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lunes, 21 de diciembre de 2015

La noche en que Podemos hizo saltar por los aires el sistema político de la Transición


La noche en que Podemos hizo saltar por los aires el sistema político de la Transición

Nunca antes un partido llegó tan lejos en tan poco tiempo. Pablo Iglesias roza el cielo y alcanza algunos de sus objetivos: dinamitar tanto la mayoría absoluta de Mariano Rajoy como el sistema de alternancia entre los dos grandes partidos, que hoy está en coma (Ignacio Escolar)

Por primera vez en la historia, los españoles se van a la cama en una noche electoral sin saber quién será el próximo presidente del Gobierno. Las cuentas son endemoniadas y el PP lo tiene casi imposible para gobernar: Mariano Rajoy no sumará los apoyos suficientes para lograr su investidura salvo que el PSOE lo permita (y cave su tumba) o consiga milagros aún más difíciles, como la abstención de esos mismos partidos nacionalistas que ha despreciado durante los últimos años.

El PP puede presumir de ser la lista más votada, pero en un sistema parlamentario como el español, es una victoria pírrica. Rajoy lo tiene crudo, incluso si Ciudadanos vota a su favor en la investidura –que no está claro porque Rivera solo prometió la abstención si no era el más votado–. Mariano Rajoy, con Rivera, tendría 163 votos a favor y 187 en contra.

Pedro Sánchez salva los muebles, evita la dimisión en la misma noche del recuento al no ser superado por Podemos ni en votos ni en escaños, pero tampoco está para brindar: cosecha el peor resultado de la historia del PSOE y Podemos le pisa los talones. Sánchez gana en la suma global –por apenas punto y medio–, pero queda por detrás de Podemos en Madrid, en Valencia, en Galicia, en Navarra, en Euskadi, en Baleares y en Catalunya. La caída es especialmente dura en Madrid, la lista que encabezaba Pedro Sánchez, donde el PSOE se convierte en la cuarta fuerza. Sin embargo, Sánchez tiene algunas opciones –pocas– de ser el próximo presidente del Gobierno. Solo parece que haya cuatro posibilidades: Mariano Rajoy, otro presidenciable del PP, Pedro Sánchez o unas elecciones anticipadas que hoy casi parecen ser lo más probable.

¿Puede Pedro Sánchez lograr la investidura? Es técnicamente posible aunque no sea nada sencillo. Necesita más votos a favor que en contra, y el PSOE tiene menos enemigos que el PP en el Parlamento. El escaño que está bailando en Granada es clave, e incluso si el PSOE lo consigue, lo tiene cuesta arriba. Sánchez sería presidente si consiguiese el apoyo de Podemos e IU y el apoyo (o la abstención) de algún partido nacionalista. No parece fácil. Tampoco imposible. 

El PSOE sumaría la mayoría absoluta con Podemos, IU y ERC, aunque para ello necesitaría algo que probablemente rompería el grupo parlamentario socialista: un referéndum en Catalunya. E incluso si lograse ese pacto, tendría un nuevo escollo: la mayoría absoluta que tiene el PP en el Senado, que retrasaría todas las reformas legislativas (aunque no las bloquearía).

Podemos logra un excelente resultado: mucho mejor de lo que se pronosticaba hace dos meses, aunque la remontada que ha logrado durante la campaña electoral no basta para ser la segunda fuerza política en votos, como pintaban los últimos sondeos y algunas encuestas a pie de urna. Se convierte en la primera fuerza en Catalunya y Euskadi, y sobrepasa al PSOE en muchas autonomías –algo que no lograron en mayo, donde los socialistas les ganaron en todas–. 

Si, como parece, hay elecciones anticipadas, el sorpasso no parece fuera de su alcance, a pesar de una ley electoral que penaliza a las grandes ciudades frente a las pequeñas provincias. Nunca antes un partido llegó tan lejos en tan poco tiempo. 

Pablo Iglesias roza el cielo y alcanza algunos de sus objetivos: dinamitar tanto la mayoría absoluta de Mariano Rajoy como el sistema de alternancia entre los dos grandes partidos, que hoy está en coma.

Ciudadanos es el gran perdedor de una campaña en la que entraron mucho más fuertes de lo que han salido. Es una gran derrota de sus expectativas, pero no un pésimo resultado: Albert Rivera, hace un año, habría firmado 20 escaños en lugar de los 40 que ha conseguido, que ahora saben a muy poco. 

Sin embargo, por primera vez hay un partido que puede rivalizar por el espacio político que hasta ahora ocupaba el PP en solitario. No es poca cosa.

IU queda por debajo de su objetivo: salvar al menos el grupo parlamentario. Alberto Garzón ha hecho una buena campaña que deja a su partido en los mínimos. De nuevo IU es el principal perjudicado por una ley electoral donde más de 900.000 votos dan solo dos escaños y cada diputado le sale al PP ocho veces más barato.

La división en la izquierda pasa factura. Si Podemos e IU hubiesen sumado fuerzas, con estos mismos votos habrían logrado 14 diputados más de los que han conseguido por separado. Y habrían ganado al PSOE en votos (aunque no en escaños).

Si hay elecciones anticipadas, ¿quiénes serían los candidatos? Sin duda repetirían Albert Rivera y Pablo Iglesias, pero no parece probable que Mariano Rajoy lo intentase. Está por ver que lo lograse Pedro Sánchez, al que pronto intentarán mover la silla desde Andalucía.

La clave de esta noche de sumas imposibles: que esta historia aún no se ha acabado; no hay resolución a corto plazo. El PP lo tiene muy difícil para gobernar, salvo si el PSOE lo permite. El PSOE lo tiene muy difícil para gobernar, incluso si Podemos e IU se lo permiten. ¿Elecciones anticipadas dentro de cuatro meses? 

Cosas más raras hemos visto: las que han ocurrido este 20 de diciembre en el que el sistema político español que salió de la transición saltó completamente por los aires.

Ignacio Escolar | eldiario.es

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