución que propone en su libro. 
¿Por qué cree que las cooperativas o, como usted prefiere llamarlas, empresas autogestionadas por sus trabajadores, son la solución para nuestros problemas?
Todo tiene que ver con la organización del trabajo y, con este modelo, los trabajadores no solo son empleados, sino que también son la cúpula directiva.
Lo que significa que son dueños del fruto de su trabajo y deciden cómo trabajar...
Ellos dirigen la empresa. Hacen en su empresa lo mismo que la Junta Directiva hace en una sociedad mercantil. Deciden qué producir, cómo hacerlo-- con qué tecnología, en qué condiciones –, y dónde hacerlo. También qué hacer con los beneficios. 
Las plusvalías que generan los trabajadores les pertenecen y deciden qué hacer con ellas. No hay capitalistas.
Pero siguen teniendo que vender en el mercado, ¿no?
Solo si el mercado es la institución de distribución.
Pero ¿no percibe al mercado como origen del problema?
Hay un problema más básico. 
La estructura de una empresa es una cosa, el mecanismo de distribución de los productos o servicios es otra.  
En EE.UU. el capitalismo se define como libertad de empresa y mercado. El socialismo es empresa pública y planificación. 
Pero Marx nunca hizo eso. En Marx no hay nada sobre planificación.
La cuestión es quién produce la plusvalía y quién se queda con ella.
 En la esclavitud el esclavo produce la plusvalía y el amo se la queda. En el feudalismo es el siervo el que genera plusvalía y  el señor feudal el que se la queda. 
En el capitalismo, el empleado genera la plusvalía y el propietario se la queda. 
En el comunismo, el trabajador la produce y se la queda. 
Esto es lo que dice la teoría.  En mi opinión, la materialización de esa teoría es una empresa en la que los trabajadores no solo generan la plusvalía, sino que se adueñan de ella. 
Esto lo diferencia de la esclavitud, del feudalismo y del capitalismo.
Muchos progresistas ponen el énfasis en la preponderancia del mercado. ¿Hay demasiado mercado en este momento?
El hecho de que haya gente de izquierdas enfadada con los mercados significa que hay algo que se ha perdido. 
Es un análisis desnortado, que camina hacia atrás. 
Que en la cultura burguesa no se hable del horror de la explotación en el trabajo y sí de los mercados resulta sospechoso. 
Están trabajando a favor de su enemigo.
Hablemos, pues, de producción. Dice que una democracia no está completa si no tiene instituciones económicas democráticas.
¿Completa? No hay democracia… 
Creo que la idea de que Estados Unidos es democrática es absurda.
¿Por qué?
Porque el lugar donde casi todos los adultos pasan la mayoría de sus vidas es en el trabajo, y en el trabajo no hay democracia. 
Entonces, ¿de qué estamos hablando? 
Como mucho podríamos decir que hay democracia en el lugar en el que resides --en tu casa, en tu barrio-- – porque votas a un alcalde, a un senador, a un gobernador. Pero no votas a tu jefe. Incluso si equiparas la democracia al mero ejercicio del voto --cosa que yo no hago-- esta no existe donde pasas más tiempo, que es en el trabajo. 
Si no hay democracia ¿qué hay entonces en el trabajo? 
Una dictadura. Es obvio. El lugar de trabajo es fundamentalmente, no solo no democrático, sino una institución antidemocrática. 
Cuando llegas al puesto de trabajo, cruzas la puerta y te dicen lo que hay que hacer, cómo hacerlo, y dónde hacerlo. Cuando terminas, vuelves a casa y otros se apropian de lo que tú has producido. Tú no tienes nada que decir al respecto.
¿En qué medida resulta más democrático su modelo, basado en las empresas autogestionadas?
Todas las decisiones importantes se tomarían por voto mayoritario. Una persona, un voto. Una decisión colectiva. Se propone, se discute, y se decide. 
Por ejemplo, ¿vamos a desplazar la producción de Ohio a China? Eso es una conversación corta porque sé la respuesta, y tú también. 
No. ¿Qué grupo de trabajadores destruiría su propio trabajo, comunidad y futuro? Es de locos. 
Otro ejemplo. A la hora de repartir las ganancias ¿crees que le darían millones de dólares a unos pocos mientras el resto no podría ni mandar a sus hijos a la universidad? Eso no ocurriría. 
Sobre esto último, utiliza como ejemplo a la cooperativa Mondragón.
Sí. En el caso de Mondragón, la persona mejor pagada no puede recibir 8,5 veces lo que gana el de menor sueldo. 
En este país la proporción de lo que gana un Director General y el peor pagado en una empresa es de 300 a 1, de media. En algunos casos de 600 a 1. El problema no es cómo distribuir la renta. 
Esa es la peor manera de afrontar el problema. Estamos creando conflicto y animosidad. 
Por eso los que pueden evaden impuestos. Un método mucho más inteligente sería no distribuir de manera desigual de entrada. 
Supongo que la gente que aboga por la implicación del estado y la redistribución desde arriba está preocupada por el problema de la escala. ¿Qué se puede hacer para que esto funcione para la mayoría de la gente, sobre todo en cooperativas que no compiten con empresas que deslocalizan la producción?
Creo que el capitalismo es una organización social y presenta un problema social. Para solucionar un problema social se necesita un movimiento social. Uno puede imaginarse a todas las empresas, pequeñas, medianas y grandes pasando por una transición hacia el modelo de la autogestión. 
Pero creo que antes de que ese proceso concluya habrá un conflicto. Los capitalistas van a verlo como una amenaza. 
¿Cómo van a seguir pagando poco a los trabajadores y mucho a los ejecutivos si la cooperativa de enfrente no permite esas prácticas? 
Necesitamos un partido político que defienda a los trabajadores de cooperativas y cuya estructura de base sea la de los trabajadores de cooperativas, que apoyan y fomentan su crecimiento. 
Por cierto, esto es una réplica del nacimiento del capitalismo. Los primeros capitalistas  también necesitaron un movimiento social para arrebatarle el control al gobierno feudal del rey. 
Tuvieron que luchar para desarrollar los partidos políticos, el parlamento. Creo que tanto republicanos como demócratas son agentes del sistema capitalista. 
Tendremos que tener un agente del sistema alternativo y políticas para estos sistemas alternativos,  algo de lo que ahora carecemos. 
Entonces, quienes ven en el Estado la herramienta para dotar de soluciones a los problemas sociales que plantea, ¿se equivocan?
No tiene nada que ver que el estado sea más intervencionista con que cambie el sistema de producción. 
La Unión Soviética representa el estado erigiéndose en gestor del sistema de producción. No era la idea inicial, pero lo que terminaron haciendo fue deshacerse del modelo de capitalismo privado y sustituirlo por el estado. 
Pero el modelo era el mismo. El trabajador trabajaba de lunes a viernes, llegaba a las ocho, hacía su trabajo y se iba a casa. 
Otros tomaban las decisiones. Si el capitalista es el Estado y sus funcionarios, entonces  hay capitalismo de Estado. 
¿Qué significa para usted el modelo Mondragón?
Uso el ejemplo de Mondragón para varias cosas. 
Uno: el modelo es realizable; se puede hacer. 
Dos: para constatar que se puede resolver el problema de pasar de ser un grupo pequeño -- en 1956 el Padre Arizmendiarrieta contaba con seis personas--  a ser una gran empresa con 80.000 o 100.000 trabajadores, con su propia cadena de supermercados y todo el resto. 
Tres: muchas de las cooperativas de Mondragón tuvieron que competir con empresas capitalistas en sus sectores. Hay quienes han dado el salto y lo han logrado. Que no me digan que una cooperativa no puede competir con una empresa capitalista. 
Habla de las redes de financiación de Mondragón como ejemplo a seguir. 
Sí. Mondragón destina un porcentaje de los beneficios de cada cooperativa a la Caja Laboral y ese dinero sirve para poner en marcha una nueva cooperativa. 
Así es cómo se autofinancia el movimiento cooperativo. 
Es muy importante. Es una forma de colaboración que resuelve el problema financiero para el desarrollo y crecimiento de las cooperativas. La mayoría de quienes me escuchan nunca ha oído hablar de Mondragón y, cuando les digo que es el séptimo grupo empresarial más grande de España, no saben qué pensar. 
Los movimientos sociales actuales no suelen centrarse en la producción como hace usted. 
Muchos ponen el énfasis en el hecho de que trabajamos demasiado, que deberíamos tener más tiempo para el disfrute, más ocio, menos trabajo, también por motivo ecológicos. 
¿Cómo propone lograr el cambio social centrándose, una vez más, en la producción cuando muchos de sus supuestos aliados ven el trabajo como algo que querrían hacer menos tiempo, y no como una fuente de identidad?
Es un problema ideológico. 
La sociedad de la que queremos escapar es la que nos da forma.
Esto no puede desaparecer de la noche a la mañana. 
Es absurdo debatir qué es más importante o que viene antes, si cambiar de mentalidad o cambiar las condiciones materiales. 
Las dos cosas tienen que cambiar. 
Por ejemplo: una empresa autogestionada puede decidir usar su plusvalía para incrementar el tiempo dedicado al ocio. 
Son los trabajadores quienes toman las decisiones. 
Tienen poder de decisión y por eso pueden destinarla a su tiempo libre, para estar más con la familia, para pintar, para cantar, para pasear, o para lo que les apetezca. 
O pueden inclinarse, otro ejemplo, por el medioambiente. No quieren contaminar el río y deciden producir menos, trabajar menos y destinar a eso la plusvalía. 
Eso necesitaría una cierta coordinación, ¿no? ¿Algún tipo de gobernanza política política por encima del nivel empresarial? 
Por supuesto tiene que haberla. Las decisiones de una empresa --una fábrica, una oficina, una tienda--  tienen un impacto en la comunidad. El sistema político tendrá que evolucionar para que las empresas y la comunidad sean co-determinantes. 
Cada una deberá tener poder de veto sobre la otra. 
De lo contrario, no hay una verdadera democracia. Por supuesto la democracia no está limitada por el lugar de trabajo. Eso solo sería posible si el lugar de trabajo estuviese separado de la comunidad, lo que nunca pasa. Ahora sucede algo similar: el alcalde se sienta con el ejecutivo de la empresa y toman las decisiones. 
Lo que ocurre es que trabajadores están excluidos de ese proceso. 
ctxt.es




De La Servidumbre Moderna - Documental Completo.



Si bien el Movimiento de Liberación Mental utiliza este documental como uno de sus principales referentes a la hora de comunicar verdades acerca del nefasto sistema en el que vivimos actualmente, no está de acuerdo en el uso de la violencia para generar un cambio, sino que actúa con una proclama pacífica ante la opresión.
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De la servidumbre moderna es una película documental franco-colombiana realizada en 2009 por Jean-François Brient completamente libre de derechos de autor. Fue elaborada a partir de fragmentos malversados de películas de ficción y de documentales. El objetivo central de esta película es revelar la condición del esclavo moderno en el marco del sistema totalitario mercantil y dar a conocer las formas de mistificación que ocultan su condición servil.
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El Movimiento de Liberación Mental no posee los créditos de este documental ni desea hacer uso comercial de él.


http://www.facebook.com/MovimientoLM

Una mirada al socialismo autogestionario yugoslavo

En la Constitución yugoslava (a partir de los años cincuenta) se concretó un principio de obligatoriedad para organizar el trabajo por parte de los trabajadores en todos los escalones y etapas del proceso productivo. Desde la segunda mitad de los años sesenta y a comienzos de los setenta, comenzó a observarse que estas transformaciones en las relaciones de producción erigían, de facto, a una capa social privilegiada por su condición y posición económica.
29 de marzo de 2016
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Una mirada al socialismo autogestionario yugoslavo
Para el asentamiento del modelo y su posterior desarrollo, era imprescindible que la sociedad adquiriera conciencia comunitaria, fuera cada vez más capaz de tomar decisiones que no obedecieran al mero acto voluntarioso, y se naturalizase el proceso. 
La descentralización jugaba un papel fundamental en un sistema autogestionario que tenía que configurarse, por definición, a partir de la democracia directa, más que de la representativa. 
Debía conciliar los intereses divergentes que componían los procesos de toma de decisiones 
Así, los problemas se resolverían cada vez más a nivel local, pero esto trajo consigo, por citar algunos de los efectos indeseados más relevantes, la atomización de los trabajadores y el dominio nacionalista de los años setenta.
En Yugoslavia, la autogestión en una organización de trabajo se creaba de dos maneras: "directa" e "indirectamente". 
En la Constitución (a partir de los años cincuenta) se concretó un principio de obligatoriedad para organizar el trabajo por parte de los trabajadores en todos los escalones y etapas del proceso productivo. 
Esto debía ser así en todas aquellas organizaciones que constituyesen una unidad económica [1], en todos los problemas relativos al trabajo, a las relaciones dentro de la empresa, a la distribución de los ingresos y a todas las cuestiones relacionadas con su situación económica. 
Sin embargo, la naturaleza del trabajo, en ocasiones, según Branko Bruckner, imposibilitaba la intervención de los trabajadores en las decisiones, por lo que nos encontraríamos ante una autogestión "indirecta". 
Este modo de autogestión se fundamentó en una delegación, por parte de los trabajadores, de las funciones directivas, a los órganos elegidos por ellos.
Dos formas de intervención directa de los trabajadores, en la gestión de la empresa, eran las asambleas de trabajadores y los referéndums. 
Bajo estos procedimientos, los trabajadores podían intervenir expresando sus opiniones y propuestas para la resolución de cuestiones relacionadas con la marcha de la empresa.
En los distintos sectores, las empresas eran dirigidas por los consejos de trabajadores, compuestos de 15 o 20 personas electas cada dos años por los colectivos de trabajadores. 
Se celebraban reuniones mensuales de estos consejos, abiertas a todos los miembros de la colectividad y “se discutía y tomaba decisiones concernientes a los precios, productos, publicidad, organización en el lugar de trabajo, aumento de la fuerza laboral, condiciones de trabajo, y los salarios relativos a los distintos grupos de trabajadores de la empresa. 
Una de las decisiones más significativas fue cómo invertir los ingresos de la firma y cuánto sería distribuido como ingreso personal”. [2]
Los obreros comenzaron a ser considerados como un mero instrumento de la restauración de las relaciones capitalistas, la autogestión se convertía en un asunto para un futuro a largo plazo.

Los cambios acaecidos en las relaciones de producción (sobre todo a partir de las reformas de 1964-65) fueron seguidos por alteraciones en la estructura social de la sociedad yugoslava. 
Desde la segunda mitad de los años sesenta y a comienzos de los setenta, comenzó a observarse que estas transformaciones en las relaciones de producción erigían, de facto, a una capa social privilegiada por su condición y posición económica. 
Se pusieron en marcha una serie de reformas que orientaron el sistema económico hacia una pérdida de poder por parte de los trabajadores
Estas beneficiaron al capital financiero en detrimento del productivo, se dio un ensanche de los límites del mercado y se propagó la tecnocratización creciente del sistema. Sin embargo, desde la introducción del sistema autogestionario en 1954, ya se puede encontrar, en el diseño del mismo, contradicciones que favorecieron y estimularon los problemas sistémicos posteriores. 
Fueron, fundamentalmente, la limitación de la autogestión exclusivamente al ámbito de la empresa, y la reducción de la misma a la distribución del ingreso [3]
Las contradicciones generadas por el diseño del sistema autogestionario se originaron en esta fase (1954-1965), aquí comenzó a advertirse la ideología típicamente tecnocrática que definió la etapa posterior. 
Pese a todo, la mejora de la situación de Yugoslavia en el comercio internacional, fue uno de los factores fundamentales de este periodo, de cara al aumento significativo de las fuentes de inversión y la apertura de nuevos mercados que dio una salida a su volumen creciente de exportaciones.
Figura 1. Evolución de las importaciones y las exportaciones 1948-1965Elaboración propia a partir de: Branko HORVAT: Socialismo y economía en Yugoslavia, Ediciones Periferia, Buenos Aires, 1974.
Hasta 1965 se creó una base real, aunque partiera de niveles de desarrollo bajos, para que se establecieran los objetivos de los planes. 
Sin embargo, tras las reformas de mediados de los sesenta, se desmantelaron los fondos de inversión y se fue abandonando toda vocación planificadora por parte del Estado federal; hubo una ampliación de los mecanismos de formación de los precios a partir del mercado y el sistema bancario se transformó, orientado, cada vez más, hacia un criterio de asignación de recursos fundamentado en el principio de la rentabilidad monetaria.
Tasas medias de crecimiento anual del producto, factores de producción y de la productividad de las industrias manufactureras en los diferentes modelos socioeconómicos de 1953-1965. Fuente: Branko HORVAT: The Political Economy of Socialism, Sharpe, New York, 1983
Los obreros comenzaron a ser considerados como un mero instrumento de la restauración de las relaciones capitalistas, ya que la autogestión se convertía en un asunto para un futuro a largo plazo. La gerencia democrática fue aprovechada para promover la atomización nacionalista, el elitismo y la libertad de mercado. 
Los bancos y los grandes productores se convirtieron en los agentes clave dentro del sistema económico, y a los trabajadores se les instó a realizar sacrificios en pos del éxito de estas formaciones. 
La propiedad social (el modelo de propiedad yugoslavo pretendidamente diferenciado de la estatal), fue interpretada en este periodo como una propiedad de los colectivos de empresas coordinados por los bancos.
En los consejos obreros bajó la participación de los trabajadores del 76% en 1960 a 73,8% en 1965 (primer año de reformas), mientras que en los comités de gestión del 67,2% a 61,9% en el mismo periodo. El número de obreros presidentes de los consejos obreros disminuyó del 74,1% en 1962 al 65,8% en el año 1965 [4]
Este proceso desembocó en el surgimiento de un poder financiero y comercial cada vez más independiente y mucho más poderoso que el capital productivo, que incurría, a su vez, en una contradicción evidente con las relaciones autogestoras.
A partir de 1964-1965, las organizaciones de trabajo pasaron a ser fundadoras de bancos junto con las comunidades sociopolíticas pero ante un déficit cada vez mayor de medios en las actividades bancarias, comenzó a iniciarse un ciclo de encarecimiento constante del capital. 
El acceso al crédito se redujo a aquel que podía permitirse afrontar una tasa de interés cada vez más alta. Esto provocó que las organizaciones de trabajo agravaran su dependencia de los bancos a partir de la fase de endeudamiento que se inició. 
Los bancos comenzaron a comportarse cada vez más como rentistas sin soportar riesgos en las inversiones, sin asumir responsabilidad alguna por el desarrollo y el trabajo asociado.
Estructura de los medios para financiar las inversiones de capital fijo por sectores. Elaboración propia a partir de: D. BILANDZIC y S. TONKOVIC: Autogestión 1950-1976, El Cid Editor, Buenos Aires, 1976.
Desde 1971 se establecieron una serie de enmiendas constitucionales que abolieron el derecho a invertir de la Federación. Esto tuvo una gran trascendencia, ya que, hasta el momento, el monopolio financiero de las inversiones lo ejerció el poder del Estado federal. 
Estas reformas venían dadas, en parte, por las presiones de las repúblicas más desarrolladas (Croacia y Eslovenia), que pusieron en tela de juicio las políticas de redistribución desde las regiones más ricas a las menos desarrolladas.
Por otra parte, se originó una descentralización mercantil que respondía a una demanda creciente de derechos de autogestión reconocidos a los trabajadores (como derechos de empleo y de despido, derecho de gestión de diversos fondos, etc.) que, en realidad, estaba cuestionando cualquier intromisión estatal. 
A partir de aquí, ya no se logró revertir una tendencia capitalista y nacionalista que se vio favorecida por el contexto de crisis global que se advenía [5]..

Notas

[1La unidad económica representa un escalón en el proceso productivo y está formada por un grupo determinado de trabajadores. Cada empresa se compone de varias unidades económicas. Cada unidad es una entidad separada; esta separación se basa en la independencia tecnológica, económica y social de las demás unidades. Véase: Ichak ADIZES: Autogestión: la práctica yugoslava, FCE, México, 1977.
[2Michael LEBOWITZ: “Lecciones de la autogestión yugoslava” conferencia dictada durante el ciclo Encuentro mundial de solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela, Caracas, Venezuela, 14 de abril de 2004, p. 2. Disponible en:https://www.nodo50.org/cubasigloXXI/taller/lebowitz_310505.pdf
[3Ernest MANDEL: Control obrero, consejos obreros, autogestión, Era, México, 1974, p. 40.
[4Datos extraídos de: D. BILANDZIC y S. TONKOVIC: Autogestión 1950-1976, El Cid Editor, Buenos Aires, 1976.
[5Para más información, véase: Catherine SAMARY: “La autogestión yugoslava. Por una apropiación plural de los balances, contra un entierro programado” en Viento Sur, mayo de 2010, disponible en: http://www.vientosur.info/spip.php?article1048 y G. CAIRE La economía yugoslava, Nova terra, Barcelona, 1964

7 comentarios:

  1. Es completamente deseable tal preconización social y convivencial, pero el hombre, la clase humanoide -proyecto de preconización del humano no concluido todavía-, tiene un ardor interno que de tanto en cuanto, le reclama su externalización, bajo las más variadas formas de violencia, por medio de las más diversas actitudes, acciones y manipulaciones que justifican sus diversas razones para dar fe de naturaleza a tales desmanes a los que te refieres en tu magnífico y valiente relato. Es muy probable, de hecho, es mucho más probable que, dadas las condiciones de la naturaleza humanoide (nosotros) que nuestra especie acabe más pronto que tarde, completamente destruida por nuestro afán de poder, de subyugación y dominio absoluto de todo lo que se mueve, dentro, fuera y por todo el Universo asequible.

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  2. on quinientos millones de personas que estuvieran dentro de esta línea de pensamiento y comportamiento, la Tierra se debería de llamar Cielo Terrestre, algo que, la especie humana, en su gran mayoría de componentes, no está en absoluto preparada y condicionada para soportar.
    El bípedo humanoide -como me gusta llamar a la especie a la que, desgraciadamente, a veces, pertenezco-, lleva en su código íntimo, el comportamiento belicoso. Podremos hablar muy bien, pensar muy bien, obrar muy bien..., pero cuando algo superior a nuestro aguante nos supera y nos rompe esa capa superficial sustentadora de ese aguante, surge la violencia con la que, la propia Madre Natura, nos ha dotado.

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  3. Corrección al comentario anterior: faltaba la C del inicio.->>>> Con quinientos millones de personas que estuvieran dentro de esta línea de pensamiento y comportamiento, la Tierra se debería de llamar Cielo Terrestre, algo que, la especie humana, en su gran mayoría de componentes, no está en absoluto preparada y condicionada para soportar.
    El bípedo humanoide -como me gusta llamar a la especie a la que, desgraciadamente, a veces, pertenezco-, lleva en su código íntimo, el comportamiento belicoso. Podremos hablar muy bien, pensar muy bien, obrar muy bien..., pero cuando algo superior a nuestro aguante nos supera y nos rompe esa capa superficial sustentadora de ese aguante, surge la violencia con la que, la propia Madre Natura, nos ha dotado.

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  4. La gigantesca egolatría que emana de muchos de nuestros congéneres, les lleva a no aceptar el natural biorritmo de la Vida: ENGENDRAMIENTO, NACIMIENTO, MADUREZ Y ... "Hélas"! la MUERTE.
    La enorme modificación neuronal, es más, genética que, todo pensamiento inculcado, bajo la forma de miles de absurdas, estúpidas y bochornosamente "subnormaloides" religiones y creencias han infligido en nuestro código formativo, son las que realmente conducen a la humanidad hacia el fin dinosauresco al que alocadamente vamos dirigidos. Con la gran diferencia que, nosotros duraremos muchísimo menos que ellos, sobre la superficie de nuestro maltratado Planeta Tierra.
    El tema no es producción o no producción privativa de unos en contra del bienestar de otros, en absoluto; la enfermedad que aqueja al humano(ide) es la egolatría, bajo la disimulada forma convenida, secreta y subconscientemente, de la falaz difundida proyección divina, como expresión de una callada e inexpresada protesta por habernos hecho mortales..., "El Creador de Todas las Cosas", es un decir.

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  5. El inicio de la profunda frustración del hombre -ahora también la mujer entró en liza-, es su propia incapacidad de poder dominarlo todo, someter todo bajo sus pies, especialmente todo lo que se encuentra separado de su piel, externo a él; cuando, ni siquiera, es capaz de dominar sus genitales ante una preciosa fémina (o fecundable hembra, simplemente). Lo que le hace víctima insoslayable de él mismo.
    Siempre actuando como si fuera el hijo único del universo; olvidando constantemente que millones y millones de seres bípedos como él, hacen lo mismo día tras día..., con el terrible resultado de la masiva esquilmación de nuestro medio vital.
    La solución, que total no la hay, ni la habrá jamás, pero la temporal y parcial, no pasa, en absoluto, por la supresión de las fábricas en China, Vietnam, Tailandia o donde se den o fueren. Nada más lejos de la realidad terrestre. Ese mismo obrero, trabajador o laborante, mimado por un tratamiento patronal excelente, puede ser una clase de hijo de puta completo para sus..., esposa, hijos, o vecinos. ¿Acaso, tal mimo empresarial modificaría sus íntimas inclinaciones, fueren las que fueren?

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  6. El hombre, es el animal que, como especie, menos llegará a vivir sobre el planeta Tierra.
    Los Dinosaurios, con un bulbo raquídeo por cerebro, alcanzaron, según todos los indicios geológicos y genealógicos, los más de trescientos millones de años vividos en esta Tierra nuestra.
    El Humano/ide), con solamente dos millones y medio de años bajo la forma física actual sobre el planeta, hemos devorado un elevadísimo potencial vital de Ella, hemos destrozado la Atmósfera, en una buena parte de este magnífico y único Globo Vital, hemos ensuciado -contaminado- toda el Agua Dulce imprescindible para nuestra vida. Llenamos ingentes espacios feracísimos de hormigón armado y alquitranes, de inmetabolizables residuos urbanos y agrícolas, y poblamos, y poblamos hasta la más insostenible e insoportable súper población toda la Tierra habitable.

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  7. ¿Cuánto creéis que podrá durar ese tan cacareado crecimiento, capitalista, obreril o de la índole que sea?
    Los humanos, con un cerebro, cuyo tamaño es gigantescamente superior al de los Dinosaurios; podríamos aseverar que, en proporción al cuerpo del que disponemos, es algún millar de veces superior en volumen al de esas gigantescas desaparecidas fieras; es tan triste que solamente nos sirva para elucubrar, mentir, mentirnos, inventar incombustibles falacias de todo tipo para medrar entre nosotros y agotar el limitado potencial de nuestro acogedor Domicilio Interestelar.

    Eso tiene un rimbombante nominativo aplicable a nuestra especie en conjunto: ¡¡¡"KACHO FURROS"!!!

    P. S.: Ya lo decía un viejo campesino.->>>

    ¡NADA ES IGUAL, TODO ES MEJOR,
    LO MISMO UN BURRO QUE UN
    GRAN PROFESOR!

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