UNA REFLEXIÓN NECESARIA – Ada Colau
Si bombardear un país fuera una solución efectiva para acabar con el terrorismo, ya no habría terrorismo. Si fuera una solución efectiva para acabar con las guerras, ya no habría guerras. No hay un camino hacia la paz, porque la paz es el propio camino.
No lo digo yo, lo decía Gandhi. Hay otras formas de luchar contra este terror: desmontar la economía de la guerra, ahogar las vías por las que el terrorismo se financia, perseguir a las mafias que trafican con personas, acoger a los que huyen del terror, a los “otros”, en un “nosotros” que aísle a los violentos.
Todas sus víctimas son nuestras víctimas, sea en París, Líbano, Yemen, Irak o Afganistán.
Decir un rotundo NO a la guerra no es ingenuo ni idealista. Es valiente. Si el terror consigue que el miedo nos blinde y la venganza nos ciegue, ellos habrán ganado. Al día siguiente de los atentados muchos parisinos y parisinas desafiaron el miedo saliendo a la calle con flores, con música. Nos enseñan una gran lección: sólo celebrando la vida somos invencibles.
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