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martes, 9 de febrero de 2016

¿Quién propuso la idea de que el virus Zika es el responsable de los casos de microcefalia en los bebés?

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¿Quién propuso la idea de que el virus Zika es el responsable de los casos de microcefalia en los bebés?


Por Jon Rappoport, 8 de febrero de 2016
La invención de una epidemia
Puede que este artículo explique muchas cosas, pero se trata de seguir una línea de razonamiento con el fin de llegar a una conclusión. Eso significa que a algunos lectores ( los que no son asiduos de esta página) les puede resultar extraño. 
Algunos lectores quizás prefieran dirigir su atención a un espectáculo de lucha libre o a los catálogos de compra. A estos lectores les digo que persistan, ya que no estarán exentos de sorprenderse. Algo así como un choque en cadena que afecta uno tras otro hasta diez vehículos: un trama un tanto desagradable.
De repente, hace cosa de un mes, nos dijeron que había un brote de microcefalia en Brasil: más de 4.000 casos de bebés habían nacido con la cabeza pequeña y daño cerebral.
Los investigadores brasileños se pusieron manos a la obra, y encontraron que como mucho se habían producido 404 casos confirmados de microcefalia.
Pasar de 4.000 casos a 404 fue algo ya de por sí sorprendente. Eso significaba que no había ninguna razón para hablar de una epidemia de microcefalia. Pero ahí no queda la cosa, ya que de los 404 casos, sólo 17 tenían alguna relación con el virus Zika. Por lo tanto, tampoco se podía establecer una relación entre este virus y los casos de microcefalia.
Incluso de esos 17 casos, por la mera presencia del virus tampoco se puede concluir que sea el virus el causante de microcefalia en los 17 bebés. Tiene que haber algo más que simplemente estar presente. Quizás tendría que haber un número muy elevado en un individuo. Y los investigadores brasileños no han presentado ninguna prueba de que el virus Zika estuviera presente en grandes cantidades en ninguno de los 17 bebés.
Pero hay más. 
Los esfuerzos de los investigadores se dirigieron entonces a comprobar la presencia del virus Zika en los 404 casos de microcefalia. 
Es decir, estaban haciendo un trabajo preliminar: la de buscar la causa de la microcefalia. Y cuando se está en esa labor, se trata de encontrar un posible factor que esté presente en la mayoría en casi todos los casos. De lo contrario, no se puede hablar de que sea la causa.
Pues bien, ese camino les llevó a un callejón sin salida. 
En realidad comprobaron que el virus Zika no era la causa.
Expongámoslo de la siguiente manera: 400 turistas que se alojan en un hotel caen enfermos con los mismos síntomas; los investigadores tratan de encontrar la causa; proponen una idea preliminar, que la causa fue una salsa de manzana; entrevistan a los turistas enfermos, examinan el contenido de sus estómagos, se habla con los cocineros y descubren que sólo 17 de ellos habían consumido salsa de manzana. Conclusión: la salsa de manzana no pudo ser la causa de la enfermedad. Tampoco habría razón para afirmar que la enfermedad de esos 17 turistas que consumieron salsa de manzana, sea ésta la causa.
O sea, que tenemos pruebas de que hay numerosos casos de microcefalia, y hasta el momento no tenemos pruebas de que el virus Zika sea el responsable.
Entonces surge una pregunta: ¿cómo surgió la idea de que el virus Zika era el responsable y la causa? ¿Y quién dijo que había una epidemia de microcefalia?
Entro a considerar esta segunda pregunta: al parecer varios médicos de dos o tres hospitales de Brasil empezaron a notar que nacían más bebés con microcefalia de lo habitual. Informaron a los autoridades sanitarias brasileñas, que solicitaron por todo el país informes sobre los casos de microcefalia. Dichos informes llegaron, y se contabilizaron en torno a 4.000.
Luego, los investigadores comenzaron a analizar 3.670 informes para ver lo que realmente estaba sucediendo, y entonces comprobaron que sólo se podía hablar de 404 casos de microcefalia.
Pero volvamos a la primera pregunta: ¿quién propuso la hipótesis de la salsa de manzana? ¿Quién propuso la idea de que el virus Zika, conocido desde 1947, un virus que nunca ha llegado a causar nada más que una enfermedad leve y transitoria, un virus presente en gran cantidad de seres humanos de todo el mundo, era el responsable de la deformidad de los bebés y el daño cerebral? ¿Quién dio este extraño salto?
Una pista
Esta es una cita de un comunicado de prensa de la Organización Mundial de la Salud del pasado 28 de enero de 2016:
“La OMS convoca un Comité Internacional de Emergencia según establece el ReglamentoSanitario con objeto de estudiar el virus Zika y el aumento de los trastornos neurológicos y malformaciones neonatales.
En mayo de 2015, Brasil dio a conocer el primer caso de enfermedad provocada por el virus Zika. Desde entonces la enfermedad se ha diseminado por Brasil y por otros 24 países de la región”.
Se trata claramente de un engaño. El primer caso de Zika constatado en Brasil se remonta a 1947. En la India, el Zika se conoce desde hace mucho tiempo. 
¿Este descubrimiento del primer caso en Brasil tiene algún significado especial? Como se decía anteriormente, es conocido que el virus Zika sólo causa una enfermedad leve que desaparece en poco tiempo. 
Entonces, ¿por qué alguien se preocupa por un caso aparecido en Brasil? 
En cuanto a la afirmación de la OMS de que posteriormente se extendió por todo Brasil y otros 24 países, resulta absurda. Sería decir algo así: “Se descubre que en Brasil un vehículo de la marca Volkswagen es conducido por una persona. Desde entonces, empiezan a aparecer más personas que conducen vehículos Volkswagen por todo Brasil y también aparecen en otros 24 países”. Los conductores y los vehículos ya estaban allí.
¿Por qué los investigadores de la OMS cometen este error tan primario? 
¿Por qué realizan una afirmación tan absurda?
Esto nos conduce de nuevo a la preocupación ( en realidad, obsesión) por la caza del virus, que sólo unas evidencias sólidas podrán confirmar que es la causa de determinada enfermedad.
Voy a seguir citando el comunicado presentado por la OMS a los medios de comunicación el 28 de enero:
La llegada del virus a algunos países de América, especialmente a Brasil, se ha asociado con un pronunciado aumento del nacimiento de bebés con cabezas anormalmente pequeñas… No se ha establecido una relación causal entre la infección por el virus Zika, defectos de nacimiento y síndromes neurológicos, pero hay una firme sospecha”.
Fíjense en la expresión “se ha asociado”, algo que sabemos no es cierto, pues los investigadores brasileños sólo han encontrado el virus Zika en 17 de los 404 casos confirmados de microcefalia. No hay tal asociación. 
Hay, en todo caso, una disociación. Recuerde, para decir que un virus en particular causa una determinada enfermedad se debe encontrar en casi todos, si no todos, los casos reportados. 
Lo que se sabe hasta ahora sobre el virus Zika, ni siquiera da para decir que se está cerca de cumplir esta norma. Y como se puede comprobar por la cita anterior, admiten que no se ha confirmado una relación causal entre Zika y microcefalia.
Y sin embargo, la OMS encabeza los que proponen echarle la culpa al virus Zika, y extender la idea de que hay una propagación de una epidemia de Zika. Gran parte de lo que lee y ve en la prensa acerca de esta epidemia procede directamente de los comunicados de prensa y de las declaraciones de la Directora General de la OMS, Margaret Chan.
La OMS ha sido determinante para fabricar una epidemia viral y una conexión causal con la microcefalia
Y sigo citando el comunicado de prensa de la OMS del 28 de enero:
La Oficina Regional de la OMS para América (OPS, Organización Panamericana de la Salud) ha estado trabajando estrechamente con los países afectados desde mayo de 2015. La OPS ha movilizado a su personal y miembros de la Red de Respuesta a Epidemias (GOARN) para ayudar a los Ministerios de Salud en el fortalecimiento de sus capacidades para detectar la presencia del virus Zika, mediante pruebas de laboratorio y notificación rápida. El objetivo es el de asegurar un diagnóstico clínico preciso y el tratamiento de los pacientes, el seguimiento de la propagación del virus y el mosquito que lo lleva, promoviendo la prevención, especialmente a través del control de los mosquitos”.
Observe la fecha mencionada en la comunicado, mayo de 2015. Fue cuando se confirmó el primer caso de Zika en Brasil. O sea, que inmediatamente la OMS se puso a trabajar. Enviaron a sus cazadores de virus de la GOARN, algo equivalente a los Servicios de Inteligencia de Epidemias de la CDC (EIS). Los cazadores de virus. La situación: encontrar un virus, hacer una reclamación justificada, y seguir adelante en el empeño.
Esto es lo que se ha hecho, a pesar de las evidencias en contra. Se ha inventado una epidemia que no existe, echando la culpa a un virus que nunca ha causado enfermedades graves, y han relacionado ese virus, sin evidencias, con los casos de microcefalia.
Es como decir: “Se ha producido un accidente que ha afectado a 20 vehículos, y a tres millas de distancia un niño caminaba con su perro. El niño es el sospechoso. Se le ha asociado con el accidente de los coches, algo absurdo. Y si vamos al lugar del accidente, además descubrimos que no son 20, sino sólo 2”.
Y sin embargo la Agencia de Salud Pública más grande del mundo sigue apegada al accidente donde intervinieron 20 vehículos y la historia de un niño con su perro.
No se trata de un simple error. Indica una fijación: “Tenemos que encontrar un virus y cargarle una causa”. Hay una intención de fabricar.
Estamos llegando al final de la primera parte de mi argumento. Procedamos con el motivo.
Hasta ahora hemos visto que la OMS ha lanzado de forma completamente injustificada y falsamente una epidemia. Es la organización que puede afirmar que una epidemia causada por tal virus.
Se han producido algunos casos de microcefalia en Brasil, y las causas pueden ser muy diferentes, ya que cualquier alteración en el desarrollo del cerebro del feto puede dar lugar a microcefalia: un agente tóxico, un pesticida, un accidente… 
Así que podríamos decir que algunos casos de microcefalia se han producido en Brasil, pero no que una epidemia se está extendiendo por todo el mundo.
Pero para la OMS esto no lleva a ninguna parte. 
Pero si se relaciona con la microcefalia y se descubre que el virus se extiende por Brasil y por el resto del mundo… ¿No puede ser un buen negocio?
La construcción de una serie de mentiras encadenadas puede lograr varios objetivos. La gente puede actuar con cierta locura, pero no es estúpida: puede llegar a comprender la cantidad de paja que hay detrás de este montaje.
Un cuento de hadas sobre un virus y su potencial para producir en cualquier mujer embarazada daño cerebral en el feto; una epidemia basada en el miedo para dirigir, administrar y controlar. 
Tienen trabajo por delante, del mismo modo que un director de cine debe trabajar con un buen guión, frente a otra que quizás no funcione. 
Sus aliados se lanzarán a desarrollar una vacuna (totalmente innecesaria). Cuando la vacuna esté preparada ( es decir, para obtener buenas ganancias), la OMS ejecutará la siguiente fase del plan: la necesidad de vacunarse. 
La OMS también puede emitir directivas sanitarias sobre prevención a todos los Gobiernos, consolidando así su papel dominante en el puesto de mando planetario.
En artículos anteriores he examinado otros factores que pueden haber influido en la actual situación: vacunas no suficientemente probadas, el uso de pesticidas tóxicos, apareciendo el virus como una forma de encubrir este otro factor, etc. 
En este artículo sólo quería referirme a cómo se inventa una epidemia, y cómo se va armando poco a poco.
[…]
Jon Rappoport ha escrito “The Matrix Revealed” y “Salida de la Matriz”. Jon ha sido candidato a un escaño en el Congreso de los Estados Unidos por el Distrito 29 de California. Candidato al Premio Pulitzer, lleva trabajando como periodista de investigación desde hace 30 años, escribiendo artículos de política, medicina, salud.
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Procedencia del artículo:
http://www.activistpost.com/2016/02/zika-who-launched-the-fake-epidemic-story-in-brazil.html

El negocio del zika y los mosquitos transgénicos

Son remiendos técnicos estrechos, concebidos más como negocio que para enfrentar realmente los problemas. Además de los impactos que conllevan, desvían la consideración de las causas y atrasan su atención real.
Los datos en los que se basa la declaración de emergencia internacional por el virus zika son sorprendentes. 

No por los riesgos que la expansión que este virus implicaría, sino por la falta de evidencias para motivar tan grandilocuente declaración por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante una enfermedad leve, con muy escasos indicios de conexión con dolencias más serias y sin pruebas científicas de ello. 

Para suplir estas ausencias, agrega que como el vector de la enfermedad –el mosquito Aedes aegypti– es también vector de dengue y chikungunya, se está atacando las tres.

Este contexto alarmista, enfocado en aspectos singulares –el ataque al vector, aislado de sus causas– favorece enfoques estrechos, erróneos e incluso peligrosos. 

Por ejemplo, la empresa Oxitec, que ha hecho controvertidos experimentos con mosquitos transgénicos, los promueve ahora como solución (en realidad como negocio) ante la expansión de zika, obviamente sin mencionar los riesgos que conlleva y que los mosquitos transgénicos podrían incluso empeorar la situación.

Oxitec ya realizó experimentos de liberación de mosquitos transgénicos en Islas Caymán, Malasia, Panamá y Brasil. 

Intentó hacerlo en Europa, que no lo permitió por razones de bioseguridad y estudios de impacto deficientes. Encontró regulaciones flexibles en Brasil, donde ha hecho experimentos en el noreste, aunque no pudo conseguir la autorización de Anvisa, autoridad sanitaria de ese país. 

Su técnica es producir Aedes aegypti transgénicos manipulados con un gen letal condicional, que no se expresa si se aplica el antibiótico tetraciclina, lo cual hacen durante la cría. Luego los liberan para cruzarse con mosquitos silvestres, que si no encuentran el antibiótico, producirían descendencia estéril.

Oxitec reporta una reducción de 80-90 por ciento de la población de mosquitos en las zonas de experimento. Pero según documentados informes de Edward Hammond, Red del Tercer Mundo y de GeneWatch, la realidad es muy distinta.

En un informe de 2015, GeneWatch explica que la disminución de mosquitos no está probada, porque los mosquitos silvestres se pueden haber sencillamente trasladado a zonas aledañas. 

Los resultados de Islas Caymán sugieren que la técnica es muy ineficaz, ya que usaron 2.8 millones de mosquitos por semana para combatir una población silvestre de 20 mil mosquitos y de todas maneras, aunque informaron una baja en la zona de liberación, hubo un aumento de la población de mosquitos en zonas vecinas. 

Pero además, aunque provisoriamente bajara la cantidad de mosquitos, no existe evidencia, en ninguna parte del mundo, de que los mosquitos transgénicos hayan reducido la incidencia de dengue ni otras enfermedades.

Por el contrario, una de las preocupaciones sobre los impactos de los mosquitos transgénicos, particularmente en zonas endémicas, es que la disminución temporal, pueda bajar la resistencia cruzada a varios serotipos del dengue que existe en esas poblaciones, favoreciendo el avance de formas más agresivas como dengue hemorrágico. 

Además, el desplazamiento de Aedes aegypti puede favorecer la expansión de trasmisores rivales, en el caso del dengue, del Aedes albopictus, que es más difícil de erradicar.

GeneWatch nombra también que Oxitec no ha presentado pruebas de que la proteína que expresan los mosquitos transgénicos, llamada tTA, no tenga efectos alergénicos o tóxicos en animales o humanos, pese a que ya se ha observado toxicidad y neurotoxicidad en ratones.

Desde 2015 Oxitec pasó a ser propiedad de Intrexon, empresa de biología sintética estadunidense, por lo que podría estar considerando el uso de tecnologías de biología sintética con mosquitos, más riesgosas, como el uso de conductores genéticos (gene drives) que podrían modificar toda una población de mosquitos en una o dos generaciones. 

Las consecuencias de modificar toda una especie tendría implicaciones imprevisibles, incluyendo impactos potenciales serios en el ecosistema y mutaciones en los agentes de las enfermedades. 

Ya existen experimentos confinados de modificación de insectos con esta técnica en universidades de Estados Unidos, lo que motivó una alerta de científicos sobre los altos riesgos de esta tecnología, incluso su potencial uso como arma biológica. (The Independent, 2/8/15) 

Sin embargo, en aguas de la emergencia por el zika, aumentan la propaganda y presiones para usar esta tecnología.

Son remiendos técnicos estrechos, concebidos más como negocio que para enfrentar realmente los problemas. Además de los impactos que conllevan, desvían la consideración de las causas y atrasan su atención real.

Según datos oficiales al 2/2/16, se han confirmado 404 casos de microcefalia en Brasil. Solamente 17 tenían el virus zika. 

Es apenas 4.2 por ciento de los casos confirmados y sólo muestra que el virus estaba presente, no que fuera causante de microcefalia, anomalía que tiene un amplio espectro de causas posibles, como exposición durante el embarazo a tóxicos, desnutrición y otras infecciones, todos factores de alta incidencia entre la población pobre del noreste, donde están 98 por ciento de los casos referidos.

La Asociación Brasileña de Salud Colectiva publicó una excelente nota técnica y carta abierta al pueblo, notando que el aumento de microcefalia se puede deber al uso de insecticidas y larvicidas que se colocan en el agua potable (¡!), cuya concentración aumentó en el noreste en el periodo en cuestión, debido al racionamiento de agua por sequías inesperadamente más intensas que lo normal. 

Exigen una consideración amplia de las causas de microcefalia, en una estrategia decidida con la gente, desde sus condiciones, que al contrario de esos enfoques técnicos de alto riesgo, es la única forma efectiva de enfrentar las epidemias.
  • SILVIA RIBEIRO. Investigadora del Grupo ETC

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