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sábado, 16 de enero de 2016

“Lo que dignifica es tener la existencia material socialmente garantizada”


“Lo que dignifica es tener la existencia

 material socialmente garantizada”



“¿De verdad que el trabajo dignifica? ¿Todo trabajo? ¿Qué se quiere decir exactamente con esta frase hecha y repetida incansablemente por académicos de derechas, algunos de izquierdas y especialmente por políticos del establishment? 

¿A qué nos referimos? ¿Al trabajo con remuneración monetaria? ¿Al trabajo que muchas mujeres y algunos hombres hacen en su casa y para cuidado de sus familiares? 

¿Al trabajo voluntario que millones de personas hacen de forma desinteresada militando en movimientos sociales y otras asociaciones ciudadanas? ¿Dignifica estar horas y horas haciendo trabajos repetitivos, con malas condiciones, controlados, mal pagados…? 

Lo que dignifica es tener la existencia material socialmente garantizada. Que es el viejo ideal, dicho en palabras muy diferentes de forma pero similares en contenido, de todos los partidarios de la libertad republicana democrática que ha habido a lo largo de los último dos mil quinientos años…”

En la próxima sesión del ciclo de conferencias “Los lunes de los Derechos Humanos” que tendrá lugar el próximo 11 de enero a las 19h en el salón de actos deCristianisme i  Justícia (calle Roger de Llúria, 13 de Barcelona). 

Jaume Botey, profesor de historia en la UAB, miembro del equipo de CJ y miembro del grupo promotor de la ILP por la Renta Garantizada de Ciudadanía y Daniel Raventós, profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la UB, editor de la revista Sin Permiso y presidente de la Red Renta Básica, nos hablarán precisamente sobre la renta básica universal, su viabilidad y sus objetivos. 

[La versión de la entrevista que a continuación publicamos está ligeramente ampliada. SP]
Antes hemos podido charlar con Daniel Raventós que nos ha hecho un interesante adelanto de lo que podremos escuchar el próximo lunes.
– El paro se extiende en la sociedad occidental y, como muchos expertos apuntan, parece que llega para quedarse. 
Pero la persona necesita el trabajo para dignificarse y, tal como se articula el sistema económico, para sobrevivir…
¿De verdad que el trabajo dignifica? ¿Todo trabajo? ¿Qué se quiere decir exactamente con esta frase hecha y repetida incansablemente por académicos de derechas, algunos de izquierdas y especialmente por políticos del establishment? ¿A qué nos referimos? 
¿Al trabajo con remuneración monetaria? ¿Al trabajo que muchas mujeres y algunos hombres hacen en su casa y para cuidado de sus familiares? 
¿Al trabajo voluntario que millones de personas hacen de forma desinteresada militando en movimientos sociales y otras asociaciones ciudadanas? ¿Dignifica estar horas y horas haciendo trabajos repetitivos, con malas condiciones, controlados, mal pagados…? 
Lo que dignifica es tener la existencia material socialmente garantizada. 
Que es el viejo ideal, dicho en palabras muy diferentes de forma pero similares en contenido, de todos los partidarios de la libertad republicana democrática que ha habido a lo largo de los último dos mil quinientos años: el dirigente de los pobres libres que más reformas radicales introdujo en la democracia ática Ephialtes; 
los dirigentes de la revolución francesa (los de la segunda fase: todo el mundo está de acuerdo en que la primera parte de la gran revolución fue “positiva” contra el antiguo régimen, pero cuando se radicaliza y el pueblo entra directamente en acción entonces ya no cae tan “simpática” a tanta gente), los dirigentes que hablaron, escribieron y lucharon por esta aparentemente simple idea: no hay democracia ni libertad sin igualdad; Marx y tantos otros hombres y mujeres posteriores. 
Por cierto, Marx escribió mucho sobre las condiciones del trabajo asalariado y no hubiera puesto una cara muy amable si hubiera escuchado una tontería como que el trabajo asalariado dignifica…
Por cierto, una Renta Básica Universal (RBU) incrementa mucho el poder de negociación de la “parte débil” del contrato laboral, la trabajadora, a fin de conseguir un empleo con mejores condiciones. Es lo que algunos autores han calificado de “aumento del poder de negociación de los trabajadores”. O sea, que además de otros factores sobre los que iremos entrando, la RBU es un buen medio para hacer que algunas ocupaciones sean más atractivas y dignas.
– ¿De qué se habla cuando se reivindica una Renta Básica Universal?
Una RBU es una asignación monetaria incondicional a toda la población. 
Ateos y cristianos y musulmanes, hombres y mujeres, ricos y pobres, viciosos y virtuosos… Como el sufragio universal donde existe. Inmediatamente salen las preguntas habituales: ¿los ricos también deben recibir una RBU? ¿Por qué no dirigirse sólo a los pobres?… 
En un proyecto de financiación que estamos terminando, pero del que se puede encontrar un adelanto en Sin Permiso mostramos que es posible financiar una RBU para todas las personas adultas que residen en el Reino de España de 7.500 euros al año y del 20% a los menores de edad.
Para el financiamiento de esta RBU, además de lo recaudado hasta ahora, es decir, sin tocar ni un euro de ninguna otra partida actual (sanidad y educación públicas no se tocarían, para despejar cualquier duda) excepto las prestaciones monetarias que fueran redundantes con la RBU, el dinero saldría de la reforma del IRPF. 
La gran mayoría de la población declarante actual al IRPF y no declarante saldría ganando respecto a la situación actual. Sólo el 20% más rico perdería con la reforma propuesta. 
El resto, el 80% de la población saldría ganando. 
Quien realmente ganaría más de forma proporcional sería quien no tiene nada absolutamente: 7.500 euros anuales de renta básica que no quedarían sujetos al IRPF. 
Así que la reforma propuesta significa una gran redistribución de la renta de los sectores más ricos al resto de la población. 
Es decir, lo contrario de lo que se ha producido a lo largo de las últimas décadas, especialmente en los últimos años.
– ¿Es un derecho una Renta Básica Universal?
Si lo que quieres decir es si está reconocido legalmente como lo está el sufragio universal, no. 
Es interesante observar cómo gente que trabaja los derechos humanos cada vez se aproxima más a la RBU cuando ya no la abraza directamente. 
Julie Wark ha hecho un precioso librito sobre los derechos humanos a principios del siglo XXI, editado en inglés y castellano, donde reivindica la RBU para posibilitar otros derechos humanos. Y el año 2010, en Monterrey, se redactó la declaración universal de derechos humanos emergentes, donde participó de forma importante el Instituto de Derechos Humanos de Cataluña, donde en su artículo 1.3 podemos leer:
“El derecho a la renta básica o ingreso ciudadano universal, que asegura a toda persona, con independencia de su edad, sexo, orientación sexual, estado civil o condición laboral, el derecho a vivir en condiciones materiales de dignidad. 
Con este fin, se reconoce el derecho a un ingreso monetario periódico incondicional sufragado con reformas fiscales y con cargo a los presupuestos del estado, como derecho de ciudadanía, a cada miembro residente de la sociedad, independientemente de sus otras fuentes de renta, que sea adecuado para permitirle cubrir sus necesidades básicas”.
Poco añadiría más.
– ¿Es necesaria una renta mínima de inserción?
Es necesaria respecto a la alternativa de no tener nada, es insuficiente, extremadamente insuficiente respecto a las necesidades reales. Como se ha dicho más de una vez: las medidas dedicadas a la pobreza son muy pobres. La RBU comparada con la RMI es como comparar la nanotecnología aplicada a los ordenadores con los de primera generación que ocupaban una habitación entera.
Las RMI son rentas condicionadas. Condicionadas a ser pobre, a no llegar a determinado nivel de renta… Y las rentas condicionadas, aunque entre ellas pueden haber muchas diferencias, tienen unos problemas muy graves que ya hace bastantes años han sido estudiados: trampa de la pobreza, estigmatización, enormes costes administrativos…
Incluso el mejor sistema de rentas condicionadas que hay en el Reino de España, el de la Comunidad Autónoma Vasca, ya con 26 años de experiencia, tiene enormes defectos. 
Hace poco, un miembro de la asociación Red Renta Básica, Iñaki Uribarri, muy buen conocedor de aquel sistema de rentas condicionadas, escribió un magistral artículo que explica con todo detalle porque no es una buena idea extender el sistema de rentas condicionadas de Euskadi al conjunto del Reino de España.
– A efectos prácticos, ¿sería viable económicamente?
Por supuesto. Antes he mencionado el estudio que estamos haciendo por el conjunto del Reino de España. Unos años antes, lo hicimos para Cataluña. Y también lo habíamos hecho para Guipúzcoa. Invito a quien esté interesado en los detalles, a mirar este adelantoaludido. Para hacer un resumen muy breve:
El estudio se basó en tres criterios: 
1) una RB de 623 € mensuales (el umbral de la pobreza en aquellos momentos en el Reino de España) que se debería autofinanciar y no afectar al resto del gasto público, ni mucho menos en el dedicado a la sanidad, educación, etc .; 
2) el impacto distributivo debería ser muy progresivo de forma que beneficiara a la gran mayoría de la población no estrictamente rica; 
y 3) que los tipos efectivos de impuestos tras la reforma no deberían ser muy altos. La RB debe ser igual o superior al umbral de la pobreza (la mencionada cantidad de 623 €). 
No estaría sujeto al impuesto sobre la renta de las personas y reemplazaría a todas las prestaciones sociales inferiores a 623 €, mientras que la gente que recibe una mayor cantidad de prestación continuaría recibiendo su importe total.
La financiación de esta RB para todos los adultos es posible con un único tipo impositivo del 49% que, combinado con una RB exenta de impuestos, sería fuertemente progresivo. 
Para la decila más pobre, por ejemplo, este 49% se convertiría efectivamente en un -209% (negativo porque, en este caso, sería una transferencia neta). 
Aproximadamente el 80% de la población saldría ganando y el importe total transferido de los ricos a los no ricos sería de unos 35.000 millones de euros. 
La desigualdad quedaría notablemente reducida. El actual IRPF es muy poco progresivo. Hay algunos datos contundentes. El índice de Gini antes del IRPF se sitúa en el 0,4114. Después de la declaración del IRPF sólo se reduce a 0,3664. 
Con la propuesta de financiación que se propone, el citado índice bajaría hasta 0,2502. 
Es decir, se produciría una gran redistribución progresiva de la renta. La distribución funcional de la renta quedaría pareja a los niveles de los países escandinavos.
Y hay que recordar que para esta financiación no se tiene en cuenta el problema de la evasión de impuestos que salen anualmente del Reino: unos 40.000 millones de euros. 
El fraude fiscal (de 2010 para hacer más homogéneos los datos) sólo en IVA e IRPF era del 5,5% del PIB. El porcentaje es superior si sumamos el del impuesto sobre sociedades, por ejemplo. Así, las empresas del IBEX han tributado, en este caso en el año 2012 aunque los años posteriores ofrecen porcentajes similares, el ¡5,3%! de su resultado contable. De tener todo esto en cuenta, la financiación de la RB sería todavía mucho más fácil.
– Y, en una economía que no tiene el centro en las personas, ¿podría ser esta la clave para empezar a valorar tareas que escapan de la ley de mercado como el trabajo de cuidados, por ejemplo?
Una RBU lo que pretende no es sólo “valorar tareas” como el trabajo doméstico o el voluntario. Esto sería un producto derivado de garantizar la existencia material a toda la población.
Todavía hay gente que dice que “la RBU no acabaría con todos los problemas sociales que tenemos que resolver”. No creo que nadie lo pretenda. Es trivial, claro. Oponerse a la RBU porque “no soluciona todos los problemas sociales” es como oponerse a los convenios colectivos, a una buena ley de aborto, a un incremento del salario mínimo, a unas pensiones dignas, a unas condiciones de trabajo no semiesclavas… porque… “no soluciona todos los problemas sociales”. Y aquí hay que explicar también otra dimensión del problema.
Aunque sea repetir verdades que desgraciadamente se olvidan a menudo. Cualquier política económica favorece a unos sectores sociales y perjudica a otros. 
Si pensamos en cualquier medida más o menos importante de política económica, es difícil encontrar alguna que perjudique o beneficie a toda la población. Siempre hay sectores que salen más favorecidos y otros más perjudicados. 
Por ejemplo: rebajar los impuestos a los más ricos, permitir las SICAV, recortar los gastos la sanidad pública, aumentar las facilidades para los despidos laborales… 
Una política económica de austeridad como la practicada a partir de mayo de 2010, cuando gobernaba el PSOE y el presidente era Zapatero y acelerada después por el PP, lleva a favorecer a unos sectores y a perjudicar a otros. 
Según los datos disponibles hasta ahora, los ricos ganan, el resto pierde. Para que esta afirmación no quede como algo simplemente declamatorio, ahí van algunos datos que la constatan. En el Reino de España el índice de Gini en 2007 era de 31,9, en 2014 de 34,7. 
El porcentaje de las personas en riesgo de exclusión ha aumentado desde 2008 a 2014 en un 5,7%. Las diferencias entre las remuneraciones entre los directivos y los trabajadores han aumentado también significativamente. 
De un resumen interesante podemos leer: “Según los datos del estudio Indicadores de buen gobierno de las empresas del Ibex35 durante 2014 , los primeros ejecutivos de cada empresa elevaron sus retribuciones totales un 80% en 2014, los consejeros un 30%, el conjunto de los directivos un 14,3% y los accionistas elevaron sus dividendos un 72,4%. 
Por el contrario, los trabajadores vieron disminuir sus salarios en un 1,5%. Así, el año pasado, la media de las retribuciones de los ejecutivos de las empresas del Ibex fue de 90 veces el salario medio de sus trabajadores; la de los consejeros delegados, 158 veces más.”
En palabras del no hace mucho elegido jefe del Partido Laborista del Reino Unido, Jeremy Corbyn: “la austeridad es una elección política, no una necesidad”. También lo decía contundentemente el veterano activista Noam Chomsky: “La austeridad no es una necesidad económica en Europa (de hecho, no tiene sentido económico). 
Pero es una decisión política tomada por sus diseñadores a favor de sus propios intereses. Básicamente, creo que es una dimensión de la lucha de clases… “. La RBU sería un componente muy importante para mí, pero sólo un componente, de una política económica y de una política general que hiciera frente a “todos los problemas sociales”.
Más divertidos son los que dicen que la RBU no termina con el capitalismo. 
No vale la pena detenerse demasiado en tan brillante reflexión, pero salvo que se sea bastante extraño en la percepción de la realidad social, cualquiera puede entender que el capitalismo con una RBU seguiría siendo capitalismo, pero un capitalismo bastante diferente a lo que hoy vemos por todas partes. 
El capitalismo posterior a la segunda guerra mundial era bastante diferente al capitalismo de la contrarreforma llamada neoliberal de finales de los 70 del siglo pasado. 
Ambos eran capitalismos, sin duda, pero quien no vea diferencias tiene un grave problema de percepción cognitiva de la realidad.


Profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de SinPermiso y presidente de la Red Renta Básica. 

Es miembro del comité científico de ATTAC. Su último libro es ¿Qué es la Renta Básica? Preguntas (y respuestas) más frecuentes (El Viejo Topo, 2012).

Traducción: Roger Tallaferro
Origen: Sin Permiso

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