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sábado, 4 de enero de 2014

Obama, Summers, Goldman Sachs y el saqueo político de la economía


 



Obama, Summers, Goldman Sachs y el saqueo político de la economía



Joseph Stiglitz no podía dar crédito a sus oídos. 

Ahí estaban, en la Casa Blanca, con el Presidente Clinton pidiendo orientación a los altos cargos delTesoro estadounidense sobre cuestiones de vida o muerte para la economía norteamericana, cuando el vicesecretario del Tesoro Larry Summers se vuelve hacia su jefe, el secretario del Tesoro Robert Rubin, y suelta: “¿Qué pensaría Goldman Sachs de esto?

¿¡Cómo!?

En otra reunión posterior, Summers volvió a preguntarlo: “¿Qué pensaría Goldman Sachs de esto?”

Un estupefacto Stiglitz –a la sazón Presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Presidencia— que seguía sin salir de su asombro me contó que se volvió hacia Summers para preguntarle si le parecía adecuado decidir la política económica de los EEUU en función de los “que pensara Goldman” y no, digamos, de los hechos, o, digamos, de las necesidades de la población norteamericana, ya saben, todas esas cosas que se oyen en las reuniones de gabinete de la serie televisiva El ala oeste.

Summers repasó con la mirada a Stiglitz como si de una especie de necio ingenuo que había leído demasiados libros de educación para la ciudadanía se tratara.

R.I.P. Larry Summers

En la tarde del domingo, enfrentado a una revuelta de los senadores de su propio partido, Obama lanzó a Larry como probable substituto de Ben Bernanke como presidente del Comité de la Reserva Federal.

Mientras llegaban las noticias que apagaban la antorcha de Summers trataba yo de escribir otra columna sobre Larry, el Tifón María de la Teoría Económica. 

(La primera la escribí en el Guardian hace 15 años, advirtiendo de que “Summers es, en efecto, una colonia de alienígenas enviada a la Tierra para convertir a los humanos en fuente barata de proteínas”.)

Pero el hecho de que Obama tratara siquiera enviar a Summers al planeta nos dice más de Obama que de Summers: nos dice también para quién trabaja Obama. Una pista: no para ustedes.

Todas aquellas discusiones de gabinete en los 90 pidiendo la bendición de Goldman Sachs giraban en torno a la idea Rubin-Summers de poner fin a la regulación del sistema bancario estadounidense. 

Para liberar a la economía estadounidense, sostenía Summers, todo lo que hay que hacer es permitir que los bancos comerciales puedan apostar ahorros privados públicamente garantizados en nuevos “productos derivados”, dejar que los bancos vendan títulos hipotecarios subprime de alto riesgo y recortar sus reservas para hacer frente a las pérdidas.

“¿Qué podría ir mal?”

Stiglitz, que terminaría ganando el Premio Nobel de Economía, trató de explicarles exactamente qué es lo que podría ir mal. Tras intentarlo, fue substituido y puesto de patitas en la calle.

Summers hizo más que perdirle a Rubin que canalizara el espíritu de Goldman: llamó en secreto y se reunió con el nuevo ejecutivo jefe de Goldman, Jon Corzine, para planear la desregulación financiera a escala planetaria. 

No estoy dando palos de ciego: dispongo del mensaje confidencial dirigido a Summers recordándole que tenía que llamar a Corzine. (Para la historia completa de ese mensaje y una copia del mismo, léase "The Confidential Memo at the Heart of the Global Financial Crisis".)

Summers, como funcionario del Tesoro, puede llamar a cualquier banquero cuando le de la gana. Pero no en secreto. Y no, desde luego, para discutir detalles de políticas que podrían hacer ganar miles de millones a un banco. 

Goldman ganó miles de millones con esos planes.

Ejemplo: Goldman y sus clientes se embolsaron 4 mil millones a cuenta del colapso de las “obligaciones sintéticas de deuda colateralizada”, esos señuelos fraudulentos vendidos a incautos e imbéciles, por ejemplo, a los banqueros del Royal Bank of Scottland. (Véase Did Fabrice Tourre Really Create The Global Financial Crisis?.)

Goldman se forró también a lo grande con la implosión de la deuda griega a través del comercio secreto de derivados financieros permitido por la despenalización, propiciada por Summers, de ese tipo de especulación transfronteriza.

El colapso de la Eurozona y del mercado hipotecario estadounidense causados por los banqueros echados al monte sólo fue posible porque el Secretario del Tesoro Summers cabildeó a favor de la Ley de Modernización de los Mercados de Futuros de Materias Primas [Commodities Futures Modernization Act, CMFA], que impidió a los reguladores el control del 100.000% del incremento registrado en los activos derivados, especialmente de los archiarriesgados derivados financieros de “desnudas” permutas de cobertura de incumplimiento crediticio.

La CMFA fue el equivalente financiero de un cuartel de bomberos prohibiendo las alarmas de humo.

Summers sucedió en el Tesoro a Rubin, que lo dejó para convertirse en el director de un extrañoBehemoth financiero de nuevo tipo: la fusión de Citibank con un banco de inversión, Travelers. 

La nueva bestia bancaria quebró y precisó de 50 mil millones de dólares en fondos de rescate. (Goldman no necesitó fondos de rescate, pero de todas formas recibió 10 mil millones.)

Otros bancos convertidos en casinos siguieron la senda de insolvencia de Citi. La mayoría fueron rescatados… y acudieron a Summers, o cuando menos, escucharon de sus labios muy bien remunerados consejos.

El comerciante de derivados financieros D.E. Shaw pagó a Summers 5 millones de dólares por unos cuantos años de trabajo “a tiempo parcial”. 

Lo que venía a sumarse a pagos procedentes de Citigroup, Goldman y otras entidades financieras, elevando el valor patrimonial neto de este otrora pobretón profesor a más de 31 millones.

Goldman, Larry y los desahucios

Cuando Summers dejó el Tesoro en 2000, según informa el The New York Times, un agradecidoRubin le ofreció el cargo de Presidente de la Universidad de Harvard, cargo del que Summersterminó por ser despedido. 

Apostó 500 mil millones de dólares de los fondos de la Universidad en los derivados financieros que él había legalizado. 

(Dada la incapacidad casi patológica de Summers para entender las finanzas, resultó de lo más chocarrero que, siendo Presidente de Harvard, declarara que los humanos con vagina son más bien mediocres en lo tocante a los números.)

En 2009, Summers, el Papá del Desastre de la Desregulación, regresó al gabinete gubernamental en triunfo. Barack Obama lo coronó como “Zar económico”, permitiéndole dirigir el Tesoro sin necesitar de someterse a interrogatorio formal confirmatorio por parte del Congreso.

¿Logró Summers redimirse como Zar económico del primer mandato de Obama?

Para nada.

En 2008, tanto la demócrata Hillary Clinton como el republicano John McCain urgieron a servirse de300 mil millones de dólares restantes del fondo de rescate para un programa de evitación de desahucios idéntico a uno que había empleado Franklin Roosevelt para sacar a los EEUU de laGran Depresión. 

Pero el Zar Larry no quiso saber nada del asunto, aun cuando se habían dado a los bancos 400 mil millones del mismo fondo.

En realidad, por consejo de Summers y de su primer asistente, el Secretario del Tesoro Tim Geithner, Obama gastó sólo $7 mil millones de los 300 mil millones disponibles para salvar a las familias afectadas por desahucios.

¿Qué pensaría Goldman?


Como antes dicho, Goldman y sus clientes se embolsaron miles de millones a causa de que Obamaabandonó a su suerte a 3,9 millones de familias, que perdieron sus hogares durante su primer mandato. 

Mientras que esas familias en vías de desahucio se iban a pique, el Zar Summers torpedeó su bote salvavidas: un plan para prevenir desahucios forzando a los bancos a depreciar los sobrecargos predatorios de sus hipotecas subprime. 

Es notable que fuera precisamente la acción de Summers (y la inacción de Obama) lo que ahorrara aCitibank miles de millones.

Larry, el tiburón del préstamo
La desastrosa maquinaria de la desregulación no afectó a los norteamericanos de viso. 

Mientras que las entidades crediticias sin ánimo de lucro, prestamistas de último recurso para gente trabajadora y los pobres en los EEUU eran sometidos a un asalto jurídico y político, se disparó exponencialmente un nuevo tipo de operación bancaria, una burbuja nacida de las mentes de los timadores ansiosos de conferir legitimidad al préstamo tiburonesco.

Una de esas creaciones, por ejemplo, el llamado “Club del Préstamo”, concibió una manera de recaudar honorarios arreglando préstamos que llegaban a cargar hasta el 29%. 

El Club del Préstamo (Lending Club) sostiene que ni puede ni debe ser regulado por la Reserva Federal u otro tipo de inspección pública bancaria. 

El último ingreso en su comité director: Larry Summers.

Si desean ustedes saber por qué Obama podría llegar a elegir a un timador y especulador de esta calaña como jefe de la Reserva Federal, no tienen más que preguntarse: ¿quién eligió a Obama

Hace diez años, Barry Obama era un don nadie, un Senador estatal procedente del sur de Chicago.

Luego tuvo suerte. Un banco local, Superior, cayó abatido por causa de los reguladores públicos que lo acusaron de estafar a gentes de color. 

La presidente del banco, Penny Pritzker se enojó tanto con los reguladores, que decidió eliminarlos: lo que requería un nuevo Presidente.

Los milmillonarios pusieron en contacto a Obama con Jamie Dimon, de J.P.Morgan, pero el contacto más importante fue Robert Rubin, el antiguo secretario del Tesoro y, lo que es todavía mucho más importante, antiguo ejecutivo en jefe de Goldman Sachs y mentor de Larry Summers

Sin la bendición de Rubin y sin una avasalladora potencia para captar fondos de financiación, Obamaestaría todavía discutiendo sobre problemas de zonificación urbana en Halsted Street.

Rubin eligió a Obama y Obama eligió a quien Rubin había elegido por él.

Porque, al final, Obama sabe que tiene que elegir a un jefe de la Fed haciéndose una sóla pregunta:¿Qué pensaría Goldman?


Debo un agradecimiento muy especial Lori Wallach de Public Citizen, sin la cual nuestra investigación ni siquiera habría empezado. 

Para la historia completa de la investigación de Larry Summers, el memorando “Juego Final” y la crisis financiera, véase el celebrado libro de Palast Vultures' Picnic [El picnic de los buitres].


Greg Palast es autor de los bestsellers New York Times Billionaires & Ballot Bandits, The Best Democracy Money Can Buy [traducción castellana en la editorial Crítica de Barcelona] y Armed Madhouse

Traducción para www.sinpermiso.info: Ventureta Vinyavella
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=6285

2008 El Año en que El Mundo Cambió de Rumbo




Introducción

La sociedad norteamericana jamás volverá a ser la misma.

La confianza en sus instituciones y en sus líderes tendrá que ser restituida a través de un proceso lento.

El sistema financiero probó estar en manos de unos pillos que no entendieron la ventaja de ser honestos... por pillos.

El problema no termina con la explosión de aquella burbuja... el problema continúa, porque esos mismos pillos que nos condujeron al desastre económico más grande de la historia de Estados Unidos, están todavía al frente del sistema financiero norteamericano.

Dándoles - en el mejor de los casos - el beneficio de la duda, aceptando que la destrucción no fue intencional, tendríamos que considerar a estos individuos, quienes todavía se encuentran al frente de la conducción económica del país más poderoso del planeta Tierra, no tenían la más mínima idea de lo que hacían: incluyendo - en ese lote - a grandes economistas, profesores veteranos de las mejores universidades del mundo.
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Lo que sigue es la historia de cómo llegamos a donde hoy nos encontramos.

En septiembre de 2008, la quiebra del banco Lehman Brothers y el colapso de la mayor aseguradora del mundo, AIG, produjo una crisis global que se haría sentir en todos los rincones del planeta.

El resultado fue una recesión global que le costó al mundo decenas de billones de dólares; dentro de Estados Unidos, dejó no menos de 30 millones de desempleados y duplicó la deuda nacional.

Esta crisis no fue accidental.

Fue causada por una industria fuera de control. Desde los años 80, el ascenso del sector financiero de EEUU llevó a una serie de crisis financieras severas.

Cada crisis ha causado más daños, mientras la industria ha ganado más y más dinero.
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PARTE I
La ruta hacia el desastre

Después de la Gran Depresión, EEUU tuvo 40 años de crecimiento sin una sola crisis financiera. 

La industria financiera estaba muy regulada.

La mayoría de los bancos eran negocios locales y tenían prohibido especular con los ahorros de los depositarios.

Los bancos de inversiones, que manejaban acciones y bonos, eran sociedades pequeñas y privadas.

En el modelo tradicional de un banco de inversión, los socios ponían el dinero y lo vigilaban muy de cerca. Los banqueros querían vivir bien, pero sin apostar toda su fortuna en “inventos”.


Paul Volcker trabajó en el Departamento de Tesorería y fue presidente de la Reserva Federal desde 1979 hasta 1987. Antes de entrar en el gobierno, fue asesor económico del banco Chase Manhattan.

Morgan Stanley, en 1972, tenía 110 empleados en total, una oficina y un capital de 12 millones de dólares. Ahora,Morgan Stanley tiene 50 mil empleados, un capital de miles de millones de dólares y oficinas alrededor del mundo.

En los años 80, la industria financiera se disparó. Los bancos de inversiones emitieron acciones, haciéndose públicos, adquiriendo mucho capital, proveniente de los nuevos accionistas. La gente en Wall Street comenzó a hacerse rica.
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Comenzó la desregulación



Todo comenzó con Donald Regan en 1981 –“Lo más importante” – aseguró Ronald Reagan siendo presidente de Estados Unidos – “es restablecer la prosperidad económica”.

El Presidente Reagan, tal vez no se dio cuenta de que estaba dando el primer paso para destruirla.  En 1981, Ronald Reagan escogió a Donald Regan como Secretario de Tesorería, entonces-gerente (CEO) de Merrill Lynch, un banco de inversiones.


Reventó la primera crisis

La administración del Presidente Reagan, apoyado por economistas y cabilderos financieros, inició 30 años desregulación financiera.

En 1982, la administración Reagan desreguló las compañías de ahorro y préstamos, permitiéndoles hacer inversiones riesgosas con sus depósitos.

Al final de la década, cientos de esas compañías – de ahorro y préstamos – habían quebrado. Aquella crisis les costó al os contribuyentes unos 124 millones de dólares y a mucha gente: los ahorros de todas sus vidas.
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Entonces parecía como el mayor robo bancario de la historia. Miles de ejecutivos fueron a la cárcel por saquear a sus compañías. Uno de los casos más sonados fue el de Charles Keating.  En 1985, cuando los reguladores federales comenzaron a investigarlo, Keating contrató a un economista que haría historia en Estados Unidos, llamado: Alan Greenspan.
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En una carta que Greenspan le envió a los reguladores, alabó los conocimientos y habilidades de Keating y dijo que no era riesgoso dejar a Keating invertir los depósitos de sus clientes. Según Keating, el pago a Greenspan por sus honorarios fue de 40 mil dólares.

Charles Keating fue a la cárcel poco después, en cuanto a Alan Greenspan, el Presidente Reagan lo nombró jefe del Banco Central de Estados Unidos, de la Reserva Federal. Bajo las administraciones de Clinton y George W Bush,Greenspan fue ratificado en su cargo.


En gobierno de Clinton, la desregulación continuó bajo Greenspan y el entonces Secretario de la TesoreríaRobert Rubin, ex CEO del banco de inversiones Goldman Sachs.
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Otra importancia pieza para la desregulación continuada por la administración de Bill Clinton, fue Larry Summers, un profesor de economía de Harvard.

Consolidación del sector financiero

A finales de los años 90, el sector financiero se consolidó en varias firmas enormes, cada una tan grande, que su quiebra podía amenazar el sistema financiero nacional, con serias repercusiones a nivel internacional. El gobierno deClinton las ayudó a crecer aún más.

En 1998, Citicorp y Travelers se unieron para formar Citigroup, lo que se convirtió en la compañía financiera más grande del mundo. La fusión, sin embargo, violó la Ley Glass-Steagall, una ley que fue promulgada a raíz de la Gran Depresión, la cual impedía que los bancos con depósitos privados, participaran en actividades propias de los bancos de inversión.

En 1999, apremiado por Summers y Rubin, el Congreso promulgó la Ley “Gramm-Leach-Bliley Act”, conocida para muchos como la “Ley de Alivio para Citigroup”. Con esta nueva ley, se anulaba la anterior – la Ley Glass Steagall – y dejaba el camino libre para futuras fusiones que un año antes hubieran sido ilegales.
Más adelante, Robert Rubin ganaría 126 millones de dólares como vicepresidente de Citigroup.

Revienta una nueva crisis

La siguiente crisis llegó a finales de los años 90.

La banca de inversión generó una burbuja en acciones de Internet, seguida por un desplome en 2001, que produjo 5 billones de dólares en pérdidas de inversión. 

La comisión de Valores e Intercambio, la agencia creada para regular la banca de inversión, no hizo absolutamente nada.
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En su función como Fiscal General del estado de Nueva York, Eliot Spitzer reveló que la banca de inversión promovió compañías que iban a fracasar.

Spitzer dejó su cargo como Fiscal General de Nueva York para convertirse, en enero de 2007, en gobernador del mismo estado, bajo la tolda del partido demócrata.

Al cabo de un año y meses, en marzo de 2008, Spitzer renunció como gobernador de Nueva York,acosado por un escándalo de contratación de prostitutas de lujo.

Los analistas

El soporte de la solidez de cada empresa promovida por la banca de inversión, recaía en los llamados “analistas”. L

a paga a los analistas dependía de cuántos clientes traían.

Una cosa era lo que estos analistas decían en público y otra – muy distinta – lo que decían en privado.

InfoSpace, una de las empras cuyas acciones eran promovidas por la banca de inversión, la cual fue beneficiada por los llamados “analistas” con la más alta calificación posible, fue descrita más tarde con el calificativo de “pura basura”.

En el año 2000, InfoSpace empleó un método “controversial” de contabilidad, mediante el cual reportaron una utilidad de 46 millones de dólares, cuando en realidad habían perdido 282 millones.

Sus acciones, para el año 2002, que en marzo del año 2000 llegaron a tener un valor de bolsa de $ 1305, se desplomaron a $ 2.67.

La banca de inversión se dio a la tarea de crear valores fantasiosos, respaldados por las calificaciones de los “analistas” y cuando todo comenzó a salir a la luz pública, estos bancos ejercieron su defensa en términos pocos ortodoxos:

Comenzó la “lluvia de demandas”

Comenzando el año 20002, las demandas en contra de estos bancos de inversión que estaban vendiendo falsedades, no se hicieron esperar.

En diciembre ese años, diez bancos de inversión resolvieron sus casos por un total de 1400 millones de dólares y prometieron cambiar su manera de operar.

Estamos hablando de los siguientes bancos de inversión:

Bear Stearns
Credit Suisse
Deutsche Bank
J.P. Morgan
Lehman Brothers
Merrill Lynch
Morgan Stanley
UBS
Goldman Sachs
Citigrou


Aparecen los derivados

La industria financiera parecía tener un nivel de criminalidad bastante distintivo… algo peculiar. Desde el principio de los años 90, la desregulación y los avances tecnológicos, llevaron a una explosión de unos novedosos y complejos productos llamados derivados.

Un derivado financiero o instrumento derivado es un producto financiero cuyo valor se basa en el precio de otro activo, de ahí su nombre.

El activo del que depende toma el nombre de activo subyacente, por ejemplo el valor de un futuro sobre el oro se basa en el precio del oro.

Los subyacentes utilizados pueden ser muy diferentes, acciones, índices bursátiles, valores de renta fija, tipos de interés o también materias primas.

Existen derivados sobre productos agrícolas y ganaderos, metales, productos energéticos, divisas, acciones, indices bursátiles, tipos de interés, etc.

Estos derivados requieren de inversión inicial neta muy pequeña o nula, respecto a otro tipo de contratos que tienen una respuesta similar ante cambios en las condiciones del mercado. Lo que permite mayores ganancias como también mayores pérdidas.

Otra característica es que los mismos se liquidan en una fecha futura y pueden ser cotizados en mercados organizados, como las bolsas… o mercados no organizados, como los llamados “over the counter” u OTC, transacciones que se llevan a cabo directamente entre dos partes.

Según los economistas, estos derivados hacían más seguras las inversiones… sin embargo, en vez de crear un mercado más seguro, lo volvieron inestable.

A través de estos llamados derivados, lo banqueros podían apostar en lo que fuera. Podían usar la fluctuación del petróleo, la quiebra de una compañía, hasta el clima.

A finales de los años 90, el valor del mercado de los derivados, sin regulación alguna, se había elevado a los 50 billones de dólares.
Propuesta de regularización de los derivados
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En 1998, alguien trató de regularlos. Una señora, llamada Brooksley Born, la primera mujer en editar una importante revista legal en Estados Unidos, fue designada por el Presidente Clinton como presidente de la “Commodity Futures Trading Commission” o CFTC, la cual tenía – entre sus funciones – la supervisión del mercado de los derivados.

En mayo de 1998, la CFTC emitió una propuesta para regular los derivados.

El Departamento del Tesoro de la administración Clinton respondió de inmediato. El primero en alzar su voz al respecto fue Larry Summers.

Los bancos dependían de los derivados para la obtención de ingentes ganancias, lo que generó una batalla titánica para prevenir la regulación de estos instrumentos.

Se cae la propuesta para la regularización de los derivados
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Poco después de la llamada de Summers a la Sra. Born, Alan Greenspan (Reserva Federal), Robert Rubin (Tesorería) y Arthur Levitt (Security Exchange Commission o S.E.C.), condenaron conjuntamente a Born, recomendándoles a los legisladores que no regularan los derivados.

El Senador Phil Gramm, uno de los que abogó por la desregularización de los derivados, más adelante se convirtió en el vicepresidente de UBS.

Desde 1993, su esposa estuvo en la junta directiva de Enron.

Larry Summers luego ganó 20 millones de dólares como asesor de un fondo que utilizaba muchos derivados.

En diciembre de 2000, el congreso de Estados Unidos promulgó la Ley de Modernización de Futuros.

Con la ayuda de cabilderos de la industria financiera, prohibiría la regulación de derivados.

George W. Bush llega a la Casa Blanca

Cuando George W Bush ascendió al poder en 2001, el sector financiero ya era mucho más rentable, concentrado y poderoso que nunca en la historia de Estados Unidos.

Dominando esta industria, estaban los cinco bancos de inversión más importantes: Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lehman Brothers, Merrill Lynch y Bear Stearns; dos conglomerados financieros –Citigroup y JP Morgan; tres aseguradoras de valores: AIG, MBIA y AMBAC y tres agencias calificadoras: Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch.

Concatenando a cada una de estas monstruosas empresas, estaba “la cadena de bursatilización”, un nuevo sistema que conectaba billones de dólares en préstamos con inversionistas de todo el mundo.


Cómo funciona al nuevo sistema hipotecario

En el sistema viejo, cuando un dueño de casa pagaba su hipoteca mes a mes, el dinero iba a su prestamista local.

Como eran préstamos a largo plazo, el prestamista tenía cuidado.

En el nuevo sistema, el prestamista vendía las hipotecas a los bancos de inversión. Los bancos de inversión combinaban hipotecas y otros préstamos como de automóviles, de estudios y tarjetas de crédito para crear unos complejos derivados llamados “Obligaciones de Deuda Colateralizada” o C.D.O, por sus siglas en inglés (“Collateralized Debt Obligation").

Los bancos de inversión les vendían los CDO's a los inversionistas a lo largo y ancho del mundo.

Ahora, cuando se pagaba el pago mensual de una hipoteca, el dinero iba a inversionistas que se encontraban en cada rincón del mundo. Los bancos de inversión pagaban a las agencias calificadoras para que evaluaran estos CDO's y muchos de ellos recibieron la calificación triple A (AAA), la cual se le otorga a las mejores inversiones.

A través de este “procedimiento calificativo”, los CDO's se volvieron populares entre los fondos de retiro, los cuales solamente podían comprar valores de alta calificación.

Este sistema de CDO's se convirtió, en realidad, en una bomba de tiempo.

A los prestamistas no les importaba si el deudor podía pagar, por lo que comenzaron a correr más riesgos. A los bancos de inversión tampoco les importaba. Entre más CDO's vendían, más utilidades generaban… y las agencias calificadoras, pagadas por los bancos de inversión, no tenían responsabilidad si las calificaciones estaban equivocadas.


Entre 2000 y 2003, el número de préstamos hipotecarios anuales se cuadruplicó.


A principios de los 2000, hubo un gran aumento de préstamos riesgosos llamados “subpri
me”.

Se les llama “subprimes” a aquellos créditos cuyos deudores tienen un calificativo por debajo de lo deseado, por lo tanto, están más propensos a dejar de pagar las deudas que aquellos con calificativos deseables o adecuados.

Cuando combinaron miles de préstamos riesgosos (“subprimes”) para crear CDO's, muchos de estos “productos” recibieron la calificación AAA.


Los bancos preferían préstamos “subprime” por sus altas tasas.

Mientas mayor era el riesgo que presentaba el cliente que solicitaba un préstamo, mayor el costo de ese préstamo para el cliente.

Eran muchos los factores que influían en la evaluación del riesgo.

Esta práctica produjo un tremendo aumento de préstamos abusivos.

Se daban préstamos innecesarios, calificados de “supbrimes” con altas tasas, en muchos casos, a prestatarios (a clientes) que se sabían no podrían pagarlos.

Los corredores hipotecarios cobraban sus comisiones por obtener el contrato de hipoteca; las entidades financistas descontaban sus ganancias y los bancos de inversión generaban ingentes utilidades al colocar sus “paquetes” en forma de CDO's a sus inversionistas universales.

De la manera en que estaba diseñada la “cadena”, los únicos que terminarían corriendo riesgo serían los inversionistas, los compradores de aquellos CDO's, pero pasarían años antes de que la burbuja explotara.


PARTE II
La Burbuja

Una burbuja económica (también llamada burbuja especulativaburbuja de mercado o burbuja financiera) es un fenómeno que se produce en los mercados, en buena parte debido a la especulación, que se caracteriza por una subida anormal y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real o intrínseco del producto.

El proceso especulativo lleva a nuevos compradores a comprar con el fin de vender a un precio mayor en el futuro, lo que provoca una espiral de subida continua y alejada de toda base factual.

El precio del activo alcanza niveles absurdamente altos hasta que la burbuja acaba estallando (en inglés crash), debido al inicio de la venta masiva del activo cuando hay pocos compradores dispuestos a adquirirlo.

Esto provoca una caída repentina y brusca de los precios, llevándolo a precios muy bajos, incluso inferiores a su nivel natural, dejando tras de sí un reguero de deudas.

En el caso que nos ocupa, cientos de miles de millones de dólares anuales empezaron a fluir por la cadena de “bursatilización”.

Como todos podían conseguir hipotecas, los precios de las casas se dispararon al cielo. El resultado fue la creación de la burbuja financiera más grande de la historia de Estados Unidos.


Countrywide Financial, el prestamista más grande de créditos “subprime”,emitió 97 mil millones de dólares en préstamos.

Tuvo utilidades en el orden de los 11 mil millones de dólares. 

En Wall Street, las bonificaciones anuales rompieron records. Los corredores y gerentes se hicieron enormemente ricos durante la burbuja.
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Lehman Brothers financió muchos préstamos “subprime” y su CEO – Richard Fuld – se llevó a su casa 485 millones de dólares.


A través de la Ley de Propiedades de Casas, la Reserva Federal podía regular la industria hipotecaria, pero Alan Greenpan – su entonces presidente – se negó a usarla.


Los esfuerzos de Greenlining


Durante 20 años, Robert Gnaizda, dirigió Greenlining, un grupo muy poderoso cuya misión era la protección del consumidor.

Visitaba a Greenspan regularmente.


Estas reuniones entre Gnaizda y Greenspan fueron infructuosas.

La destrucción de la S.E.C.


La Comisión de Valores e Intercambios (The Security and Exchange Commission o S.E.C., por sus siglas), jamás investigó las inversiones de los bancos de inversión en la burbuja146 empleados de laDivisión de Imposición de la S.E.C., según testificó el 7 de octubre del año 2008 Lynn Turner, el antiguo jefe de contadores de la comisión.

Turner aseguró que – a través de estos despidos – se llevó a cabo una destrucción programada y sistemática de la agencia y de su capacidad operativa.

Según Turner, la oficina de Manejo de Riesgos (de S.E.C.), se redujo a un “personal” de un solo empleado.

El apalancamiento

El apalancamiento (leverage en inglés) es la relación entre el capital (de un banco de inversión, en este caso) propio y crédito invertido en una operación financiera.

Al reducir el capital inicial que es necesario aportar, se produce un aumento de la rentabilidad obtenida, pero el incremento del apalancamiento también aumenta los riesgos de la operación, dado que provoca menor flexibilidad o mayor exposición a la insolvencia o incapacidad de atender los pagos.

La banca de inversión pidió mucho dinero prestado para comprar más préstamos y crear más CDO's.

Entre más dinero pedían prestado los bancos, más apalancamiento se producía.


En el año 2004, Henry Paulson, el CEO de Goldman Sachs, logró – a través de su cabildeó en la S.E.C. –relajar los límites de apalancamiento, permitiendo a los bancos pedir más dinero prestado.

La eliminación de los limites de apalancamiento

El 28 de abril de 2004, la S.E.C. se reunió para considerar la remoción de los límites de apalancamiento.

El resultado de esta reunión en la S.E.C. fue una votación unánime para la eliminación de los límites de apalancamiento para la banca de inversión y el sistema financiero en general. 

El grado de apalancamiento en el sistema financiero se volvió aterrador.

Los bancos de inversión fueron “apalancado” a un nivel de 33 a 1, es decir, por cada dólar que el banco tenía, recibieron un crédito de 33 dólares. 

Una diminuta disminución del 3% de sus activos, los dejaría insolventes.

Aparece en el panorama la AIG

Había otra bomba de tiempo en el sistema financiero: la AIG, la compañía de seguros más grande del mundo. Estaba vendiendo una inmensa cantidad de derivados llamados “Seguros de Impago de Deudas” o SID.

Para los inversionistas que tenían CDO's, los SID funcionaban como una póliza de seguro. Un inversionista que compraba un SID, pagaba una prima trimestral de acuerdo al monto de la inversión “asegurada”.

Si el CDO perdía valor, AIG prometía pagar las pérdidas.

Pero a diferencia de un seguro normal, los especuladores podían comprar SID’s “apostar” en CDO's que no poseían: ¡una verdadera locura!


Como esos derivados (los SID’s) no estaban regulados, AIG no tuvo que apartar dinero para cubrir posibles pérdidas.

En su lugar, AIG le pagaba a los empleados bonificaciones gigantes, cuando se firmaban los contratos… o pólizas. Si los CDO’s asegurados perdían valor más adelante, AIG se vería en la obligación de pagar.

La División de Productos Financieros de AIG en Londres (AIGFP), emitió 500 mil millones de dólares en “Seguros de Impago de Deudas” o SID’s, muchos de ellos respaldados por hipotecas riesgosas o “subprime”. Los 400 empleados de AIGFP ganaron 3.5 mil millones de dólares entre los años 2000 y 2007.
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Joseph Cassano, la cabeza de AIGFP, obtuvo un beneficio de 315 millones de dólares. En agosto del año 2007, Cassano aseguró: “Nos cuesta trabajo, sin ser petulantes, concebir una situación dentro de lo razonable, que nos haga perder un dólar de esas transacciones”.
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En el año 2007, los auditores de AIG sonaron las alarmas y prendieron los bombillos rojos. Uno de ellos, Joseph St. Denis, renunció en protesta porque Cassano impidió que investigara la contabilidad de AIGFP.

Se levanta una advertencia


En el año 2005, Raghuram Rajan – el entonces jefe de economistas del Fondo Monetario Internacional – entregó un tratado en el simposio del Jackson Hole, donde se reúne la élite de la banca mundial.

El tratado de Rajan hablaba de incentivos que generaban bonificaciones basadas en utilidades a corto plazo, sin imponer sanciones por pérdidas posteriores.

Estos incentivos – según Rajan – incitaban a correr más riesgos que podrían destruir eventualmente, llevar a la bancarrota, a sus respectivas corporaciones… y lo que podría ser peor: destruir todo el sistema financiero.

Estaba claro que si uno salía ganando dos o diez millones de dólares más al año por poner en riesgo la empresa que se representaba, cuando otros serían los que pagarían la cuenta, no uno… sería muy fácil entender cómo, en su mayoría, todos estuvieron dispuestos a “tomar” esos riesgos.

La necesidad era insaciable 

Para estos individuos que conocieron la manera de enriquecerse a través de una manera tan sencilla, a costa de millones y de millones seres humanos que creyeron en ellos, nunca había suficiente.

No querían tener una casa, sin o cinco. Un apartamento costoso en la Park Avenue de Nueva York, sus propio jet privado. Sus compensaciones, sin embargo, no se justificaban en lo absoluto.

¡Una verdadera locura!

En una típica emisión de valores emitida por Goldman Sachs, por ejemplo, se evidenciaban prestatarios que habían recibido en promedio el 99.3% del valor de sus financiadas viviendas, lo que significaba que no habían invertido prácticamente un centavo en sus propiedades.

A la primera de cambio, estos prestatarios podrían – perfectamente – abandonar sus hipotecas y dejar de pagar.

Al menos, tendríamos que pensar que no era la manera tradicional de hacer préstamos. Había que estar loco.

Sin embargo, al revisar unos 8 mil préstamos similares, para cuando Goldman Sachs y las agencias calificadoras acababan de armar el “paquete”, el 66% de aquellos créditos salían con calificativos triple A (AAA), los cuales los equiparaban con la seguridad que ofrecen los valores del gobierno: ¡una verdadera locura!

Un lobo cuidando ovejas



Goldman Sachs vendió un mínimo de 3100 millones de dólares de estos CDO’s en la primera mitad del año 2006. El CEO de Goldman Sachs era Henry Paulson, el CEO mejor pagado de Wall Street, para la época. En mayo de 2006, el entonces-Presidente George W. Bush, lo nominó para que cubriera el cargo de Secretario de la Tesorería, un lobo cuidando ovejas. Bush alegó, entonces, que Paulson le había dedicado su vida a los negocios y que conocía profundamente los mercados financieros… que tenía una reputación bien ganada como un individuo cándido e íntegro.

Para muchos, aceptando su nuevo cargo, Paulson tomó una de las mejores decisiones financieras de su vida. Se vio obligado a vender sus 485 millones de dólares en acciones de Goldman Sachs para poder trabajar para el gobierno, pero debido a una ley que pasó el primer presidente Bush, Paulson no tuvo que pagar un centavo en impuestos. El “negocio” le produjo 50 millones de dólares.


Uno de los grupos que compró los valores de Goldman Sachs, confeccionados por el “íntegro” de Paulson, los cuales no valían nada, fue el “Sistema de Retiro de Empleados de Mississippi”, el cual maneja las pensiones de unos 80 mil ancianos retirados, quienes perdieron millones de dólares y ahora están en el proceso de demandar a Goldman Sachs.

Gracias a la audacia de Paulson, los empleados de Goldman Sachs ganaban un promedio de 600 mil dólares anuales como compensación, comparado con los 18 mil dólares de beneficios que recibían los asociados del “Sistema de Retiro de Empleados de Mississippi”, timados por Paulson y su empresa. La compensación de Paulson en el año 2005 fue de 31 millones de dólares.

Las siguientes jugadas de Goldman Sachs

Al finalizar el año 2006, Goldman Sachs había dado un paso más osado. No solamente vendía CDO’s tóxicos sino que comenzó a apostar en contra de ellos, mientras los recomendaba a sus clientes como inversión segura. Comprando “Seguros de Impago de Dueda” (SID’s) de AIG, Goldman Sachs podía apostar en contra de CDO’s que no eran suyos y cobrar cuando éstos perdieran su valor.

Goldman Sachs promovió las compras de los SID’s de AIG, invirtiendo 22 mil millones de dólares en estas pólizas. Llegaron a invertir tanto en SID’s de AIG que temieron que podrían llevar a la quiebra a la mayor compañía de seguros del mundo, así que decidieron gastar 150 millones de dólares asegurándose en contra de un posible colapso de AIG. Entonces, en el año 2007, Goldman Sachs, llegó aún más lejos: comenzaron a vender CDO’s diseñados, específicamente, para que entre más dinero perdieran sus clientes, mayores serían sus utilidades.

En abril de 2010, los altos directivos de Goldman Sachs comparecieron ante el congreso de Estados Unidos.

Un negocio doble

John Paulson fue el fundador y presidente de Paulson & Co. de Nueva York, que se encargaban del negocio de los fondos de inversión libre.

Un fondo de inversión libre, (en inglés: hedge fund, «fondo de cobertura»), también denominado instrumento de inversión alternativa y fondo de alto riesgo es un instrumento financiero de inversión.

El término hedge fund se aplicó por primera vez a un fondo gestionado por Alfred Winslow Jones que combinaba posiciones cortas y largas en valores con el fin de realizar una cobertura de la cartera frente a los movimientos del mercado.

Los fondos de inversión son gestionados por despachos, firmas de corredurías de bolsa, gestoras de fondos y por bancos de inversión.

Paulson ganó 12 mil millones de dólares apostando en contra de las hipotecas. 

Cuando ya no había valores contra las cuales apostar, trabajo con Goldman Sachs y el Deutsche Bankpara crear más CDO’s.

Morgan Stanley también vendía valores y apostaba en contra de ellos… ahora están siendo demandados por fraude por el “Fondo de Retiro de Empleados de las Islas Vírgenes”.

La demanda alega que Morgan Stanley sabía que los CDO’s era basura. 

Aunque eran calificados de AAA, Morgan Stanley apostaba en su contra, a sabiendas de que no eran unos productos en los cuales se podían confiar.

El negocio era redondo: ganaban dinero vendiendo los CDO’s basura y cuando estos reventaban, le cobraban a AIG el seguro ya que, inmediatamente que colocaban estos CDO’s tóxicos, contrataban el SID con AIG para cobrar cuando, irremediablemente, estos CDO’s explotaban.

Un año después, Morgan Stanley había ganado cientos de millones de dólares, mientras los inversionistas – sus clientes – lo habían perdido casi todo.

Pero John Paulson y Morgan Stanley no eran los únicos.

Los fondos Tricardía y Magnetar, ganaron ingentes fortunas apostando en contra de CDO’s diseñados y colocados en el mercado por ellos mismos, con la complicidad de Merrlill Lynch, J.P. Morgan y Lehman Brothers.

Todas estas instituciones financieras de alta credibilidad y respetabilidad, les vendían los CDO’s a sus clientes, alegando que se trataban de inversiones seguras.

La complicidad de las agencias calificadoras

Las tres agencias calificadoras: Moody’s, S&P y Fitch, ganaron fortunas incalculables calificando valores riesgosos con las tres A (AAA). Moody’s, la agencia calificadora más grande de las tres,cuadruplicó sus utilidades entre los años 2000 y 2007.


PARTE III
La Crisis

Ben Bernanke se convirtió en el presidente de la Reserva Federal en el año 2006, el año de mayor actividad de colocación de hipotecas “subprimes”.

Pero a pesar de las numerosas advertencias, Bernanke y la Reserva Federal no hicieron absolutamente nada.

Robert Gnaizda habló con Ben Bernanke y su directiva en tres oportunidades, cuando Bernanke todavía era presidente de la Reserva Federal.

Frederic Mishkin (poner su foto)

Uno de los seis directores bajo Ben Bernanke, era Frederic Mishkin, quien – a su vez – fue designado por el presidente George W. Bush en el año 2006.


Lluvia de advertencias

Ya en el año 2004, el FBI emitió advertencias sobre fraudes hipotecarios. Se reportaron evaluaciones infladas, documentos falsificados y otras actividades fraudulentas.


En el año 2005, el jefe de economistas del FMI, Raghuram Rajan, advirtió que esos incentivos eran muy peligrosos… luego vino Nouriel Roubini con su advertencia en el año 2006; el famoso artículo queAllan Sloan publicó en la revista “Fortune” y en el Washington Post, así como las advertencias repetidas provenientes del Fondo Monetario Internacional.


Se produce la implosión

En el año 2008, las reposesiones de casas (los embargos hipotecarios) se dispararon al infinito y la cadena alimenticia de valoración experimentó una implosión. Los prestamistas ya no podía vender sus préstamos a los bancos de inversión y al perderse los préstamos, docenas de prestamistas quebraron.

El mercado de los CDO’s colapsó, dejando a los bancos de inversión con miles de millones de dólares en préstamos, CDO’s y propiedades que no podían vender.
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Cuando la crisis comenzó, tanto el gobierno de Bush como la Reserva Federal, estaban fuera de la jugada… no entendían la magnitud del problema.

Revienta el Bear Stearns

En marzo del año 2008, el banco Bear Stearns se quedó sin efectivo y fue adquirido por dos dólares la acción por JP Morgan Chase. El negocio recibió el apoyo de 30 mil millones de dólares en garantías de la Reserva Federal. Lo peor del asunto: un mes antes de la quiebra de Bear Stearns, el banco obtuvo una calificación de A2… una calificación excelente.

En aquel momento, el gobierno pudo haber entrado y pudo haber adoptado medidas para reducir el riesgo que amenazaba a todo el sistema financiero.

Revientan Fannie Mae y Freddie Mac

El 7 de septiembre de 2008, Paulson anunció la adquisición federal de Fannie Mae y Freddie Mac, los dos mayores prestamistas de Estados Unidos, que colapsaban. Días antes de la explosión, ambas instituciones fueron beneficiadas con el calificativo triple A (AAA).

Revienta Lehman Brothers

Dos días después, Lehman Brothers anunció unas históricas pérdidas de 3200 millones de dólares y sus acciones colapsaron.

Días antes, fue beneficiada la institución con la calificación A2 y lo mismo sucedería con AIG días antes de quebrar.

Los efectos de la explosión de Lehman Brothers cayeron como sorpresa.

Evidentemente existían grandes problemas dentro de la industria financiera norteamericana, de los cuales muy pocos tenían conocimientos.

Las ratas abandonan el barco


Fred Mishkin renunció a su posición de director en la Reserva Federal en agosto 2008, alegando que deseaba volver al mundo de la enseñanza en la Universidad de Columbia.

El hundimiento de la industria


El 12 de septiembre de 2008, Lehman Brothers se quedó sin efectivo y toda la industria de bancos de inversión se hundía.

La estabilidad del sistema financiero global peligraba.

Ese fin de semana, Henry Paulson y Timothy Geithner, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, llamaron a una junta de emergencia con el CEO de Morgan Stanley – John J Mack - y el CEO de JP Morgan – Jamie Dimon -, el CEO de Goldman Sachs – Lloyd Blankfein.

Ahí mismo se descubrió que Lehman Brothers no era el único que estaba en graves dificultades, Merrill Lynch también se encontraba al borde de la quiebra y ese mismo domingo fue adquirido por el Bank of America.
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El único banco interesado en Lehman Brothers era la firma británica Barclays, pero los reguladores británicos exigieron garantías por parte del gobierno norteamericano… y Paulson se negó a darlas.

Paulson y Bernanke no consultaron con otros gobiernos y no entendían las leyes de bancarrota de otros países. Bajo las leyes británicas, la oficina de Lehman Brothers en Londres, debía cerrar inmediatamente.

Todas las transacciones se detuvieron… miles y miles y miles de transacciones. Los fondos de cobertura de Lehman Brothers en Londres, no eran suficientes como para recuperar los activos.

La quiebra de Lehman Brothers colapsó el mercado de papel comercial, es decir: el relacionado con las inseguras notas promisorias con vencimientos entre uno y 270 días, de las cuales muchas empresas dependían para pagar gastos como la nómina.

Revienta AIG

Esa misma semana, AIG debía 13 mil millones de dólares en “Seguros de Impago de Deuda” (SID’s) y no tenía dinero con el cual hacerle frente a la demanda.

El 17 de septiembre de 2008, el gobierno federal se apropia de la mayor empresa aseguradora del mundo y al día siguiente, Paulson y Bernanke le piden al congreso de Estados Unidos 700 mil millones de dólares para salvar a los bancos.

Advirtieron que la alternativa sería un colapso financiero catastrófico.


El Gran Rescate de AIG
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Cuando AIG fue rescatado, los dueños de sus “Seguros de Impago de Deuda” (SID’s), entre los que destaba Goldman Sachs, recibieron 61 millones de dólares al día siguiente.

Paulson, Bernanke y Tim Geithner, obligaron a AIG a pagar 100 centavos por dólar, en vez de negociar precios más bajos.

El rescate de AIG le costó a los contribuyentes norteamericanos más de 150 mil millones de dólares.

160 mil millones de dólares pasaron por AIG y 14 mil millones terminaron en Goldman Sachs. 

Al mismo tiempo, Paulson y Geithner – como parte del rescate – forzaron a AIG a renunciar al derecho de demandar a Goldman Sachs y a otros por fraude. 
Bush al rescate





El 4 de octubre de 2008, el Presidente Bush firmó la ley de rescate, pero los mercados mundiales seguían cayendo como postalitas, por miedo a que se hubiera iniciado una recesión global mundial.

Se había perdido la fe en las instituciones y en los líderes mundiales.

La ley de rescate, sin embargo, no hace absolutamente nada para frenar la oleada de despidos y reposesiones de propiedades.

El desempleo en EEUU y Europa ascendió, oficialmente, al 10%... aunque la cifra real era muchísimo mayor.

La recesión se aceleró y se extendió a todos los rincones del mundo.

En diciembre de 2008, General Motors y Chrysler encaraban la quiebra y como los consumidores norteamericanos redujeron sus gastos, las ventas de los fabricantes chinos se desplomaron.

Más de diez millones de obreros chinos perdieron sus empleos.

as economías mundiales se vinieron abajo.

Las ejecuciones de hipoteca en EEUU llegaron a 6 millones para el año 2010. Cada vez que se ejecuta la hipoteca de una vivienda, afecta a todos alrededor de ella.

Esa propiedad se vende por menos de lo que vale. Quizás la gente que la pierde la deja de mantener.

Se calcula que nueve millones más de viviendas se perderán, antes de que el mercado comience a recuperarse algún día.

PARTE IV
¿Quiénes son los responsables?

Aquellos que destruyeron sus propias empresas y llevaron al mundo a una crisis, salieron del desastre con sus fortunas intactas.

Los cinco ejecutivos más altos de Lehman Brothers, ganaron más de un mil millones de dólares entre los años 2000 y 2007 y cuando la firma quebró, se quedaron con todo ese dinero.

El CEO de Countrywide, Angelo Mozilo, ganó 470 millones de dólares entre 2003 y 2008. 140 millones de dólares los obtuvo de las ventas de sus acciones de Countrywide, 12 meses antes de que la compañía se hundiera.

La directiva de una empresa es responsable si la misma quiebra. 

Ella contrata al gerente (CEO) y éste toma las decisiones y grandes estrategias. El problema en EEUUradica en cómo se elige esa mesa o junta directiva. La junta directiva, en muchos caos, es elegida por el gerente.

En EEUU, los bancos ahora son más grandes, más poderosos y están más concentrados que nunca. Hay menos competidores.

Bancos grandes absorbieron a los chicos. JP Morgan, por ejemplo, es todavía más grande que antes. JP Morgan adquirió primero a Bear Stearns y luego a Wamu (Washington Mutual); Bank of America absorbió a Countrywide y a Merrill Lynch… Wells Fargo adquirió Wachovia.
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Después de la crisis, la industria financiera, incluyendo los “Servicios Financieros Roundtable”,trabajaron más duro que antes para combatir las reformas.

El sector financiero emplea a 3 mil cabilderos, más de cinco por cada miembro del congreso deEstados Unidos de América.

Entre 1998 y 2008 la industria financiera gastó cinco mil millones de dólares en cabildeo y contribuciones políticas y desde la crisis, está gastando aún más.

La industria financiera también ejerce una influencia muy sutil, sobre la cual pocos estadounidenses conocen:

ha corrompido el estudio de la economía en sí.

Desde los años 80, los economistas académicos han sido grandes defensores de la desregulación y han influido en la creación de políticas gubernamentales.

Muy pocos de esos expertos nos advirtieron de la crisis.

Aún después de la crisis, muchos se oponían a la reforma.

Muchos académicos ganan fortunas calladamente, mientras ayudan a los financieros a formar política gubernamental.

El Analysis Group, Charles River Associates, Compass Lexecon, y el Law & Economics Consulting Group manejan la multimillonaria industria que contratan a expertos economistas.


Dos banqueros que usaron estos servicios, fueron Ralph Cioffi y Matthew Tannin, directores de fondos de Bear Stearn, juzgados – ambos – por fraude. Tras contratar al grupo asesor, fueron exonerados. A Glenn Hubbard le pagaron cien mil dólares por testificar en su defensa.



Hubbard gana 250 mil dólares al año como directivo de MetLife y ebtuvo en la directiva de Capmark, un prestamista importante durante la burbuja que se declaró en bancarrota en el año 2009.

También asesoró a Nomura Securities, a la Corporación Financiera (KKR) y a muchas otras firmas.
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Laura Tyson, es una profesora en la Universidad de California en Berkeley.

Dirigió el Consejo de Asesores Económicos y luego el Consejo Económico Nacional en el gobierno deBill Clinton. 

Al salir del gobierno, ingresó a la directiva de Morgan Stanley, que le pagaba 350 mil dólares al año.
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Ruth Simmons, presidente de la Universidad de Brown, gana más de 300 mil dólares al año en la junta directiva de Goldman Sachs.


Larry Summers, quien impulsó la desregulación de derivados, fue nombrado presidente de Harvarden el año 2001, de ahí ganaba millones asesorando a los fondos de cobertura… y millones más como conferencista contratado por bancos de inversión.

De acuerdo a su reporte federal de revelación, Summers tiene un patrimonio neto de entre 16 y 39 millones de dólares.

Frederic Mirshkin, quien volvió a enseñar en Columbia University al salir de la Reserva Federal,reportó en su formas federales que su patrimonio neto oscilaba entre los 6 y 17 millones de dólares.

Richard Portes, un famoso, reconocido y respetado economista británico y profesor de administración de empresas en Londres, también – a pedido de la misma Cámara de Comercio de Islandia – escribió un reporte, en el año 2007, alabando las finanzas de Islandia.

El reporte de Portes tampoco reveló el pago recibido por parte de la Cámara de Comercio de Islandia.

En el año 2004, cuando la burbuja estaba en su momento más productivo, Glen Hubbard escribió un estudio con William Dudley, el jefe de economistas de Goldman Sachs. 

En él, Hubbard alabó los derivados y la cadena de bursatilización, alegando que mejoraron la asignación de capital y la estabilidad financiera.

Decía el estudio Hubbard-Dudley que la economía era menos volátil y las recesiones se habían vuelto menos frecuentes y severas.

Los derivados protegían a los bancos de pérdidas y ayudaban a distribuir el riesgo más ampliamente.


PARTE V
¿Dónde nos encontramos?

El incremento del poder del sector financiero en Estados Unidos, fue parte de un cambio más grande.

Desde los años 80, Estados Unidos se ha vuelto una sociedad más desigual. Su dominio económico ha disminuido.

Empresas como General Motors, Chrysler y US Steel, que constituían el núcleo de la economía estadounidense, fueron mal manejadas y las rebasaron sus competidores extranjeros.

Al abrir sus economías países como China, las compañías norteamericanas exportaron trabajos para ahorrar dinero.

Decenas de miles de obreros estadounidenses fueron despedidos. 

La base industrial norteamericana fue destruida en unos pocos años. 

Al descender la fabricación, otras industrias ascendieron. Estados Unidos es el líder en tecnología informática, donde hay muchos trabajos que pagan bien, pero esos trabajos requieren de educación y para muchos estadounidenses, la educación universitaria es cada día más inaccesible.

Mientras universidades privadas, como Harvard, tienen fortunas, las universidades públicas tienen menos fondos y cobran más.

La colegiatura para las universidades públicas de California, subió de 650 dólares en 1970 a más de 10 mil dólares en el año 2010. 

El factor que más influye en la participación en la educación universitaria es el dinero que se requiere para pagarla.

Mientras tanto, la política de impuestos cambió a favor del rico.

La mayoría de los beneficios de los recortes de impuestos fue para el uno por ciento de los norteamericanos.

La desigualdad de la riqueza en Estados Unidos, es hoy mayor que en ningún otro país desarrollado.

Las familias norteamericanas respondieron de dos maneras: trabajando más horas… y endeudándose.

Los más perjudicados, al final del día, fueron los miembros de la llamada clase media.

Las familias norteamericanas pidieron prestados para financiar casas, atención médica, sus carros… y la educación de sus hijos.

La gente en el 90% inferior perdió terreno entre 1980 y 2007. 

El dinero se fue al 1% de arriba. Por primera vez en la historia de los norteamericanos, el promedio de sus habitantes tienen menos educación y menos prosperidad que sus padres.

Al comenzar la crisis financiera, justo antes de las elecciones de 2008, Barak Obama señaló la avaricia de Wall Street y las fallas regulatorias como ejemplo de la necesidad de cambio.

Después de ascender al poder, el Presidente Obama señaló la necesidad de reformar el sistema financiero.

Pero al implementarlas a mediados del año 2010, las reformas financieras fueron débiles y en varias áreas críticas, incluyendo el de las agencias calificadoras, cabildeo y compensaciones, no se propuso nada significativo.

Las “nuevas” caras la de la nueva Adm Obama



Obama escogió a Timothy Geithner como Secretario de Tesorería. Geithner presidió la Reserva Federal de Nueva York en la crisis e influyó mucho para pagarle a Goldman Sachs el 100% por sus apuestas contra las hipotecas-basuras, aseguradas con AIG.


El nuevo presidente de la Reserva Federal de Nueva York es William C Dudley, ex jefe de economistas de Goldman Sachs, cuyo estudio con Glenn Hubbard alababa a los derivados.

El jefe de gabinete de Geithner es Mark Patterson, un ex cabildero de Goldman y un importante asesor es Lewis Sachs, quien supervisó a Tricadia, una compañía que se involucró mucho en apostar en contra de los valores que ella misma vendía.



Como jefe de la Comisión de Compraventas de Futuros (Commodity futures Trading Commission),Obama escogió a Gary Gensier, un ex alto ejecutivo de Goldman Sachs, quien ayudó a prohibir las regulaciones de los derivados.

En la Comisión de Valores e Intercambio (US Securities and Exchange Commission), el presidenteObama colocó a Mary Schapiro, ex CEO de FINRA, el organismo de auto regulación de los bancos de inversión.


El jefe de gabinete de Obama es Rahm Emanuel, quien ganó 320 mil dólares como directivo de Freddie Mac.


Tanto Martin Feldstein como Laura Tyson, pertenecen al Consejo Asesor para la Recuperación Económica


El jefe de asesores econmicos de Obama es Larry Summers.

En septiembre del año 2009, Christine Lagarde – ministra de finanza de Francia – y los ministros de finanzas de Suecia, Holanda, Luxemburgo, Italia, España y Alemania, les pidieron a los países delG20, incluyendo a Estados Unidos, por supuesto, que regularan estrictamente las compensaciones bancarias y en julio del año siguiente (2010), el parlamento europeo impuso esas regulaciones… el gobierno de Barack Hussein Obama II no respondió.

A mediados del año 2010ningún ejecutivo financiero importante había sido enjuiciado, ni siquiera arrestado.

No se ha nombrado a un fiscal especial… ni una sola institución financiera ha sido juzgada por fraude de valores o de contabilidad.

El gobierno de Obama no ha tratado de recuperar la compensación… es decir: los ingentes bonos recibidos durante la burbuja por los altos ejecutivos de aquellas instituciones financieras que llevaron al mundo al borde del colapso y se quedaron con billones y billones del dinero de la gente común.

En una industria en la que se usa drogas y facturan los servicios de prostitutas como gastos de negocios en una escala industrial, no sería difícil hacer a la gente hablar, si quisieran…

En el año 2009, al llegar el desempleo a su nivel más alto en 17 años, Morgan Stanley pagó en remuneraciones a sus empleados más de 14 mil millones de dólares y Goldman Sachs más de 16 mil millones de dólares.

En el año 2010, las bonificaciones fueron aún más altas.


Para mayor comprensión de este tema, les sugerimos visitar los siguientes blogs del Dr. José H Valladares:

http://volandoconlacrisis.blogspot.com.es/

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