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lunes, 8 de abril de 2013

España en la Economía Global: Panorámica


España en la Economía Global: Panorámica
Por Nasser Khoury y Xavier Massa

Como adelantamos en la introducción, el primer número de la serie lo prestamos a dar una mirada panorámica sobre características de la base territorial del Estado español. 
Para ello trazamos un camino que parte de algunos aspectos geográficos, seguidos por sociales, demográficos y finalizando con otros económicos.
En estas líneas escasas hemos sintetizado en función de criterios de nuestro interés, dejando atrás un sinfín de otros, más o menos interesantes o esclarecedores. A modo de decálogo y utilizando fuentes oficiales nacionales –INE, Ministerios-, y de organismo internacionales –ONU, Banco Mundial, OMC, etc.- hacemos nuestra presentación.
El Reino de España con su medio millón de km2 es el 52º estado más grande del mundo, cuyos principales recursos naturales son carbón, tierra de lignito, mineral de hierro y cobre.
Los principales peligros naturales que amenazan son las sequías periódicas e inundaciones ocasionales, así como la galopante contaminación del Mar Mediterráneo debido a aguas residuales, deforestación y la desertificación en varias partes del territorio.
Recogido en indicadores sociales del Instituto Nacional de Estadística, el 74% de la población habla exclusivamente español castellano, un 17% habla además catalán (incluido el valenciano y aranés), 7% gallego y el 2% vasco.
Actualmente el 94% de la población se reconoce Católica Romana, y la población supera los 47 millones de personas, siendo el país 27º en número de habitantes.
En estructura por edad, el grueso se concreta entre los 25 y 45 años, con un 46% de la población concentrada en esa franja, además de que cerca del 20% de la población tiene 65 años o más. 
La media de edad es de 40, 9 años, y una tasa de crecimiento de la población del 0,65% en 2012, situándonos en la posición 142 del ranking mundial. 
En proporción de sexos hay una mujer por cada 0´97 hombres.
El 77% de la población es urbana, con una tasa de urbanización (esto es el cambio campo-ciudad) del 1% anual.
La tasa de mortalidad infantil es de 3,37/1.000 nacidos vivos, y la esperanza de vida es de 78,26 para hombres y 84,47 para mujeres.
El 97,7% de la población está alfabetizada -mayores de 17 años que pueda leer y escribir-.
La tasa de desempleo en 2013 es de 26,02%, según la encuesta de población activa, y la población por debajo del umbral de la pobreza ascendía al 22% en 2012. 
El Índice de Gini, que mide la desigualdad de ingresos de un país, -100 puntos representa la desigualdad más absoluta y 0 una igualdad perfecta-, daba a España en 2011, 34 puntos, siendo el país con mayor desigualdad de la zona euro. 
Respecto al Índice de Desarrollo Humano ajustado por desigualdad, España se ubica en la posición 17º del mundo en el año 2012.
Algunos indicadores económicos recogidos en INE, EUROSTA, FMI, OMC y CIA Factbook, arrojan los siguientes datos.
El PIB español en 2012 fue de 2,407 billones de $, siendo el 15º en el ranking mundial, con una tasa de crecimiento de -1,5%, posicionándolo en el puesto 201.
El PIB per cápita es de 30.400$, el 44º del mundo, y su composición por sectores en 2012 fue de 3,3% de aportación de la agricultura, 24,2% industria y 72,6% en servicios.
La ocupación de la fuerza laboral fue de 4,2% en agricultura, 24% industria y 71,1% en servicios.
La inversión bruta estuvo en torno al 20,6% del PIB en 2012, siendo el 87º del ranking.
Los ingresos públicos a causa de impuestos y otras tasas ascendieron al 30,2% del PIB en 2012, el 65º del mundo
Y la diferencia entre ingresos y gastos públicos provocó déficit de 7,4% de PIB , salvo “décima arriba o abajo” el 187º del mundo.
La deuda pública, del 83,5% del PIB, es la 22º de mayor peso, y la inflación en 2012, a precios de mercado, fue del 2,5%.
La tasa de interés media de la banca comercial española fue del 7,3% a 31 de diciembre del 2012, según el Banco de España.
Respecto a los sectores productivos, en el agrícola, los productos más relevantes por toneladas producidas son: 
semillas y granos -trigo, cebada, maíz-, aceitunas, uvas, remolachas, cítricos, carne de res, cerdo, aves de corral, productos lácteos y pescados.
La industria y según INE, en el año 2012 y basado en la cifra de negocios, las actividades más relevantes fueron: 
industria extractiva, energía, agua y residuos; alimentación, bebidas y tabaco; material de transporte; metalúrgica y fabricación de productos metálicos; industria química y farmacéutica; madera, corcho, papel y artes gráficas.
 La tasa de crecimiento de la producción industrial fue de -1,9% en 2011, la 154º del mundo.
En sector terciario, también según INE, los servicios más característicos por volumen de facturación fueron:
 transporte y almacenamiento; información y comunicación; actividades profesionales y científicas; actividades administrativas y servicios auxiliares y hostelería.
Según la Organización Internacional de Turismo, España es el cuarto destino turístico del mundo por detrás de Francia, Estados Unidos y China.
Observando el sector exterior, en el 2011 la balanza por cuenta corriente tiene un déficit cercano a los 20 mil millones de $, la 181º del mundo. 
Y el déficit energético ha aumentado un 13,9% en el último año.
La tasa de cobertura, el porcentaje de las importaciones que podemos pagar con nuestras exportaciones, alcanza el máximo de 87,86%, en el 2012, un dato sin precedentes desde que hay registros.
La exportaciones en 2012 fueron de 303,8 mil millones de$, la 19º del mundo, mientras que las importaciones ascendieron a 322 mil millones, ocupando la posición 18º en el ranking planetario.
Las exportaciones más significativas en 2012 fueron 
maquinaria, vehículos de motor, productos alimenticios y farmacéuticos, mientras que las importaciones más relevantes son: instrumentos de control de maquinaria y equipo de combustibles, productos químicos, productos semielaborados, productos alimenticios, bienes de consumo y equipos médicos.
Los principales socios de exportación son 
Francia 17%, Alemania 10%, Portugal 8,3%, R.U 6,7%
Respecto a las importaciones, sus procedencias son de
Alemania 13%, Francia 11,8%, Italia 6,7%, China 5,8%, Países Bajos 5% y R.U 4,5%.


LA TRAMPA DE LA DEVALUACIÓN INTERNA

En este artículo se expone una crítica a la teoría de la devaluación interna, abrazada por los economistas convencionales, gran parte de los sindicatos mayoritarios y también por el Partido Socialista. 
Se demuestra que los problemas de la economía española no son debidos a elevados salarios sino a la configuración del modelo productivo, la desigualdad interna y la estructura exportadora del país. 
Es un resumen de un texto más amplio y completo que será publicado en la revista ‘Pensar desde Abajo’ en las próximas semanas.



La economía española ha crecido durante las últimas décadas con importantes desequilibrios en su sector exterior, lo que ha tenido su reflejo en una cuenta corriente muy deficitaria y el consecuente endeudamiento externo que ahora lastra las posibilidades de recuperación clásica de la economía. 
Dicho de otra forma, dado que el crecimiento español ha sido financiado externamente… cuando los fundamentos de este modelo se han roto sólo ha quedado un reguero de deudas pendientes (de carácter privado fundamentalmente).
Históricamente este tipo de desequilibrios han sido corregidos a través de devaluaciones monetarias, las cuales permitían obtener artificialmente mejoras en la competitividad. Sin embargo, y debido a la actual existencia de una unión monetaria en torno al euro, esa opción es imposible. 
Por esa razón los economistas convencionales entienden que en el marco institucional actual (conservando la unión monetaria y respetando los tratados europeos) sólo cabe realizar una devaluación interna. 
Esto, traducido al castellano, implica aceptar que las ganancias de competitividad sólo se pueden lograr reduciendo tanto salarios como márgenes de beneficios empresariales [1].
La cuestión es que no sólo los economistas convencionales, asociados a la teoría neoclásica, han aceptado estas tesis. También los economistas políticamente socioliberales han apostado por esta salida. 
Esto es lo que explica que el propio Rubalcaba y los dos grandes sindicatos estén defendiendo la moderación salarial como vía de recuperación de la economía española [2].
Los desequilibrios externos de la economía española
La balanza de pagos de la economía española ha reflejado recientemente fuertes distorsiones derivadas de su modelo de crecimiento. 
Así, la cuenta corriente ha sido crecientemente deficitaria desde finales de los años noventa, especialmente empujada por la balanza de bienes y algo menos por la balanza de rentas (EUROSTAT, 2012). 
De forma paralela la cuenta financiera ha sido crecientemente superavitaria, explicando así cómo ha financiado la economía española su elevado déficit externo.
Hacia 1997 la balanza por cuenta corriente estaba relativamente equilibrada, con una contribución negativa de la balanza comercial y de la balanza de rentas que era compensada por la contribución positiva de la balanza de servicios y de las transferencias corrientes. 
Sin embargo, la balanza comercial (o de bienes) se va haciendo más deficitaria a medida que transcurren los años, sin que la contribución ligeramente cada vez más positiva de los servicios pueda contrarrestar esa tendencia.
Como se puede comprobar en el gráfico anterior, el creciente déficit externo se explica fundamentalmente por la evolución de la balanza comercial. 
No obstante, España ha conseguido fortalecer en este tiempo la mayoría de los productos que más contribuían positivamente a la cuenta comercial hasta la última década, y que son los productos agrícolas (vegetales, frutas y aceite). 
Sin embargo, se produce un cambio de signo en el sector automovilístico y un empeoramiento del saldo negativo de otros productos como los vehículos de cilindrada media, los combustibles, la industria farmacéutica, la maquinaria y la aeronáutica (Gracia, 2011). 
Esto significa, como recuerda el Consejo Económico y Social de España, que “las exportaciones se orientan en mayor medida hacia productos de contenido tecnológico bajo y medio” (CES, 2011).
Por el contrario, una situación inversa en términos comerciales ocurre con Alemania
Este país ha mostrado una cuenta corriente crecientemente superavitaria, lo que se explica por una especialización inicial en segmentos productivos de mayor gama y contenido tecnológico y por el abaratamiento relativo de las importaciones gracias a procesos continuados de deslocalizaciones de industrias de bienes intermedios (Vlachou, 2012)
A diferencia del caso español, Alemania registra superávit de forma permanente en el conjunto de productos de alta tecnología, siendo la industria del automóvil, el sector de calderería, la industria farmacéutica, la aeronáutica y las telecomunicaciones los productos que más contribuyen a la generación de superávit (Gracia, 2011).
Efectivamente, Luengo y Álvarez (2012) insisten en que Alemania y los países nórdicos “colocan en el mercado de la UE productos sofisticados y que han conquistado posiciones de liderazgo en los segmentos de media y alta gama” mientras que países de la periferia como España, Grecia o Portugal tienen estructuras comerciales “dominadas por bienes de medio y bajo calado tecnológico, que acreditan niveles de sofisticación discretos y que están presentes en los tramos inferiores de gama”.
Estos desequilibrios crecientes se han logrado compensar gracias a una incesante financiación que, como veremos más adelante y ya adelantamos en la exposición del marco teórico, ha sido generadora de deuda.
Por lo tanto parece tener bastante sentido explicar la evolución de las cuentas corrientes de los países del centro y periferia (simplificados en los casos extremos de Alemania y España) a partir de la configuración de su modelo productivo y de la dinámica de especialización (Recio, 2010). 
Sin embargo, la visión convencional deja en un lugar secundario este hecho y se centra en el análisis de indicadores agregados para medir la competitividad.
La competitividad de la economía española
Volviendo al análisis de la cuenta corriente encontramos que para la mayoría de los autores la analizada dinámica de la balanza de pagos es indicadora de los problemas de competitividad de la economía española, si bien son fenómenos económicos que se repiten en otros países periféricos como Grecia o Portugal.
La visión de la competitividad dominante asume que la mejor forma de ampliar cuota de mercado es por la vía del precio, de modo que el objetivo de toda economía sería lograr vender productos más baratos que el resto de competidores internacionales. Si la estrategia es adecuada y el modelo de crecimiento económico resulta consistente, entonces la cantidad de exportaciones logrará superar al total de importaciones.
De forma convencional se asume que la competitividad vía precios está determinada por la evolución tanto de los salarios como de la productividad, cuya relación se suele analizar a partir del indicador de costes laborales unitarios nominales (CLUn). 
En el siguiente gráfico podemos ver cómo han evolucionado recientemente estos costes laborales unitarios en algunos de los países de la zona euro. Se puede observar cómo el crecimiento de los mismos en Alemania ha sido realmente moderado en comparación con el resto de países de la zona euro. 
Esto puede explicarse a partir de la evolución salarial (menores salarios en Alemania) o de la productividad (mayor productividad en Alemania), o bien una combinación de ambas.
Dado que los costes laborales unitarios nominales son la relación entre los salarios y la productividad, conviene desglosar ambas variables. 
Y de acuerdo con los datos, lo que encontramos es que Alemania ha estado manteniendo una política muy agresiva de control de los salarios. 
Esa política ha disparado una carrera hacia la baja en los salarios que países como España o Grecia no han podido, sabido o querido seguir.
Sin embargo, aunque los salarios en España y en Grecia hayan crecido más rápido siguen siendo menores que en Alemania, como puede observarse en la siguiente tabla. 
Ello significa que si la productividad laboral y el modelo productivo hubieran sido los mismos en las tres economías, los países periféricos deberían haber sido los vencedores en la batalla competitiva vía precio.
En consecuencia, tanto la productividad como el modelo productivo son los que deben explicar las diferencias de competitividad vía precio. 
Y, como podemos comprobar a continuación, la productividad de Alemania es muy superior a la de España o Grecia, lo que sin duda tiene que ver con el modelo productivo de ambos países.
Esto nos sitúa en un plano de análisis nuevo y muy distinto al convencional, pues sugiere que la menor competitividad vía precio es debida al diseño productivo y el nivel de productividad laboral y no tanto los salarios y su crecimiento en el tiempo. 
Pero aún podemos avanzar preguntándonos si, efectivamente, el indicador de costes laborales unitarios nominales es el más adecuado para medir la competitividad. 
Pues los CLUn no tienen en cuenta más que el componente salarial del precio, dejando a un lado los márgenes de beneficio.
Por esa razón algunos autores han planteado serias críticas a este indicador a la vez que recomiendan otros alternativos (Kumar y Felipe, 2011). 
Estos economistas explican que aunque los costes laborales unitarios tienen sentido en términos físicos (sillas producidas por trabajador, por ejemplo) cuando se produce una agregación para una economía nacional no queda más remedio que valorarlo todo en términos monetarios. 
Esa valoración monetaria agregada incluye un sesgo que provoca que, en realidad, lo que se está midiendo es la participación de salarios y beneficios en la renta multiplicada por un deflactor de precios.
Dicho lo cual podemos concluir que es la relación entre la participación salarial en la renta y el deflactor de los precios lo que determina la evolución de los costes laborales unitarios nominales (Rein, 2011). 
Y, como podemos observar a continuación, los costes laborales unitarios reales han caído en España.
Si los CLUr han caído en España a la vez que han subido los CLUn debemos explicar dicho fenómeno por el comportamiento del deflactor del precio. 
Como aseguran Kumar y Felipe (2011), “el incremento en los costes laborales unitarios (en todos los países) fue debido a un incremento en el deflactor del precio usado para calcular la productividad laboral”.
Dado que los costes laborales unitarios reales (CLUr) son la participación salarial en la renta y de esa forma la inversa del mark-up agregado (del margen de beneficio), lo que estamos diciendo es que el crecimiento del deflactor del precio tiene que ver con la subida de precios impuesta por las empresas con objeto de mantener o aumentar sus márgenes de beneficio.
Kumar y Felipe (2011) sugieren dos posibilidades para explicar este fenómeno. 
La primera, que los sectores menos expuestos a la presión de la competencia exterior hayan incrementado sus márgenes de beneficios y además hayan ganado peso en la economía. 
La segunda, que estas empresas no expuestas a la competencia hayan subido los márgenes más que la bajada que han tenido que hacer las empresas sí expuestas a la competencia.
En todo caso, y aunque es necesaria más investigación, podemos concluir algunas cuestiones. 
En primer lugar, que el indicador de costes laborales unitarios nominales no tiene sentido económico y no mide adecuadamente la competitividad vía precio. 
En segundo lugar, que los problemas de competitividad de las economías de la periferia no tienen que ver con su peso salarial sino con el diseño del modelo productivo. 
Como aseguran Storm y Naastepad (2011) 
“el problema real de España, Grecia, Italia y Portugal 
es la falta de competitividad más allá de los precios”.
Las pruebas empíricas
Yendo un poco más allá podríamos poner a prueba la tesis convencional según la cual los costes laborales unitarios nominales muestran una pérdida de competitividad. 
En un contexto de globalización económica en el que China ha emergido como un extraordinario competidor, debería haber supuesto una reducción sistemática de las cuotas de mercado de los productos españoles. 
Sin embargo, los datos aportados por la Organización Mundial del Comercio muestran que España es uno de los países que menos cuota de mercado ha perdido en las dos últimas décadas.
Mientras es evidente que la irrupción de China en el tablero global ha ido en detrimento de países como Alemania, Francia y Reino Unido, no puede decirse lo mismo de España.
Bajando un poco más a lo concreto podemos observar cómo, de hecho, la cuota de mercado de España es la que menos decrece en casi todas las partidas de bienes entre los países seleccionados, habiendo incluso casos (como en las prendas de vestir) donde se ha ganado cuota de mercado.
Estos datos señalan que en España se da la llamada Paradoja de Kaldor, la cual mostraría que crecientes costes laborales unitarios nominales son compatibles con mantenimiento o crecimiento de la cuota de mercado.
Conclusiones
Lo que estas notas aportan es que el problema económico de España, Grecia y Portugal está asociado con su modelo productivo y su inserción en la economía mundial
Eso significa negar que la clave de la explicación de la crisis resida en un comportamiento supuestamente elevado de los salarios, de lo que derivaría la receta de la devaluación interna.
Una devaluación interna, de hecho, sólo puede conseguir agravar el problema de la recesión. 
Que es lo que se está demostrando en los países que se “benefician” de rescates y planes de ajuste con esa filosofía. 
Eso sí, la devaluación interna marca un horizonte de incremento de desigualdad, deterioro de los servicios públicos y, en general, reconfiguración del modelo de sociedad que es perfectamente funcional a los intereses económicos del capital productivo y financiero alemán. 
Que es, casualmente, quien pilota esta máquina de la actual Unión Europea.
NOTAS:
[1] Recordemos que a nivel contable el valor añadido se puede dividir en la participación salarial y en la participación empresarial, lo que explica que los precios puedan verse como la suma de un margen por unidad de producto al salario por producto. Explicación detallada.
[2] Con anterioridad a la última reforma laboral del Partido Popular, en enero de 2012 los sindicatos de C.C.O.O. y U.G.T. pactaron con la patronal un programa titulado “II Acuerdo para el empleo y la Negociación Colectiva” que pivotaba sobre la asunción de compromisos para con la moderación salarial. 
El líder del Partido Socialista, el diputado Rubalcaba, se felicitó por aquel acuerdo y desde entonces no ha dejado de defender la moderación salarial como fórmula para salir de la crisis, aunque buscando matices en los que diferenciarse del Gobierno. 
Estas fueron sus palabras el 23 de octubre de 2012 en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado 2013:
Ustedes tenían dos fórmulas de abordar el tema de la moderación salarial, que es algo en lo que nosotros coincidimos: tenían un pacto de rentas o tenían una reforma laboral que deja en manos de los empresarios el descenso de los salarios de forma unilateral.  
Ustedes han optado por esta segunda. Yo creo que es un error. Es un error desde el punto de vista de la demanda interna y desde el punto de vista del consumo. 
Es un error, pero sobre todo es un error desde el punto de vista de la justicia social, porque se pide moderación siempre a los trabajadores y se olvida uno de los beneficios, y por lo tanto de los precios. Es un error, pero ustedes están en eso: austeridad y moderación salarial
Esa es exactamente la política que usted presenta en estos presupuestos.

 FUENTE 1er Art.-  diagonalperiodico.net

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